Amores de Sarkozy
El romance entre el presidente franc¨¦s y la cantante Carla Bruni rompe esquemas.Bruni, "mon¨®gama s¨®lo de vez en cuando", apoy¨® p¨²blicamente a S¨¦gol¨¨ne Royal
L a Francia de Nicolas Sarkozy "es una comedia de Lubitsch", piensa el director de cine Claude Chabrol, para quien el presidente de la Rep¨²blica tiene un "falso aire a lo Louis de Funes", aunque no controle tan bien sus tics como el extraordinario c¨®mico, que se serv¨ªa de ellos para actuar. "Es un hombre inteligente que reflexiona poco", a?ade, "un tipo que intenta ser querido por todo el mundo" y que "tiene su lado seductor, por su aspecto sonriente, agitado, y que debe de ser muy amable con las mujeres".
No hace falta ser psicoanalista para descubrir el papel central que tienen las mujeres en la vida de Sarkozy. Tampoco para darse cuenta de que el divorcio de su segunda esposa, C¨¦cilia, fue un duro golpe que s¨®lo su desbordante actividad ha impedido que le hiciera mella. Y aunque no hace ni dos meses desde que el palacio del El¨ªseo reconociera lo que toda Francia ya sab¨ªa, el presidente ya ha encontrado un recambio: nada menos que la bella ex modelo y cantante de origen italiano Carla Bruni, cuyo parecido con su predecesora es m¨¢s que sorprendente.
Al inquilino del El¨ªseo se le han atribuido historias sentimentales, incluso antes de que se anunciara su divorcio
Carla tiene bien ganada fama de devoradora de hombres. En su carn¨¦ de conquistas est¨¢n Jagger, Clapton, Costner y Trump
Se dice que los hombres buscan siempre a la misma mujer, que no es otra que la madre. Precisamente ha sido su madre, Andr¨¦e, quien estas ¨²ltimas semanas llenaba el hueco dejado por C¨¦cilia, apareciendo s¨²bitamente en primer plano. Tras pasar pr¨¢cticamente inadvertida durante la campa?a electoral, ahora concede entrevistas, opina sobre todo e incluso acompa?a a su hijo en viajes oficiales, como en el reciente a China.
Andr¨¦e es una mujer fuerte que acab¨® la carrera de Derecho y se puso a ejercer de abogado cuando tuvo que hacerse cargo ella sola de los tres hijos que le hab¨ªa hecho su marido, Pal Sarkozy, un elegante arist¨®crata h¨²ngaro, antes de abandonarla por una bella compatriota. El problema de las mujeres fuertes, como C¨¦cilia, como Andr¨¦e, como Carla Bruni, es que no son manejables.
Su nueva novia tiene bien ganada fama de devoradora de hombres. Su carn¨¦ de conquistas es realmente impresionante: desde los m¨²sicos Mick Jagger o Eric Clapton hasta los actores Kevin Costner, Charles Berling y Vincent Perez o el multimillonario Donald Trump, as¨ª como un buen pu?ado de pol¨ªticos e intelectuales como el abogado Arno Klarsfeld o el ex primer ministro Laurent Fabius, y tambi¨¦n Rapha?l Enthoven, el padre de su hijo Aurelien, de seis a?os, y el protagonista de la canci¨®n en la que le define como "un diablo del amor".
"Soy mon¨®gama de vez en cuando, pero prefiero la poligamia y la poliandria", confesaba Bruni al semanario Figaro Magazine en una entrevista el pasado mes de febrero. "El amor dura mucho tiempo, pero el deseo ardiente no m¨¢s de dos a tres semanas", a?ad¨ªa.
Bruni es tambi¨¦n parte de la apertura a la izquierda del presidente, que no tiene suficiente con robar a sus ministros de las filas socialistas. La ex modelo dej¨® bien claro que su candidata en las pasadas elecciones era S¨¦gol¨¨ne Royal y hace tan s¨®lo un mes firm¨® un manifiesto contra la pol¨ªtica de inmigraci¨®n de Sarkozy a ra¨ªz de la introducci¨®n de las famosas pruebas de ADN para el reagrupamiento familiar.
Al inquilino del El¨ªseo se le han atribuido historias sentimentales incluso antes de que se anunciara su divorcio. Su actual romance arranc¨® el pasado 3 de noviembre, dos semanas despu¨¦s de su separaci¨®n, cuando recibi¨® una comisi¨®n formada por artistas y gente del mundo del espect¨¢culo que hab¨ªa elaborado un informe sobre el pirateo en Internet, entre la que se encontraba Bruni. A principios de diciembre, el publicitario Jacques S¨¦gu¨¦la -improbable Celestina- organiz¨® una cena en su casa con editores, escritores, periodistas, Nicolas y Carla.
?Qu¨¦ sucedi¨® aquella noche? Algunos de los presentes salieron convencidos de que algo pasaba entre el presidente y la cantante. Y d¨ªas despu¨¦s la pareja ya fue fotografiada paseando por los jardines del palacio de Versalles, acompa?ados, nada menos, que por Andr¨¦e Sarkozy. Se dice que las im¨¢genes eran de muy mala calidad y no permit¨ªan aventurar nada, por lo que no fueron publicadas.
Pero los grandes cazadores de exclusivas, encabezados por el imprescindible Pascal Rostain, ya se apostaron frente a la casa de la Bruni. Y finalmente, el pasado s¨¢bado d¨ªa 15 apareci¨® la caravana del jefe de Estado, y la modelo-cantante y su hijo subieron al coche oficial. Cuarenta kil¨®metros m¨¢s tarde se mostraban en Eurodisney, donde se dejaron fotografiar con toda naturalidad. El domingo por la noche, la noticia sal¨ªa en la edici¨®n electr¨®nica de L'Express. El lunes era la portada de toda la prensa.
Ella reconoci¨® el idilio a trav¨¦s de un amigo periodista. El El¨ªseo no coment¨®, pero tampoco lo neg¨®. Y el martes, el presidente se reivindic¨® saboreando su recobrada imagen de macho satisfecho. En una visita al Museo del Parque Natural de La Camarga, a caballo, como manda la tradici¨®n de esta zona de ganaderos, con una manada de sementales blancos al fondo, seguido por un grupo de periodistas, jug¨® con la prensa. En el peque?o Ayuntamiento de Saintes Maries de la Mer, mientras contemplaba un gran mapa de la zona y un periodista le pregunt¨®:
-?Qu¨¦ es lo que le inspira, se?or presidente, la belleza... del paisaje?
-Vaya, ya veo por d¨®nde va usted con esta sonrisa...
-?Presidente, le molesta la mediatizaci¨®n de su idilio con Carla Bruni?
-?Por qu¨¦ me habla de esto?, ?por la mediatizaci¨®n?
-Para saber...
-Me pone una pregunta sobre la mediatizaci¨®n para mediatizarla. Pues bien, la respuesta es no. Usted hace su trabajo, pero yo no estoy muy seguro...
-?Es que le molesta?
-No, no me molesta.
Se le acusa, y con raz¨®n, de manipular a los medios de comunicaci¨®n y tapar con ruido medi¨¢tico sus problemas pol¨ªticos. El anuncio del divorcio de C¨¦cilia se produjo durante una gran jornada de huelga, que la ruptura matrimonial releg¨® a un segundo plano. El episodio de Carla Bruni no servir¨ªa sino para hacer olvidar las humillaciones que le infligi¨® el l¨ªder libio, Muammar el Gaddafi, durante su esperp¨¦ntica estancia parisiense. Seg¨²n Marine Le Pen, la vicepresidenta del ultraderechista Frente Nacional, no es m¨¢s que "un cuento de Navidad de baratillo, una cortina de humo para hacer olvidar los verdaderos problemas del pa¨ªs".
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