Ah¨ª est¨¢n
Con la inconsciencia del que cree que son m¨¢s fuertes sus principios que sus adicciones, pensaba negarme a devorar la ¨²ltima y postrera temporada de ese caviar llamado Los Soprano hasta que no saliera en DVD. Por el gustazo de ver seguidos esos nueve cap¨ªtulos, con las voces originales y aclaratorios subt¨ªtulos. Imposible. Me env¨ªan los cuatro primeros y me lanzo a por ellos con la ansiedad del alcoh¨®lico que ingiere colonia si no encuentra otra cosa.
Incluso doblados, Tony Soprano y familia sangu¨ªnea o gansteril representan el mayor subid¨®n para cualquier persona enamorada del cine, la prueba de que la siempre mosqueante televisi¨®n tiene milagrosa capacidad para crear una obra maestra a lo largo de siete a?os. Y en la despedida, nuestro opio ha decidido que no vamos a olvidar jam¨¢s la ¨²ltima vez que lo probamos. David Chase, inventor, conductor y alma genial de Los Soprano, ha congregado a los m¨¢s brillantes guionistas y directores que ha tenido la saga (Allan Taylor y Tim Van Patten, entre otras pioneras luminarias) para que nos cuenten de forma extraordinaria el crep¨²sculo de los reyes de New Jersey. Como buen hipocondriaco me dan miedo la colecci¨®n de met¨¢stasis, vejigas en descomposici¨®n, Alzheimer galopante e infartos traidores que est¨¢n machacando a mis villanos favoritos, pero la fascinaci¨®n que me provocan estos complejos y letales cabrones es superior a mi terror a la exposici¨®n de enfermedades. Y al que no lo mate el c¨¢ncer, se lo cargar¨¢ una bala. La violencia interna y externa est¨¢ alcanzando el paroxismo. Tony, que sobrevivi¨® al hospital despu¨¦s de ver la mort¨ªfera luz blanca, est¨¢ m¨¢s nervioso, col¨¦rico y lud¨®pata que nunca, todo huele a guerra, a triste, solitario y final.
Y el canal TNT ha comenzado la emisi¨®n de otra joya de HBO titulada The wire. S¨ªganla. F¨ªense del consejo que les damos Maruja Torres y yo. De nada.
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