Clima, hom¨ªnidos y malaria
Hallamos nuevas claves sobre nuestro pasado m¨¢s remoto al investigar en planetas extrasolares y en los restos de neandertales y otros hom¨ªnidos. Y con los pies ya en la Tierra, plantamos cara al cambio clim¨¢tico y la malaria.
M¨¢s de 1.600 millones de kil¨®metros de la Tierra, un mundo de no m¨¢s de 500 kil¨®metros de di¨¢metro tiene intrigados a los cient¨ªficos. Se trata de Enc¨¦lado, una luna de Saturno descubierta en 1879 por el astr¨®nomo William Herschel. Por la lejan¨ªa del Sol, la superficie de esta luna est¨¢ por debajo de los 200 grados bajo cero. Sin embargo, las c¨¢maras de la sonda Cassini de la NASA han capturado este a?o que finaliza un ins¨®lito fen¨®meno en el hemisferio sur de este mundo sometido a temperaturas terror¨ªficamente bajas: chorros de hielo pulverizado que son expulsados a miles de kil¨®metros de altura. La c¨¢mara de infrarrojos de la Cassini muestra asombrosas diferencias termales: Enc¨¦lado tiene puntos calientes. Los cient¨ªficos creen que por esas fracturas podr¨ªa salir, eyectada y con una enorme potencia, agua l¨ªquida, que se congelar¨ªa al instante en el exterior. "?De d¨®nde sale esa energ¨ªa capaz de elevar g¨¦iseres a miles de kil¨®metros?", se pregunta Francisco Anguita, planet¨®logo de la Facultad de Geolog¨ªa de la Uni?versidad Complutense de Madrid. El calor que acumula este mi?n¨²scu??lo sat¨¦lite tiene intrigados a los expertos, hasta el pun??to de que se ha especulado que bajo esa superficie helada podr¨ªa existir un oc¨¦ano subterr¨¢neo. Anguita estima que Enc¨¦lado se ha convertido, contra pron¨®stico, en uno de los temas estrella de la ciencia planetaria.
Para Rafael Rebolo, investigador del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), la detecci¨®n de planetas extrasolares ha conocido este a?o un singular avance con el anuncio de un equipo de investigaci¨®n del Observatorio de Ginebra, liderado por Stephane Udry: la detecci¨®n de un sistema planetario triple alrededor de la estrella GI 581. "Uno de sus planetas podr¨ªa tener corteza rocosa y encontrarse cerca de la zona de habitabilidad de la estrella, es decir, donde podr¨ªa existir agua l¨ªquida en la superficie", manifiesta Rebolo por correo electr¨®nico. Este candidato, unido a las nuevas t¨¦cnicas de detecci¨®n, augura una respuesta positiva sobre "si existen otros planetas como el nuestro en otros soles", asegura este experto.
Nuestros or¨ªgenes. De los primeros europeos a los neandertales pelirrojos y? parlantes. El fascinante campo de la paleoantropolog¨ªa nos ha proporcionado pistas sobre nuestros antepasados. En la Sima del Elefante, en Atapuerca (Burgos), los sedimentos han arrojado este a?o un diente f¨®sil de una antig¨¹edad de 1,2 millones de a?os -un premolar de la mand¨ªbula inferior- que, de acuerdo con el paleoantrop¨®logo Ignacio Mart¨ªnez, "dobla casi en edad la atribuida al Homo antecessor". El diente es s¨®lo el principio de los nuevos f¨®siles de hom¨ªnidos que esperan a ser desenterrados.
Al mismo tiempo, los espectaculares f¨®siles humanos que han salido a la luz en Dmanisi (Republica de Georgia), entre los que se incluyen los restos esquel¨¦ticos de un adolescente y varios huesos del pie y extremidades de tres adultos, pertenecientes al genero Homo, han resultado ser los m¨¢s antiguos hallados fuera de ?frica, con 1,7 millones de a?os. Representan un momento cumbre en la evoluci¨®n humana; para muchos, la transici¨®n entre los australopitecinos y los primeros representantes de nuestros antepasados. La variaci¨®n observada en tama?os corporales y el peque?o cerebro que pose¨ªan estos hom¨ªnidos (entre 600 y 775 cent¨ªmetros c¨²bicos) hacen a¨²n m¨¢s misteriosa esta transici¨®n.
Al fin, los neandertales tienen voz propia. As¨ª lo sugieren los genes, extra¨ªdos a partir del n¨²cleo de las c¨¦lulas de f¨®siles de estos hom¨ªnidos desenterrados en la cueva de Sidr¨®n, en Asturias -gracias a una fruct¨ªfera colaboraci¨®n entre cient¨ªficos del Museo Nacional de Ciencias Naturales y el investigador Svante Paabo-. Los an¨¢lisis han desvelado que nuestros primos, a los que hist¨®ricamente -y de forma injusta- se les ha tachado de torpes, conten¨ªan un gen asociado al lenguaje. El grupo de Carlos Lalueza-Fox, de la Universidad de Barcelona, public¨® en Science, a partir del ADN, que los neandertales eran pelirrojos, con un pelaje parecido al de los orangutanes.
Las ¨²ltimas noticias que proceden de ?frica -la cuna de la humanidad- no dejan de ser excitantes. El lugar es el lago Turkana, por supuesto, en Kenia, que ha arrojado m¨¢s hom¨ªnidos f¨®siles que ninguna otra parte. En esta ocasi¨®n, Meave Leakey, la esposa de Richard Leakey y una de las m¨¢s avezadas cazadoras de f¨®siles humanos, present¨® este a?o en Nature dos nuevas joyas de la pa??leoantropolog¨ªa: una mand¨ªbula superior de una criatura conocida como Homo habilis, de 1,44 millones de a?os, y el cr¨¢neo de un Homo erectus, de 1,55 millones de a?os. Datos aparentemente contradictorios: ?no nos han ense?ado en las escuelas que el Homo habilis, el primer representante del g¨¦nero Homo, supuso el tronco del que surgir¨ªa m¨¢s adelante el Homo erectus? Si resulta que ambos fueron contempor¨¢neos, seg¨²n ha manifestado Leakey, la teor¨ªa se de??rrum??ba. Es probable que ambas especies de ho??m¨ª?nidos tengan un origen m¨¢s antiguo, quiz¨¢ de hace dos o tres millones de a?os, dice Leakey. El terremoto dentro de la comunidad de paleoantrop¨®logos est¨¢ servido, y los adversarios de los Leakey se multiplican?
La piel humana viaja atr¨¢s en el tiempo. La llamada ingenier¨ªa celular ha deparado este a?o sorpresas, y por partida doble. Dos grupos de cient¨ªficos han logrado convertir c¨¦lulas de la piel humana en embrionarias, sin tener que crear ni destruir embriones. Las noticias proceden del grupo de Shinya Yamanaka, de la Universidad de Kioto en Jap¨®n (publicadas en la revista Cell) y de James Thompson, de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos (Science). Estas c¨¦lulas de la piel se someten a un "ba?o gen¨¦tico" por el que se les insertan determinados genes para su reprogramaci¨®n. Sufren un "viaje atr¨¢s en el tiempo" y adquieren la capacidad para convertirse en tejido nervioso, cardiaco o de cualquier otro tipo.
Yamanaka realiz¨® el experimento con c¨¦lulas extra¨ªdas de la cara de una mujer de 36 a?os y del tejido conectivo de un hombre de 69. Thompson hizo lo propio con c¨¦lulas extra¨ªdas de la piel de fetos humanos y del prepucio de un reci¨¦n nacido. El reloj est¨¢ de nuevo en marcha hacia un futuro -que por otra parte ha sido demasiado cacareado y exagerado- acerca de una medicina regenerativa a base de terapias de c¨¦lulas y tejidos para curar enfermedades hoy intratables, como el alzheimer o el parkinson.
En lo que se refiere a la medicina aplicada, 2007 podr¨ªa considerarse como el a?o en el que se ha colocado la primera piedra de una estrategia para derrotar a la malaria, y al frente de ella se halla un cient¨ªfico espa?ol, Pedro Alonso, de la Universidad de Barcelona. El lugar es Mozambique. Un ensayo cl¨ªnico con una vacuna experimental inyectada en 214 ni?os de edades comprendidas entre 10 y 18 meses demostr¨® que se pod¨ªan reducir en un 65% las infecciones del par¨¢sito que transmite la enfermedad durante los tres meses posteriores a la vacunaci¨®n. En los seis meses siguientes, la protecci¨®n result¨® ser de un 35%. "Es un avance muy significativo", declar¨® Pedro Alonso al presentar los resultados en octubre. La vacuna, conocida como Mosquirix, recibe ayudas de la Iniciativa para la Vacuna contra la Malaria y la Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates. En 2008 se ensayar¨¢ con 16.000 ni?os de siete pa¨ªses africanos, y podr¨ªa comercializarse en 2012.
Y qu¨¦ duda cabe de que Al Gore, con su medi¨¢tica campa?a contra el cambio clim¨¢tico, ha sido el personaje del a?o, con Nobel de la Paz y Premio Pr¨ªncipe de Asturias incluidos. Ahora que el cambio clim¨¢tico y la pro?yecci¨®n hacia el futuro de un mundo m¨¢s ca??lien??te parecen haberse asentado entre los principales l¨ªderes pol¨ªticos del mundo -los ¨²ltimos es??ce??narios presentados por el Informe Intergubernamental para el Cambio Clim¨¢tico (IPCC) sugieren que el calentamiento se prolongar¨¢ durante siglos, a pesar de una hipot¨¦tica estabilizaci¨®n de las emisiones-, un estudio aparecido en Nature asegura que ha detectado tambi¨¦n la huella humana en las precipitaciones. La intriga contin¨²a.
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