Hablemos de precios
Ha estallado la inflaci¨®n, dicen. En realidad se trata de la cr¨®nica de una crisis anunciada, algo que variables esenciales en la composici¨®n del IPC, tales como los alimentos y la energ¨ªa, estaban advirti¨¦ndonos desde hace por lo menos un a?o. No importa, tras los pecados de gula navide?a, en la sobremesa, llega la hora de los culpables. El precio del barril del petr¨®leo es percibido como plaga b¨ªblica y en estos d¨ªas de recogimiento familiar nadie osa contradecir tales escrituras. Por el contrario, en alimentaci¨®n los candidatos a culpables est¨¢n m¨¢s cercanos, son las grandes cadenas de distribuci¨®n y los agricultores.
En la distribuci¨®n alimentaria se ha producido en los ¨²ltimos 30 a?os un proceso importante de concentraci¨®n, ha desaparecido buena parte del peque?o comercio, se ha modificado la distribuci¨®n de los m¨¢rgenes econ¨®micos entre los distintos agentes de la cadena y seguramente ello ha ido en contra de la valoraci¨®n de la diversidad y del origen local de muchos productos. Pero, precisamente, la estrategia competitiva de las grandes superficies frente al resto del comercio ha sido la moderaci¨®n de precios.
En el siglo XXI debemos recuperar el sentido de la econom¨ªa como gesti¨®n de recursos escasos
En cuanto a los agricultores, teniendo en cuenta que en Catalu?a la producci¨®n agraria m¨¢s importante es la carne de cerdo y en este caso los precios percibidos por el productor han disminuido mientras que los costes del pienso se han incrementado el 31%, el tema no est¨¢ para muchas alegr¨ªas. Queda, sin embargo, como ejemplo la leche, que, aun descontando los incrementos de costes de alimentaci¨®n y energ¨ªa, ha tenido una mejor remuneraci¨®n. Pues bien, la leche desde noviembre de 2000 hasta noviembre 2006 se hab¨ªa incrementado el 2,5%, es decir, durante todo el periodo ha estado muy por debajo de la inflaci¨®n, que en Barcelona hab¨ªa sido del 23,3%. El fuerte incremento se ha producido de forma espectacular en el segundo semestre de este a?o.
Nos hallamos ante una nueva versi¨®n de c¨®mo matar al mensajero, desahogando la indignaci¨®n por la cesta de la compra sin reparar -y no precaver, por tanto- las profundas causas de la crisis de precios actuales. Y hay que repetirlo, estamos a las puertas de un nuevo escenario mundial con nuevos factores de demanda procedentes de los pa¨ªses emergentes, con dificultades en el suministro de combustibles, con exigencias medioambientales incrementadas. En el siglo XXI vivimos m¨¢s apretados y ello nos obliga a recuperar el sentido de la econom¨ªa como gesti¨®n de recursos escasos.
La cuarta parte de nuestro IPC proviene de la alimentaci¨®n, su capacidad para desestabilizar es, por tanto, muy importante. A su vez, por sus caracter¨ªsticas como producto perecedero -aunque la tecnolog¨ªa reduce cada vez m¨¢s la importancia de este aspecto- y con una demanda t¨ªpicamente inel¨¢stica, de tal modo que aunque suban los precios seguimos queriendo comer, las oscilaciones de precios pueden ser importantes en situaciones de mercados desajustados.
?Qu¨¦ hacer, por tanto? A nivel de precios y en nuestro entorno local, si ¨¦ste es el tema, se trata de abundar en la transparencia para que las transacciones puedan realizarse con la informaci¨®n precisa de la globalidad del mercado -algo que, francamente, ha mejorado en los ¨²ltimos a?os- evitando o dificultando, a su vez, posibles pr¨¢cticas monopolistas. En otro sentido, es posible acortar el camino de la producci¨®n al consumo, ganando eficiencia en la distribuci¨®n a favor de unos precios mas moderados.
Ahora bien, el problema es profundamente estrat¨¦gico. Recientemente Paul Kennedy en EL PA?S se refer¨ªa a ello y sentenciaba que "en los pr¨®ximos decenios todos los pa¨ªses del mundo van a valorar cada vez m¨¢s las materias primas esenciales, como el cereal, el agua potable y el petr¨®leo". Pero ?qu¨¦ ocurre si un pa¨ªs no tiene un gran potencial agr¨ªcola, cuenta con agua escasa y fuentes de energ¨ªa limitadas? ?ste es el debate. Como dato esperanzador, el Observatorio de Clusters Europeo de la Escuela Econ¨®mica de Estocolmo se?alaba a Catalu?a como primera regi¨®n europea en industria agroalimentaria. Como reto imprescindible queda la valoraci¨®n estrat¨¦gica de la agricultura y la optimizaci¨®n del uso del agua.
Francesc Reguant es economista
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