El presidente Musharraf encara sus d¨ªas m¨¢s dif¨ªciles
Cr¨ªticas por la falta de protecci¨®n policial a Benazir Bhutto
Las pr¨®ximas semanas ser¨¢n decisivas para el futuro de Pakist¨¢n y sobre todo para su presidente, el general Pervez Musharraf, sentado m¨¢s que nunca sobre un barril de p¨®lvora tras el asesinato de Benazir Bhutto, una pieza clave en su proyecto de transici¨®n tutelada hacia la democracia.
En el centro de sus problemas est¨¢ la percepci¨®n generalizada de que hizo demasiado poco para proteger a Bhutto. El jueves, el d¨ªa del atentado, partidarios de la l¨ªder asesinada le acusaron exactamente de eso, pero tambi¨¦n lo hicieron incluso sus partidarios. "El Gobierno ten¨ªa la responsabilidad de asegurarse de que estaba protegida", dijo Ikram Sehgal, un experto en seguridad que sirvi¨® en el Ej¨¦rcito con Musharraf.
El siguiente problema que tendr¨¢ que afrontar el presidente ser¨¢ la reacci¨®n popular en las calles al asesinato. Si Musharraf declara el estado de emergencia para controlar las protestas, probablemente se encuentre con una oposici¨®n mayor a la que se top¨® en noviembre cuando lo hizo. "El presidente Musharraf no disfruta ya de amplio apoyo", dice Ijaz Gilani, presidente de Gallup Pakist¨¢n. "Con este incidente su capacidad para mantener todos los vectores negativos que hay contra ¨¦l es m¨¢s escasa", a?ade.
Otro posible rev¨¦s se esconde tras la convocatoria de elecciones generales el pr¨®ximo 8 de enero. Si Musharraf sigue adelante con su plan puede encontrarse con protestas en las calles tambi¨¦n, ya que muchos paquistan¨ªes creen que trata de aprovecharse de la muerte de Bhutto. Encuestas recientes le situaban en tercer lugar tras Bhutto, la primera, y Nawaz Sharif, con una intenci¨®n de voto del 23%. Sharif ya advirti¨® el jueves en declaraciones a la agencia Reuters que "las elecciones libres no son posibles con Musharraf". Y apostill¨®: "Musharraf est¨¢ en la ra¨ªz de todos los problemas".
Otra inc¨®gnita es al comportamiento de las Fuerzas Armadas paquistan¨ªes. Hay analistas que afirman que el Ej¨¦rcito es reticente a emplear la fuerza para suprimir los movimientos populares y que podr¨ªa llegar incluso a obligar al general Musharraf, que dej¨® el uniforme el mes pasado, a retirarse de la vida p¨²blica para apaciguar a los partidarios de Benazir Bhutto.
Adem¨¢s, Musharraf es criticado por su ambig¨¹edad en el trato con los radicales islamistas. Por un lado, el general ha sido v¨ªctima de atentados planeados por los extremistas y ¨¦l mismo se ha labrado una reputaci¨®n internacional de combatir en primera l¨ªnea en la guerra global contra el terrorismo. Pero, por otro, buena parte de sus aliados pol¨ªticos tienen muy buenas relaciones con los islamistas. Pase lo que pase, no hay duda de que a Musharraf le esperan d¨ªas muy dif¨ªciles.
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