El t¨¢ndem Clinton-Obama
Supongamos que pudi¨¦ramos elegir a la persona m¨¢s poderosa del planeta. Los nombres ser¨ªan variopintos, pero en el mundo real ser¨¢ el nuevo presidente/a de Estados Unidos
A hora que los caucus de Iowa ponen en marcha una bola de nieve mundial, mi dream team ser¨ªa el formado por Hillary Clinton de presidente(a) y Barack Obama de vicepresidente.
?Qui¨¦n queremos que sea la persona m¨¢s poderosa del mundo? Todos nos hacemos esta pregunta, igual que quienes participaron en los caucus de Iowa el pasado jueves. La diferencia es que nosotros no tenemos voto.
Una forma de responder a la pregunta -casi un juego de mesa, pero que invita a la reflexi¨®n- es imaginar que podemos escoger a quien nos gustar¨ªa que fuese la persona m¨¢s poderosa del mundo. ?Nelson Mandela? ?El Dalai Lama? ?Un gran fil¨®sofo? ?Un ni?o inocente? ?Usted mismo? Se aceptan sugerencias. En el mundo real, esa persona m¨¢s poderosa ser¨¢ estadounidense. Y lo m¨¢s probable es que sea uno de los principales candidatos dem¨®cratas y republicanos a la presidencia, aunque el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, sigue siendo una interesante posibilidad entre los dos partidos.
Al escoger a Hillary, los votantes estar¨ªan escogiendo a los Clinton. Ser¨ªan los presidentes Clinton. Otra ventaja
Con unos a?os m¨¢s de experiencia, Obama puede ser un presidente que inspire a los ciudadanos de EE UU
Para la mayor¨ªa de los no votantes del mundo, la elecci¨®n entre dem¨®cratas y republicanos, en esta ocasi¨®n, no tiene color. Despu¨¦s de dos mandatos de una de las presidencias m¨¢s incompetentes y fracasadas de la historia reciente, ha llegado la hora del cambio. Si hubiera un candidato republicano excepcional, podr¨ªa estar m¨¢s igualada; pero no lo hay. John McCain tiene una biograf¨ªa impresionante y merece todo el respeto. Pero seguramente es demasiado viejo, y tal vez demasiado err¨¢tico, para ser un buen presidente. Todos los dem¨¢s tienen grandes fallos, o de car¨¢cter (Giuliani), o de ideolog¨ªa (Huckabee), o de falta de fibra (Romney).
Igualmente importante es el hecho de que los candidatos republicanos en general est¨¢n de acuerdo en varias pol¨ªticas que ser¨ªan perjudiciales para el mundo. Como el presidente Bush, siguen negando la necesidad de tomar medidas dr¨¢sticas para afrontar el reto trascendental del cambio clim¨¢tico, la seguridad energ¨¦tica y el crecimiento sostenible. Adem¨¢s tienen demasiado lastre pol¨ªtico, con problemas como Irak y Guant¨¢namo, como para poder cambiar de marcha y abordar una lucha prolongada y que tiene muchos frentes, contra el terrorismo internacional, la proliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva y las consecuencias de la situaci¨®n de Estados fracasados o en trance de fracasar como Pakist¨¢n. ?C¨®mo puede nadie con un gramo de sensatez votar por un hombre que dice, como Mitt Romney, que "deber¨ªamos duplicar Guant¨¢namo"?
Eso deja la pelota en el tejado de los dem¨®cratas. Yo empec¨¦ 2007 como entusiasta partidario de Obama. Empiezo este a?o de 2008 como partidario, poco entusiasta, de Clinton. Sigo pensando que Barack Obama es el ¨²nico candidato que cambiar¨ªa la imagen de Estados Unidos de la noche a la ma?ana. El pa¨ªs ha alcanzado su grado m¨¢s bajo de popularidad en todo el mundo desde que empezaron a realizarse sondeos de opini¨®n internacionales. Obama encarna los aspectos de la sociedad estadounidense que admiran incluso los m¨¢s feroces detractores de Washington, y adem¨¢s tiene buenas ideas. Lo malo es que, cuanto m¨¢s le he observado durante el pasado a?o, m¨¢s me he convencido de que todav¨ªa no est¨¢ listo para el cargo.
Hay un peque?o instante que no se me borra de la mente: al responder a una pregunta en uno de los debates, dijo que le gustar¨ªa ocuparse del problema llamando a los presidentes de M¨¦xico y Canad¨¢ (Canad¨¢ no tiene presidente). Un desliz sin importancia, pero igual que muchos otros que ha tenido, adem¨¢s de una gran cantidad de palabras vac¨ªas. Es evidente que un presidente inexperto puede aprender sobre la marcha, como han demostrado los dos ¨²ltimos inquilinos de la Casa Blanca. Ahora bien, en el primer mandato de George W. Bush, las consecuencias fueron desastrosas. Y el primer mandato de Bill Clinton tampoco fue nada del otro mundo, con la verg¨¹enza de no haber actuado en Ruanda, para no hablar de los titubeos a prop¨®sito de Bosnia. En un mundo cada vez m¨¢s peligroso, en el que el nuevo a?o llega con un Pakist¨¢n nuclear que se tambalea al borde de la anarqu¨ªa, no podemos permitirnos perder el tiempo con m¨¢s errores.
Lo importante de los Clinton es que saben qu¨¦ errores deben evitar porque ya los han cometido casi todos. Han aprendido por las malas. Y dejemos clara una cosa: al escoger a Hillary Clinton, los votantes estadounidenses estar¨ªan escogiendo a los Clinton. Ser¨ªan los presidentes Clinton. Pero ¨¦sa es una ventaja m¨¢s.
Hillary, a sus 60 a?os, se ha convertido en un personaje que impone. Magn¨ªficamente informada sobre todos los temas, dice casi siempre la palabra justa, pocas veces se equivoca, y se ha visto sometida a ex¨¢menes y pruebas como pocos seres humanos. El otro d¨ªa, en una subasta de ganado de Ames, Iowa, hizo la broma de que pod¨ªan "mirarle la dentadura", como hacen los granjeros con las vacas, si de esa forma iban a tener m¨¢s clara la elecci¨®n. Y la verdad es que, si a alguien se le ha "examinado la dentadura" en el mundo, es a los Clinton.
?Es simp¨¢tica? No. Por lo menos, no en p¨²blico. La simpat¨ªa y la calidez son cosa de Bill. ?Sincera? No es precisamente eso lo que sugiere la historia. Diremos que es tan honrada como una abogada. Pero no necesitamos que la persona m¨¢s poderosa del mundo sea buena persona. Necesitamos que desempe?e bien su trabajo, que sepa lo que hace; que sea madura, responsable, dura, unas manos seguras despu¨¦s de ocho a?os de errores garrafales. Y mucho m¨¢s si se tiene en cuenta que a su lado est¨¢, para ayudarla, uno de los pol¨ªticos m¨¢s elocuentes, bien informados y habilidosos del planeta. Dos por el precio de uno. Y detr¨¢s de ellos, varios posibles equipos de pol¨ªtica exterior con gran experiencia que puede aprovecharse, con opiniones m¨¢s parecidas a las que predominan en la mayor¨ªa de las grandes democracias mundiales y, por consiguiente, mejor situados para forjar las indispensables alianzas. El argumento que utiliza Hillary es que Estados Unidos necesita a alguien "listo para ser presidente desde el primer d¨ªa". Es normal que lo diga. Pero resulta que tiene raz¨®n.
Una satisfacci¨®n a?adida ser¨ªa la de ver a una mujer romper el techo de cristal por excelencia (a no ser que imaginemos a una papisa en el trono de san Pedro). Lo que no har¨ªa el regreso de los Clinton es provocar el mismo efecto que Obama en la imagen de Estados Unidos en el extranjero. Al contrario, m¨¢s bien habr¨¢ millones de personas en todo el mundo que se preguntar¨¢n: ?qu¨¦ democracia es ¨¦sa, en la que el presidente elegido siempre se llama Bush o Clinton? Por tanto, tambi¨¦n necesitamos a Obama. Con unos cuantos a?os m¨¢s de experiencia, como la que ha adquirido Hillary, puede ser un presidente que inspire a los ciudadanos. ?Y qu¨¦ mejor forma de adquirir esa experiencia que siendo vicepresidente? Ya s¨¦, parece poco probable, sobre todo si Hillary quiere presentarse a un segundo mandato. Pero Hillary Clinton-Barack Obama ser¨ªa mi dream team.
www.timothygartonash.com Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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