El calor de la p¨²rpura
Entre el discurso de fin de a?o de Francisco Camps y la manifestaci¨®n de los obispos en la plaza Col¨®n de Madrid, se traza la cartograf¨ªa del disparate, del integrismo y de la intransigencia, que ya figuran en las rebajas de las aberraciones de este 2008. La jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica ha descorchado los viscosos vapores del nacionalcatolicismo, mientras el presidente de la Generalitat ha sacado de la fresquera las tintas desva¨ªdas de un pacto por el empleo muy poco de fiar. ?ngel Luna y Ximo Puig, portavoz y portavoz adjunto, del grupo parlamentario socialista ya se han encargado de ventilar los rincones de un mensaje escrito con falsilla y m¨¢s cinismo, en tanto la coordinadora de EU, Gl¨°ria Marcos, lo ha situado oportunamente "a medio camino entre una homil¨ªa y un mitin electoral". Francisco Camps se calienta al calor de la p¨²rpura en la que arde de fervores ortodoxos el arzobispo de Valencia, Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco, con el cardenalato en la bocamanga de los alzamientos. No es el azar, sino la necesidad quien los aprieta en las mismas filas. La necesidad de recuperar una ¨¦poca donde algunos pr¨ªncipes de la Iglesia bendec¨ªan los ca?ones y unos cruzados del fascio prend¨ªan las mechas. La necesidad de pastorear a unas gentes sometidas a las ruedas de molino y a las de reconocimiento, si as¨ª fuera de menester, de una derecha cerril, propicia a enfoscarse en el poder y a dejar al pr¨®jimo despojado y con el cuello bajo la hipoteca y otros instrumentos m¨¢s afilados. La necesidad, en fin, de hacer imposible la convivencia, el debate y el respeto que merecen, en una sociedad democr¨¢tica y plural, creyentes y no creyentes, concernidos, unos y otros, por los mismos derechos. Resulta tan pat¨¦tico, como aquellos fotogramas del franquismo, contemplar a monse?or Garc¨ªa-Gasco en trance de declamar que el aborto, el divorcio y la homosexualidad, entre otros pecados, no cumplen la Constituci¨®n y llevan a la disoluci¨®n de la democracia. Frases as¨ª dan la medida de quien las pronuncia. El PP que ha descubierto los placeres de la calle y se la hace de oficio y con mucho desparpajo, se ha blindado de Conferencia Episcopal y de pintorescos sujetos, con la pretensi¨®n de hacer presa en la yugular del ejecutivo socialista. Pero al insistir, est¨¢ publicando su distanciamiento de un hipot¨¦tico centro y ratificando su verdadera naturaleza de partido extremado y rancio. Un resbal¨®n de mucho cuidado, estando como estamos, en v¨ªsperas electorales. En definitiva, que el discurso de Francisco Camps ha sido categ¨®ricamente contestado por la oposici¨®n y veremos en qu¨¦ para, y que al arzobispo Garc¨ªa-Gasco no s¨®lo le pesa la p¨²rpura, sino que su calor lo enfurece y derrite. Parece que su reino tampoco es de este mundo y, sin ninguna duda, su tiempo no es de este siglo. En el balance del a?o pasado, la se?ora Milagrosa Mart¨ªnez vino a decir que la actividad del PP merec¨ªa matr¨ªcula de honor, en tanto el PSPV repetir¨ªa curso. Pero la se?ora Milagrosa Mart¨ªnez ni se molest¨® en calificar al pueblo valenciano que es quien quita y pone, y paga no solo sus salarios, sino tambi¨¦n sus estropicios. ?Un aprobado?. Por lo menos que no repita.
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