?ltimo tren a Catarsis
En el universo solipsista de Wes Anderson, tragic¨®mico poeta de la desconexi¨®n, el equipaje freudiano que uno debe dejar atr¨¢s para crecer y autoafirmarse lleva marca de Louis Vuitton: toda una declaraci¨®n de principios por parte de un creador empe?ado en tratar la hondura bajo la piel de la superficialidad. Cultivador de la paradoja que ocupa, con cierta arrogancia, un islote situado en el exacto punto medio entre lo irritante y lo fascinante, Anderson propone en Viaje a Darjeeling una depuraci¨®n de sus estrategias creativas: el v¨ªa crucis espiritual de tres personajes, cuya vida interior, a primera vista, s¨®lo podr¨ªa detectarse recurriendo al c¨¢lculo infinitesimal.
Owen Wilson, Adrien Brody y Jason Schwartzman -este ¨²ltimo, co-guionista junto al propio Anderson y Roman Coppola- encarnan a tres hermanos empe?ados en reparar v¨ªnculos afectivos, lamerse las heridas provocadas por una muerte reciente y reclamar la atenci¨®n de una madre con un sentido del afecto m¨¢s ecum¨¦nico que familiar. Un viaje en tren a ninguna parte, disfrazado de excursi¨®n ferroviaria por una India m¨ªstica y conceptual, proporciona, a la vez, la excusa narrativa y la perfecta met¨¢fora a esta extra?a, virtuosa y, a ratos, sofocante e insatisfactoria pirueta sobre el conmovedor desvalimiento del cero absoluto.
VIAJE A DARJEELING
Direcci¨®n: Wes Anderson.
Int¨¦rpretes: Owen Wilson, Adrien Brody, Jason Schwartzman, Anjelica Huston, Bill Murray.
G¨¦nero: Comedia. Estados Unidos, 2007.
Duraci¨®n: 91 minutos.
Anderson abre su experiencia Darjeeling con una miniatura que parece celebrar lo que su cine tiene de pose estudiada: Hotel Chevalier es un cortometraje-pr¨®logo dise?ado para seducir a detractores y desalentar a incondicionales, utilizando la belleza un tanto hidroc¨¦fala de Natalie Portman de manera involuntariamente anti-er¨®tica. Hay que adentrarse bastante en Viaje a Darjeeling, donde rebotan los ecos de Hotel Chevalier, para entender el complejo juego del cineasta, que se sirve de la caprichosa estructura para hablar de las conflictivas negociaciones entre arte y vida, ficci¨®n y verdad.
Junto a Tarantino, Anderson es quiz¨¢s el ¨²nico cineasta capaz de lograr que un zoom pase de ser un error gramatical a una figura de estilo cool. En su cine no es que la forma sea el fondo: la caligraf¨ªa es el sentido, la identidad y el discurso. Viaje a Darjeeling consigue ser mucho m¨¢s de lo que parece a trav¨¦s de una coreograf¨ªa visual y verbal hecha de calculados movimientos de c¨¢mara en busca de r¨¦plicas secas: vodevil de humor desecado (o poshumor) que descubre insospechados yacimientos de sentido. Su cine es un trampantojo que juega a ser papel pintado. L¨¢stima que, a ratos, Anderson quiera ser Satyajit Ray o Renoir y se asemeje a un ni?o listo pronunciando su primera esdr¨²jula.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.