Riqueza del territorio, pobreza de la pol¨ªtica
?Creen ustedes que los accidentes de tr¨¢fico aumentan la riqueza de un pa¨ªs? Seguramente no y es l¨®gico que as¨ª sea. Pero las estad¨ªsticas econ¨®micas consideran positivos estos accidentes puesto que reflejan las transacciones monetarias y, por lo tanto, los costes de las ambulancias y de los medicamentos, las reparaciones y los seguros, etc¨¦tera, servir¨¢n para aumentar nuestro PIB (producto interior bruto). En sentido contrario: ?disponemos de alg¨²n indicador que nos permita evaluar e integrar en el c¨®mputo de nuestra riqueza social el trabajo dom¨¦stico? Tampoco sabemos calcular la aportaci¨®n a la riqueza del pa¨ªs de los miles de personas que se re¨²nen, se informan y debaten, y piensan y organizan acciones con relaci¨®n a las situaciones que se dan en sus entornos, por lo que consideran sus derechos sobre el territorio en el que viven.
El desaf¨ªo de Catalu?a es conquistar poder sobre el territorio, sus infraestructuras y sus servicios
Se acaba de presentar el Anuari territorial de Catalunya que elabora la Sociedad Catalana de Ordenaci¨®n del Territorio (SCOT). Es una obra inmensa en la que se analizan rigurosamente, mediante fichas informativas y anal¨ªticas complementadas por art¨ªculos de opini¨®n, 200 casos de conflicto territorial. En todos ellos aparecen los actores confrontados, instituciones pol¨ªticas y organizaciones sociales, agentes econ¨®micos privados y colectivos culturales o profesionales. Esta cuarta edici¨®n del anuario se complementa con una p¨¢gina web que permitir¨¢ a partir de ahora consultar la evoluci¨®n a trav¨¦s de los a?os de las tem¨¢ticas y de las situaciones analizadas, que van desde el forat de la vergonya al debate sobre la ley de la vivienda, desde la l¨ªnea de muy alta tensi¨®n (Sentmenat-Bescan¨®-Baix¨¤s) al debate sobre la gesti¨®n del aeropuerto de El Prat. El anuario muestra una sociedad viva, implicada en su territorio.
A pesar de su imagen muy institucional, el anuario muestra las reacciones ciudadanas contrarias a muchas iniciativas (y omisiones) p¨²blicas y da la palabra a opiniones cr¨ªticas. Este proyecto es posible por el apoyo que recibe mediante un convenio entre el Institut d'Estudis Catalans, del cual es miembro la SCOT, cuatro consejer¨ªas de la Generalitat (Relaciones Institucionales, Pol¨ªtica Territorial, Medio Ambiente y Vivienda y Gobernaci¨®n) y la Diputaci¨®n de Barcelona. Esperemos que la SCOT consiga mantener la independencia del proyecto y que la multiplicidad de patronos lo facilite; aunque, conociendo la susceptibilidad de los cargos institucionales, no ser¨¢ f¨¢cil. Sean del partido u orientaci¨®n pol¨ªtica que sean, muchos responsables de algo en una instituci¨®n p¨²blica consideran inaceptable que con su dinero se critiquen sus proyectos o sus acciones. Suponen que el haber sido elegidos (en una lista) o nombrados por una autoridad les otorga una ciencia infusa y un saber universal, y ven en la cr¨ªtica la s¨ªntesis de una patolog¨ªa social y una conspiraci¨®n perversa. Olvidan que su dinero procede de los contribuyentes y que ¨¦stos tienen derecho a criticar, a proponer y a reclamar ante las instituciones pol¨ªticas. Y debieran considerar este tipo de iniciativas ciudadanas una importante contribuci¨®n a la riqueza social del pa¨ªs.
El anuario nos ofrece precisamente una imagen de un territorio rico en iniciativas ciudadanas, pero tambi¨¦n fragmentado, casi ca¨®tico, d¨¦bil en cuanto a pol¨ªticas p¨²blicas y disperso en lo que se refiere a la movilizaci¨®n social. Ahora no existe el elemento unificador que fue hace algunas d¨¦cadas la convergencia de movimientos sociales y pol¨ªticos en favor de la democracia. Y ni las fuerzas pol¨ªticas gobernantes u opositoras ni los movimientos sociales (territoriales, sindicales o culturales) han podido construir proyectos globales con vocaci¨®n hegem¨®nica. En la excelente introducci¨®n de Joan Subirats enfatiza la pluralidad de actores que intervienen en los conflictos y critica con toda la raz¨®n que los desaf¨ªos que nos plantea el territorio no tienen una respuesta ¨²nica, sea pol¨ªtica o t¨¦cnica: siempre hay varias respuestas posibles y es importante que se expresen y se confronten, y sobre esta base se construya un consenso. Solamente a?adir¨ªamos que el consenso no es un t¨¦rmino promedio, un centro ideal, sino un resultado de la relaci¨®n de fuerzas entre valores e intereses diferentes. Y que el consenso ante cada problema y el conflicto que lo acompa?a se alcanza m¨¢s f¨¢cilmente si se ha construido un proyecto global unificador y aceptado por la gran mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa.
En este momento de nuestra historia auton¨®mica este proyecto s¨®lo puede construirse si sabemos confrontarnos con el Gobierno del Estado, puesto que el paso previo a debatir pol¨ªticas para el territorio es tener la capacidad para planificarlas y ejecutarlas, lo que no es el caso ahora. El ¨¦xito (relativo) de la manifestaci¨®n por el derecho a decidir indicaba un camino, el de la iniciativa ciudadana. El fracaso de la operaci¨®n Estatuto, en cambio, demostr¨® que hoy por hoy los partidos pol¨ªticos institucionales no est¨¢n maduros para esta confrontaci¨®n. Es parad¨®jico que el partido y el l¨ªder principales responsables del fracaso estatutario (la traici¨®n que fue el pacto del se?or Mas con el jefe del Gobierno espa?ol, que rompi¨® la unidad de las partidos catalanes) ahora utilicen el lema del derecho a decidir para su campa?a electoral. Curiosamente, ha sido el partido con m¨¢s imagen sucursalista el que se ha enfrentado al Gobierno del PSOE, primero Maragall, principal defensor de un Estatuto ambicioso, y lo ha pagado caro, y luego Montilla no aceptando la consigna del PSOE de sumisi¨®n a CiU y de renuncia a la presidencia de la Generalitat.
El desaf¨ªo hoy lo tiene la sociedad catalana. No se trata ni de independencia para 2014 ni de la autonom¨ªa seg¨²n lo interpreten las Cortes o el Tribunal Constitucional. Se trata de conquistar poder real sobre el territorio, sus infraestructuras, sus equipamientos y sus servicios, ahora y aqu¨ª.
Jordi Borja es profesor de la Universitat Oberta de Catalunya
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