Ecolog¨ªa de canales
La programaci¨®n cinematogr¨¢fica de Canal 2 Andaluc¨ªa se sostiene muy bien. Y les ruego que tomen como una modesta proposici¨®n, y no como cr¨ªtica, la idea de repartir las pel¨ªculas a lo largo de la semana. El s¨¢bado pasado, por ejemplo, se proyectaron seguidas dos pel¨ªculas de las importantes, la cl¨¢sica El incre¨ªble hombre menguante, de Jack Arnold, y una tan poco conocida como interesante, El protector de Ralph Ziman. La sesi¨®n se mont¨® en las cuatro horas, y eso, por muy s¨¢bado que sea, resulta excesivo. En general, Canal 2 Andaluc¨ªa merecer¨ªa una cierta reflexi¨®n sobre la situaci¨®n de la mayor¨ªa de sus programas en la parrilla, algo as¨ª como un tratamiento m¨¢s ecol¨®gico de los recursos del Canal. Me explico.
Hace ya a?os el urbanista Jordi Borja propuso una redefinici¨®n de los derechos de los ciudadanos que tuviera en cuenta las diferentes condiciones de vida que hoy nos imponen las transformaciones de las ciudades en que vivimos. Uno de los puntos de partida de la propuesta era que la forma urbana hab¨ªa fracasado como espacio de integraci¨®n social y que, lejos de su promesa original de ofrecer un espacio p¨²blico/privado compartido y decidido por todos, hab¨ªa reproducido todas las formas de la discriminaci¨®n y la exclusi¨®n. Por eso, en la lista de los derechos de los urban¨ªcolas inclu¨ªa el derecho a la "ciudad refugio": la ciudad que no ha sido capaz de integrar a todos no puede condenar a los ya excluidos al desalojo y la expulsi¨®n, tiene que habilitar f¨®rmulas de acogida porque en el punto de partida del problema est¨¢ el propio fracaso de la ciudad y, por consiguiente, su deslegitimaci¨®n para desalojar y expulsar.
?No recuerda esto mucho el caso de la televisi¨®n p¨²blica? Los gestores de ¨¦sta -y no s¨®lo ellos, claro- se amparan en los ¨ªndices de audiencia para defender el indecente men¨² ¨²nico que ofrecen todos los canales a la misma hora. El argumento no vale porque la credibilidad de los medidores de audiencia ha ca¨ªdo en picado. Pero adem¨¢s est¨¢ la cuesti¨®n ecol¨®gica: ?no nos asiste un cierto derecho a un "canal refugio" en el que podamos vivir sin atracones de basura los que no queremos chapotear en el mismo fluido -por utilizar otra imagen tomada de las ciencias sociales- en que se anega la audiencia arrastrada por la oferta ¨²nica hasta las madrugadas de la teletienda? ?No ser¨ªa sensato reclamar un "canal limpio" frente al "canal l¨ªquido" del chapoteo?
Ya s¨¦ los reproches: elitismo, discriminaci¨®n y olimpismo clasista. ?Pero acaso no hay elitismo, discriminaci¨®n y olimpismo clasista en la igualaci¨®n en la basura a que nos condena el fracaso de una televisi¨®n p¨²blica que se ha puesto al servicio de los flujos del mal gusto?
En realidad, si se renuncia a esta ecolog¨ªa de los canales la ¨²nica alternativa v¨¢lida es la refundaci¨®n de toda la televisi¨®n p¨²blica. Como no espero llegar a verla, me conformo con que respeten la mitad.
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