Equipo 57: conocimiento, arte y comunicaci¨®n
Walter Benjamin consideraba caracter¨ªstico de nuestro tiempo un cambio en la percepci¨®n: a la mirada frontal, privilegiada por el Renacimiento, anteponemos la visi¨®n del entorno y m¨¢s que a la gran fachada atendemos al interior cotidiano o a la relaci¨®n entre el edificio y cuanto lo rodea. Es la sensibilidad del transe¨²nte en la ciudad y la que cultiva el cine. Hay algo m¨¢s de fondo en este cambio perceptivo: la mirada renacentista ve¨ªa en la perspectiva un rasgo de la armon¨ªa c¨®smica, pero, a los ojos modernos, el universo aparece sobre todo como energ¨ªa, expansi¨®n del espacio-tiempo, un dinamismo que experimentamos en la m¨¢quina, que genera espacios en continua interacci¨®n con el medio.
Estos cambios perceptivos alientan el trabajo del grupo de artistas y arquitectos que actu¨® entre los a?os 1957 y 1962 bajo el nombre de Equipo 57. Desde el principio les preocupa el espacio interactivo. En sus primeras obras, seg¨²n los bocetos expuestos en esta muestra, lo ven en relaci¨®n con la m¨¢quina. Son las piezas de sus dos primeras exposiciones, ambas en Par¨ªs. All¨ª, Juan Serrano, Pepe Duarte, Ibarrola y ?ngel Duarte viv¨ªan primero de la ramassade y despu¨¦s como pintores de brocha gorda. En el tiempo libre discut¨ªan sobre arte y elaboraban (por partes) cuadros que no cab¨ªan en el piso. En junio de 1957 los expusieron en el caf¨¦ Le Rond Point, donde fue a buscarlos Denise Ren¨¦, valedora del arte objetivo en tiempos de fervor informalista, que los llev¨® de inmediato a su galer¨ªa.
La idea de un espacio din¨¢mico, donde la forma es energ¨ªa, la hab¨ªan llevado al arte los constructivistas rusos y maestros de la Bauhaus, como L¨¢szl¨® Moholy-Nagy (as¨ª, su Light-prop). El Equipo 57 compart¨ªa con ellos no s¨®lo la indagaci¨®n espacial sino la idea de un arte cercano a la ciencia (ambos son modos de conocimiento), contrario al ilusionismo, centrado en la reflexi¨®n, y por todo eso, germen de una pedagog¨ªa cr¨ªtica y de un di¨¢logo igualitario con el espectador.
Todo esto se explicita en la exposici¨®n celebrada en la Sala Negra, en Madrid, a fines de 1957: se presentan ya como colectivo (al que se incorpora Juan Cuenca), editan un breve texto sobre la interactividad del espacio pl¨¢stico ("la forma, el color, la l¨ªnea y la masa no existen como elementos aut¨®nomos") y la muestran en un filme de animaci¨®n que evidencia c¨®mo las formas de 450 gouaches que hab¨ªan elaborado se anudan en un continuo din¨¢mico.
Esta teorizaci¨®n del espacio se completa en los dos a?os siguientes con tres conceptos clave: el espacio-color, como unidad b¨¢sica de un espacio en expansi¨®n dotado de energ¨ªa; la zona de inflexi¨®n, surgida de la transformaci¨®n de un espacio (de convexo a c¨®ncavo) por el encuentro con otro, y las zonas de incidencia que recogen, en la unidad del plano, el encuentro de al menos tres espacio-colores. De modo an¨¢logo, conciben la escultura como resultado del encuentro entre espacio-masa y espacio-aire. El rigor de estas nociones no impide la frescura de los cuadros (los m¨¢s maduros de su ejecutoria) que expusieron en Aarhus, Copenhague y Madrid. Es sugerente comprobar en las obras expuestas c¨®mo escultura y pintura se generan por an¨¢logas tensiones espaciales.
Junto a este esfuerzo te¨®rico, intentan iniciativas pedag¨®gicas, frustradas por la dictadura, e inician una amplia labor de dise?o de muebles aplicando sus conceptos pl¨¢sticos. Pero el mercado de la ¨¦poca era poco af¨ªn a esos muebles y el franquismo no quer¨ªa saber nada de unos artistas que se identificaban como colectivo, rechazaban el arte como misteriosa obra del genio, y lo conceb¨ªan en t¨¦rminos de comunicaci¨®n entre autores y espectador. El Equipo 57 no goz¨® del favor de Luis Gonz¨¢lez Robles -que publicit¨® internacionalmente el informalismo espa?ol-, dos de sus miembros sufrieron prisi¨®n por sus ideas (hay en la muestra una escultura de miga de pan: la hizo Ibarrola en la c¨¢rcel), mientras las dificultades econ¨®micas impon¨ªan una separaci¨®n que obstaculizaba la elaboraci¨®n colectiva. Quiz¨¢ por todo eso la obra de los primeros a?os sesenta se resiente y deriva hacia una direcci¨®n cin¨¦tica y ¨®ptica.
La muestra en el Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo (CAAC) recoge este camino a los cincuenta a?os de su inicio. Un camino dif¨ªcil no s¨®lo por la insensibilidad cultural y la represi¨®n pol¨ªtica, sino porque el Equipo 57 en cierta medida se adelant¨® al tiempo: concebir el arte ante todo como conocimiento, priorizar la elaboraci¨®n te¨®rica y potenciar su dimensi¨®n comunicativa no eran monedas de curso normal en la ¨¦poca. Por eso la muestra abre v¨ªas de reflexi¨®n. En primer lugar, sobre la peculiar modernidad de nuestra cultura cuyas asignaturas pendientes olvidamos con tanta facilidad, pero tambi¨¦n sobre la propia labor del Equipo 57: adem¨¢s de su relaci¨®n con Par¨ªs (donde la preeminencia correspond¨ªa al arte ¨®ptico y cin¨¦tico m¨¢s que al constructivismo del Equipo) y de su afinidad con Max Bill (con quien ciertamente expusieron), ?no habr¨ªa que indagar sus rasgos comunes con los trabajos de Ligia Clark en Brasil (tambi¨¦n interesada en la participaci¨®n del espectador) o con los argentinos del grupo Madi (de ideolog¨ªa igualmente marxista)? La cesi¨®n de los archivos del Equipo 57 al CAAC, del que se expone una parte en la exposici¨®n, puede facilitar estas y otras labores de investigaci¨®n. -
Equipo 57 (1957-1962). Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo. Avenida de Am¨¦rico Vespucio, s/n, Isla de la Cartuja, Sevilla. Hasta el 2 de marzo. www.caac.es
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