Los mejores 'inventos' de la vida
?Qu¨¦ tienen en com¨²n un caparaz¨®n, una semilla y unas alas? Tic, tac, tic, tac... ?No se le ocurre? Los tres son inventos surgidos antes de que el concepto inventar existiera. Son innovaciones obra de la naturaleza hace millones de a?os que sirvieron para que la vida sobre la Tierra se transformara y progresase.
Podr¨ªan a?adirse muchas m¨¢s a la lista, como por ejemplo el huevo, la espina dorsal o las plantas con flores. Cada una supuso un antes y un despu¨¦s en la evoluci¨®n y el museo CosmoCaixa re¨²ne estos grandes momentos en que la vida se reinvent¨® a s¨ª misma en su nueva exposici¨®n permanente, La historia m¨¢s bella del cosmos, que se inaugur¨® la semana pasada en Barcelona. Y lo hace a trav¨¦s de los seres vivos, representados en una espectacular selecci¨®n de f¨®siles.
"Esta es la historia de todas las historias", dice Jorge Wagensberg, fact¨®tum de la exposici¨®n y director del ¨¢rea de Ciencia y Medio Ambiente de la Obra Social La Caixa. "Queremos demostrar c¨®mo la idea evolutiva se adelanta a un problema, lo resuelve y permanece aunque una especie desaparezca", dice. "La espina dorsal o la mand¨ªbula han trascendido a los primeros peces que las tuvieron. La vida media de una especie es de diez millones de a?os, y eso nos ha de hacer pensar tambi¨¦n sobre nuestro futuro". Un total de 27 grandes innovaciones o saltos cualitativos de la vida son los ¨¢mbitos en que se divide la exposici¨®n. Para ilustrar cada una de estas efem¨¦rides, el museo barcelon¨¦s ha optado por una colecci¨®n de 47 f¨®siles aut¨¦nticos de los m¨¢s destacados que se han podido ver en Espa?a. "Queremos hacer que hablen las piedras", enfatiza Wagensberg. El museo ha comprado muchos de ellos en el extranjero, directamente o incluso en subastas.
Un joven reptil volador, un antecesor de los paquidermos con los incisivos inferiores en forma de pala y tres osos de las cavernas son los restos paleontol¨®gicos m¨¢s llamativos cuando se recorre la exposici¨®n instalada por todo el museo.
Los largos y delgados huesos de las alas del reptil pterosaurio Anhanguera piscator, son un testimonio de c¨®mo los animales que hoy se arrastran por la tierra fueron en su d¨ªa los primeros vertebrados capaces de conquistar el aire. El ejemplar presente era un h¨¢bil piloto que emprend¨ªa el vuelo aprovechando las corrientes ascendentes y batiendo las alas durante una carrera para luego lanzarse sobre el agua y capturar a los peces.
En cuanto al llamado elefante de dientes de pala (Platybelodon grangeri), su cr¨¢neo hoy se antoja imposible: su boca alargada debi¨® parecerse a la de un cocodrilo y estaba terminada en unos incisivos planos que actuaban como una pala. "Era un animal tan especializado en un nicho ecol¨®gico concreto que cuando cambiaron las condiciones clim¨¢ticas, se extingui¨®", explica Wagensberg.
Los tres osos de las cavernas componen un festival de la diversidad. Encontrados en Rusia, uno de ellos es un adulto de dos metros, el otro es un ejemplar joven y el ¨²ltimo, apenas un reci¨¦n nacido. Su desaparecida especie, los Ursus spelaeus, fue una de las que recurri¨® al aumento de volumen para reducir la p¨¦rdida de calor en las ¨¦pocas glaciales. Pese a su aspecto, seguramente eran unos pac¨ªficos vegetarianos.
Protagonismo aparte corresponde a los dinosaurios. Hay piezas apabullantes, como un f¨¦mur de brontosaurio que mide casi un metro y medio o un f¨®sil completo de un Protoceratops andrewsi, un saurio de tres metros encontrado en el desierto de Gobi. Est¨¢ tumbado elevando su hocico como si hubiera muerto lanzando su ¨²ltimo aullido. Un terrible final ocurrido hace 75 millones de a?os y que hoy, aun como f¨®sil, sigue emocionando.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.