"Tengo el deseo de la luz, pero estoy en la sombra"
Markus L¨¹pertz tiene muchos amigos en Espa?a, como Kosme de Bara?ano. Otros ya murieron, como Eduardo Chillida, que fue quien m¨¢s le ayud¨®. "Aqu¨ª he tenido muy buenas aventuras", refiere el pintor y escultor, que en 2004 recibi¨® el premio Julio Gonz¨¢lez del IVAM. Recientemente ha estado en la Facultad de Bellas Artes de Altea (Alicante), donde ha impartido un taller pr¨¢ctico sobre la escultura, que culmin¨® con una conferencia en la Fundaci¨®n Ca?ada Blanch de Valencia.
"El arte es una utop¨ªa vivida hoy y entendida en el futuro"
"Soy artista, no pedagogo. No quiero salvar el mundo con el arte"
A sus alumnos les explic¨® qu¨¦ es un artista, que el arte se produce en una atm¨®sfera determinada, que hay que tener claro qu¨¦ es el arte y que no basta con estar en una facultad sino que "hay que trabajarlo con todas las fuerzas si se quiere ser artista". ?l se considera un prototipo de artista, "aunque no un cantante de pop". Es alto, viste con elegancia, maneja un bast¨®n con una calavera en la empu?adura y lleva dos anillos con otros dos cr¨¢neos sobre los que no quiere hacer comentario alguno. Todav¨ªa es "absolutamente" un artista salvaje, como se calific¨® a los que en su tiempo utilizaron la est¨¦tica de la ruptura en Alemania. L¨¹pertz es pintor y escultor, no un pintor que esculpe o un escultor que pinta. Proviene de la pintura y ha llegado a la escultura dentro de la tradici¨®n que en el arte han dejado Picasso, Beckmann o Kidner.
Primero consigui¨® un horizonte con su pintura y luego pas¨® a "hacer figuras que encarnan su sensibilidad". Ha creado "un mundo paralelo" y sus esculturas son "las habitaciones" de su pintura. Pero tambi¨¦n escribe poes¨ªa y toca free jazz al piano. ?Hay algo que no haga? "Equilibrismo", responde reprimiendo el ¨¦nfasis. Su impulso po¨¦tico y musical pertenece a "otra dimensi¨®n" de su creatividad. Ama la m¨²sica y ama profundamente la poes¨ªa, y recuerda que Miguel ?ngel tambi¨¦n hac¨ªa poes¨ªa y que lo m¨¢s importante del Renacimiento era "ser un poeta en el infierno", mientras acaricia la empu?adura de su bast¨®n.
Naci¨® el 1941 en Lieberec-Reichenberg, en Bohemia (ahora Chequia). Con otros artistas alemanes, como Baselitz, Immendorf o Kiefer, dio una segunda gloria al tradicional expresionismo alem¨¢n con el neoexpresionismo. En su juventud por neoexpresionismo se entend¨ªa algo g¨®tico, alem¨¢n, agresivo, oscuro. Piensa que no se ha alejado de ah¨ª: "Tengo el deseo de la luz, pero estoy en la sombra".
En estos momentos L¨¹pertz considera su propia perspectiva. Se ocupa de cosas que hizo en otro tiempo, los cuadros que realiz¨® en Par¨ªs, y en la distancia ha reflexionado sobre las obsesiones que le llevaron a hacerlos y las que le mueven ahora. "Ahora lo ¨²nico nuevo es que el motivo no juega ning¨²n papel. Ya no veo necesarios los contenidos", explica. Y remacha: "Yo soy artista, no pedagogo. No quiero salvar el mundo con el arte". Le molesta la mala utilizaci¨®n del arte, y cree que cuando se utiliza para ser mejor persona, "entonces se es creativo, pero no artista". Lo ¨²nico que persigue es introducir su propia creaci¨®n en "esa gran idea de magma": "La pintura est¨¢ definida. Es algo m¨¢s que pintura. Lo que hay que hacer es introducir en ella la propia individualidad". En alguna ocasi¨®n defini¨® su pintura como c¨®digos secretos para un futuro que no entiende y que el espectador tampoco entiende, aunque conf¨ªa en que alg¨²n d¨ªa el arte llegar¨¢ a ser entendido. "El arte es una utop¨ªa vivida hoy y entendida en el futuro. Somos contempor¨¢neos del arte, pero la grandeza, el significado, llega cien a?os despu¨¦s".
L¨¹pertz siempre mantuvo una posici¨®n contraria al pop art americano, como buen representante del nuevo expresionismo alem¨¢n. Simplemente porque es "antiamericano". Es un artista europeo y no le gusta "la cultura imperialista de los americanos". Reivindica su obra como muy europea. Muy germ¨¢nica y, a la vez, muy mediterr¨¢nea, lo cual parece dif¨ªcil de conciliar. ?l lo atribuye a una cuesti¨®n de sangre. Su abuelo era siciliano. Considera que el europeo es un n¨®mada, se mueve siempre como hizo El Greco. Todav¨ªa ve un abismo entre el arte europeo y el americano. Concept¨²a que los americanos han desarrollado el estilo y han convertido el arte en una mercanc¨ªa, "que es algo muy valioso pero que choca con la idea europea del arte". El camino que recorre el arte europeo "es m¨¢s intelectual, m¨¢s sensible": "El arte europeo contesta preguntas con preguntas, mientras que el americano contesta preguntas con respuestas".
A L¨¹pertz le destruyeron su escultura Chillida en Bamberg. La de Mozart en Salzburgo tambi¨¦n fue atacada. "Y a m¨ª me echaron de Augsburgo", remata. Atribuye a esas reacciones a una situaci¨®n en la que su obra toca "un nervio de la gente", pero que no quiere producir. En los a?os setenta pint¨® cascos nazis y fue tachado de nazi. "Es algo que no se entendi¨® porque yo s¨®lo quise reproducir fen¨®menos de aquel tiempo, s¨®lo quise ense?ar el demonio y la lecci¨®n", justifica.
Respecto a las nuevas formas que adopta el arte, como las instalaciones, la posici¨®n del rector de la Academia de Bellas Artes de D¨¹sseldorf y autor del Manifiesto ditir¨¢mbico es la de "un artista que tiene una obra que producir para que sus cuadros vayan a los museos y se cuelguen en las salas", mientras que el artista de instalaciones "va a un espacio y encuentra algo para ese espacio". Y eso es lo mismo que "una decoraci¨®n de escaparate". L¨¹pertz insiste en que hay que marcar jerarqu¨ªas: "La pintura es la reina y todo lo dem¨¢s es mucho m¨¢s sencillo". Y lo subraya casi zahiriendo: "Es mucho m¨¢s f¨¢cil decorar un cuarto que hacer un cuadro".
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