Reencarnado en florero Shiva
Querido Ettore: te has ido elegantemente, en el ¨²ltimo d¨ªa del a?o, como si hubieses decidido que 90 a?os ya eran suficientes. Te imagino con tu cara de enfadado, cada vez m¨¢s triste, pero por dentro muy tranquilo y divertido. Tom¨¢ndote un vino y sin dejar de dibujar con el l¨¢piz: "espero morir trabajando -dec¨ªas hace poco- ?qu¨¦ otra cosa podr¨ªa desear? La vida es un proyecto". Has sido un caso muy at¨ªpico de dise?ador, ya s¨¦ que no te gustaba esta palabra ni esta profesi¨®n, y que consideras que todas las personas somos creativas, pero tu obra y tu pensamiento nos inunda. Por un lado eres el responsable -el culpable dicen algunos- de los colores de muchos objetos actuales, de sus formas atrevidas, rotundas, juguetonas, derivadas del posmodernismo. Pero por otro lado tambi¨¦n hiciste objetos muy serios, la mejor cuberter¨ªa del mundo y m¨¢quinas de escribir precursoras de los ordenadores actuales. Pero lo m¨¢s importante fue plantar cara al racionalismo centroeuropeo estricto, "de esa gente seria que nunca ve el sol y donde la uva nunca madura con suficiente az¨²car", esa imposici¨®n funcionalista del dise?o que t¨² combatiste nunca fue muy mediterr¨¢nea. A los latinos nos casa mejor tu esp¨ªritu humanista: "es m¨¢s c¨®modo un trozo de piedra donde un joven espera a su novia, que la mejor silla ergon¨®mica del mundo para un ejecutivo amargado", me dijiste un d¨ªa y se me qued¨® grabado. T¨² hablabas de sentimientos y ellos de marketing, t¨² de libertad expresiva y no de briefings, de valores simb¨®licos y no de precio. Todo eso deb¨ªa venir luego, pero no antes del inmaculado acto imaginativo.
Me gustaba tu gran disponibilidad con la gente joven que siempre te ha rodeado, os hab¨¦is estado alimentado mutuamente; me sedujo tu falta absoluta de vedettismo que ahora es indispensable para triunfar. Me gustaba tu gran generosidad en las ideas, en el dinero, en la actitud. Contabas que aceptabas tener trabajadores vagos, clientes estafadores, encargos fallidos... porque admit¨ªas con naturalidad budista que en la vida deb¨ªas aceptarlo todo. Pero te fastidiaba ¨²ltimamente que "m¨¢s que vivir, nos dedicamos a sobrevivir".
Primero no te hac¨ªan mucho caso con tus dibujos tan estrafalarios, despu¨¦s te colgaron el cartel de investigador loco, pero m¨¢s tarde comenzaron a decir que eras un maestro, hasta t¨² mismo te sorprendiste "y pas¨¦ de que me cortasen el tel¨¦fono, a tener no s¨¦ cuantas l¨ªneas sonando todo el tiempo". Nunca te encaj¨® el rol de estrella del dise?o, t¨² segu¨ªas emocion¨¢ndote al ver fundirse un jarr¨®n de cristal coloreado, o visitando un peque?o pueblo donde hacer una casita, no perdiste la ilusi¨®n creo que nunca. Y tampoco la vitalidad. Recuerdo que cuando prepar¨¢bamos tu 80 cumplea?os en Domus, ten¨ªamos una cita en tu casa, pero nadie abr¨ªa la puerta, finalmente, saliste a abrir acalorado con una bata, mientras una dulce japonesita desnuda miraba desde el fondo, entendimos perfectamente que te hubieses olvidado. Pero nosotros no olvidaremos tu soplo fresco de sentimientos y magia, para salvar un dise?o secuestrado por la comercialidad m¨¢s burda.
Tu esp¨ªritu se reencarnar¨¢ en muchos inconformistas, solitarios, exc¨¦ntricos, aut¨¦nticos an¨¢rquicos creadores como t¨². Una vez te pregunt¨¦ ?est¨¢s satisfecho de lo que has hecho? Y me respondiste: "ni me lo pregunto. Vado sempre avanti". Pues adelante caro amico.
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