El Atl¨¦tico pierde la gracia
Pese a dominar, el equipo rojiblanco no es capaz de derribar a un Recre que pudo sorprender
Domin¨®. De sobra, adem¨¢s. Pudo ganar con aquel disparo salvaje de Luis Garc¨ªa que Sorrentino mand¨® a un lateral. O con la vaselina de Ag¨¹ero que el portero dej¨® en nada. O con los pases interiores de Forl¨¢n, el mejor del partido, que sus compa?eros fueron desperdiciando sin disimulo. El Atl¨¦tico se adue?¨® del bal¨®n en Huelva, apost¨® por el toque y se volvi¨® a casa con un paup¨¦rrimo premio. Y a¨²n le pudo ir peor. Lo evit¨® Abbiati.
Le ten¨ªa ganas el Recre (empezando por su p¨²blico) a Ag¨¹ero, a quien no perdona que la pasada temporada le birlara la victoria en el Calder¨®n merced a aquel c¨¦lebre gol que sali¨® de su mano enguantada. As¨ª que el chico recibi¨® todo tipo de improperios por parte de la grada cada vez que se dejaba ver. Y recibi¨® alguna que otra patada, seis seg¨²n el ¨¢rbitro (muchas m¨¢s seg¨²n ¨¦l) que cortaron de ra¨ªz casi todas sus arrancadas. Por ah¨ª sufri¨® el Atl¨¦tico, que no logr¨® darle continuidad a su juego.
RECREATIVO 0 ATL?TICO 0
Recreativo: Sorrentino; Pampa Calvo, C¨¢ceres, Bouz¨®n, Poli; Marquitos (Barber, m. 67), V¨¢zquez, Martins (Rosu, m. 81), Aitor; Camu?as (Varela, m. 87) y Sinama. No utilizados: Luque; Quique ?lvarez, Dani Bautista y Congo.
Atl¨¦tico de Madrid: Abbiati; Perea, Pablo, Eller, Pern¨ªa; Maxi, Cleber, Ra¨²l Garc¨ªa, Simao (Reyes, m. 67); Ag¨¹ero (Luis Garc¨ªa, m. 67) y Forl¨¢n. No utilizados: Falc¨®n; Valera, Z¨¦ Castro, Miguel y Mista.
?rbitro: Daud¨¦n Ib¨¢?ez. Amonest¨® a Pablo, Pampa Calvo, Maxi, Poli, Bouz¨®n, Reyes y Perea.
Unos 20.000 espectadores en el Colombino.
Vivi¨® enfadado Ag¨¹ero. Con el p¨²blico, que le ensordeci¨®; con los rivales, que le acosaron; con su f¨²tbol, que le abandon¨®. Tuvo en sus pies el partido, el triunfo, la gloria. Pero se fue solo y dolorido al vestuario. Tuvo dos ocasiones para romper las dudas y dinamitar el choque. Las tir¨® a la basura pese a que en ambas s¨®lo le acompa?aba la soledad. En una resolvi¨®, es un decir, con un disparo, o algo as¨ª, tan flojo, tan poca cosa que Sorrentino lo detuvo con los ojos cerrados. En la otra intent¨® marcar de vaselina, esa maldita vaselina que se empe?a en conseguir. Ni se inmut¨® Sorrentino, que la caz¨® en el salto.
Al Atl¨¦tico le dio por el toque, un hecho poco habitual siendo como es un equipo m¨¢s proclive al f¨²tbol directo. Lleg¨® incluso a enhebrar jugadas de m¨¢s de 30 pases, que le llevaron a ejercer un dominio a ratos aplastante. Mand¨® en el partido, sin sufrir m¨¢s que cuando su defensa, que cumpli¨® mejor que en ocasiones precedentes, se enfrentaba a cualquier jugada a bal¨®n parado. Porque puede ocurrir, y ocurre, que con un simple centro lejano la zaga del Atl¨¦tico se eche a temblar, se l¨ªe, se descomponga, se abochorne. Dos ejemplos: largo viajaba el bal¨®n remitido desde 50 metros y a por ¨¦l se fue Pablo, que midi¨® mal y se qued¨® sin aire, sin sitio y sin bal¨®n. Con la mano lo detuvo. Peor le fue a Pern¨ªa, que quiso sujetar la pelota con el pecho en el mismo borde del ¨¢rea y no hizo sino dejarlo a los pies de Camu?as, que se plant¨® solo ante Abbiati para que ¨¦ste rechazara su disparo en una magn¨ªfica intervenci¨®n.
El partido fue, casi siempre, del Atl¨¦tico, al que el Recre regal¨® el bal¨®n excepto en un tramo del segundo acto. Y es que el conjunto de V¨ªctor Mu?oz tiene poco (o nada) que ver con el equipo que deslumbr¨® la pasada temporada. Las ausencias de Viqueira y, sobre todo, de Cazorla, le han dejado hu¨¦rfano de imaginaci¨®n en el centro del campo. Es ah¨ª donde desperdicia su valiente apuesta. Ayer tuvo un par de oportunidades que Abbiati mand¨® al limbo, pero siempre dio la sensaci¨®n de que se conformaba con no ser arrasado por su rival.
S¨®lo cuando dej¨® de preocuparse por Ag¨¹ero, y el Atl¨¦tico baj¨® la guardia, se dej¨® ver el Recreativo en el ataque. Pero el partido estaba en manos de su rival, al que le falt¨® capacidad de improvisaci¨®n. El tramo final mostr¨® a un Forl¨¢n que no se conformaba con el resultado, y que acudi¨® a todas partes, como si le fuera la vida en ello, intentando encontrar alg¨²n socio sobre el campo, en alg¨²n hueco, alguien que le entendiera. Se fue sin conseguirlo para decepci¨®n de un Atl¨¦tico que se qued¨® seco, sin gracia, sin el ¨²nico argumento que da lustre a su f¨²tbol: la pegada.
Un gol recibido en seis partidos
Durante un tiempo el Atl¨¦tico era una m¨¢quina. De hacer y encajar goles. El colmo lleg¨® en el partido ante el Valladolid, al que derrot¨® 4-3 en el Calder¨®n en un partido de infarto, en el que se marcaron cuatro goles en ocho minutos y en el que el conjunto de Aguirre se llev¨® la victoria en el tiempo a?adido. Pues bien, desde entonces, desde el 25 de noviembre, el Atl¨¦tico ha disputado seis partidos en las tres competiciones en las que participa y en los que s¨®lo ha recibido un gol.
El Atl¨¦tico no ha visto su porter¨ªa batida en los tres de Liga que siguieron al del Valladolid, ante el Betis (0-2), el Getafe (1-0) y el Recreativo, ayer (0-0), y en los dos de la Copa de la UEFA, frente al Aberdeen (2-0) y el Copenhague (0-2). Curiosamente, el ¨²nico tanto encajado lleg¨® ante el Granada 74, equipo de Segunda Divisi¨®n (1-2). Lo recibi¨® Falc¨®n. La lesi¨®n de Leo Franco ha dado la titularidad a Abbiati, que no ha recogido la pelota de la red en los tres ¨²ltimos partidos.
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