Ensanchando horizontes
Como llora el viento, un concierto de guitarra flamenca y orquesta, de Mauricio Sotelo, con Juan Manuel Ca?izares de solista y la Nederlands Philharmonisch Orkest, se estrena el viernes en el Festival de Canarias.
Los mundos del flamenco y la m¨²sica culta casi siempre se han mirado con el rabillo del ojo. Con cierta desconfianza, incluso. No se han desentendido del todo, pero han estado rozando la indiferencia. Vienen de ra¨ªces distintas, tienen c¨®digos de comportamiento a mucha distancia. El compositor Mauricio Sotelo (Madrid, 1961) se ha resistido con una fe de las que mueven monta?as a aceptar esta situaci¨®n, y ha insistido una y otra vez en hacer posible un acercamiento. De hecho se considera a s¨ª mismo tan "flamenco" como "cl¨¢sico". Ha intentado el encuentro -especialmente a trav¨¦s del cante- desde la ¨®pera, desde la m¨²sica sinf¨®nica, desde el ballet o desde el cuarteto de cuerda, y en los diferentes empe?os ha arrastrado a figuras como Enrique Morente, Carmen Linares, Esperanza Fern¨¢ndez, Miguel Poveda, Arc¨¢ngel, Marina Heredia, Eva Dur¨¢n o Pitingo, entre otros. Le quedaba un reto, la incorporaci¨®n en un gran proyecto de la guitarra flamenca a su universo ling¨¹¨ªstico. Hasta ahora hab¨ªa utilizado la guitarra en sus composiciones con cuentagotas. En un par de ocasiones nada m¨¢s. Ten¨ªa pensado desde hace tiempo qui¨¦n podr¨ªa seguirle en esta aventura. Y Juan Manuel Ca?izares no le ha defraudado. El pr¨®ximo viernes en Las Palmas de Gran Canaria y el domingo en Santa Cruz de Tenerife, dentro del Festival de M¨²sica de Canarias, se estrena su anhelado concierto para guitarra flamenca y orquesta Como llora el viento, con la Nederlands Philharmonisch Orkest, dirigida por Yakov Kreizberg. El 13 de marzo en Berl¨ªn, Ca?izares estrenar¨¢ Como llora el agua, una versi¨®n para guitarra flamenca en exclusiva inspirada en el concierto. Ca?izares abre as¨ª un a?o fren¨¦tico con giras por Estados Unidos -en 16 ciudades, nada menos-, Jap¨®n, M¨¦xico, Colombia, Argentina o Rusia, por citar solamente las de antes del verano. Su disco sobre Iberia, de Alb¨¦niz, con guitarra flamenca aparece este mes en Estados Unidos, despu¨¦s de tres ediciones en Jap¨®n y una gran acogida en Alemania, Reino Unido y Francia, adem¨¢s de en Espa?a. Sotelo ha recurrido para una ocasi¨®n tan especial como la de este concierto flamenco-cl¨¢sico a uno de sus poetas de cabecera, Federico Garc¨ªa Lorca, para que le sirva de talism¨¢n. Versos del poema de Lorca La guitarra, de 1921, encabezan y dan nombre a las dos versiones -orquestal y para guitarra- de este singular desaf¨ªo musical. La conversaci¨®n con Sotelo y Ca?izares se realiza con la partitura de Sotelo a la vista, y se salpimenta con ejemplos musicales en vivo de la obra a estrenar tocados primorosamente por Ca?izares.
"Es como un reencuentro con los or¨ªgenes, ara?ando aquellos sonidos de la infancia, haciendo llorar la guitarra", Sotelo
"?ste es un encuentro de dos mundos y malo ser¨ªa que saliese beneficiado s¨®lo uno. Algo fallar¨ªa en ese caso". Ca?izares
PREGUNTA. Vaya l¨ªo en el que se han metido ustedes, con una tradici¨®n pr¨¢cticamente nula en el di¨¢logo de la guitarra flamenca con una gran orquesta.
MAURICIO SOTELO. S¨ª, la verdad es que le hemos echado alegr¨ªa al asunto. Es cierto que los compositores de m¨²sica culta conocen muy poco las posibilidades de la guitarra flamenca. No es que la guitarra cl¨¢sica se haya cultivado demasiado como instrumento solista en obras orquestales, pero al menos tenemos los ejemplos de Joaqu¨ªn Rodrigo, Joan Guinjoan, Luis de Pablo, Tom¨¢s Marco, Ant¨®n Garc¨ªa Abril y alg¨²n otro en nuestro pa¨ªs. En mi caso tengo que confesarle que existe adem¨¢s una componente sentimental en toda esta historia. Seguramente le extra?ar¨¢, pero la guitarra es el primer instrumento que aprend¨ª a tocar. Comenc¨¦ con ella a los seis-siete a?os, sin saber leer m¨²sica todav¨ªa. Era lo que hab¨ªa en casa. Y ahora me resulta emocionante volver a ella despu¨¦s del viaje de toda una vida con las ense?anzas de Luigi Nono, la memoria del sonido, el descubrimiento del flamenco y las b¨²squedas de todo tipo que perfilan mi peque?a historia musical. Es como un reencuentro con los or¨ªgenes, ara?ando aquellos sonidos de la infancia, haciendo llorar a la guitarra como llora el viento sobre la nevada, que dir¨ªa Lorca. Le dir¨¦ una cosa: he dedicado la partitura a mi madre. Adem¨¢s est¨¢ la colaboraci¨®n mano a mano con Ca?izares, al que admiro desde hace muchos a?os. Para m¨ª es un referente en el universo de la guitarra flamenca. Hemos colaborado juntos, pero no revueltos, en ballets como El loco. Un proyecto de esta envergadura s¨®lo pod¨ªa realizarse con alguien como ¨¦l. Yo hago m¨²sica rara aunque sea muy "flamenco" y Ca?i entiende perfectamente mi m¨²sica. Los compositores del pasado sol¨ªan escribir pensando en sus int¨¦rpretes. Piense en Haendel o en Mozart, por ejemplo. Yo procuro hacer lo mismo. Si escribo algo para saxof¨®n recurro a Marcus Weiss o si es para flauta travesera a Roberto Fabricciani. En el caso de la guitarra flamenca la elecci¨®n no ten¨ªa dudas.
JUAN MANUEL CA?IZARES. Desde el principio me sumerg¨ª en este proyecto como si fuese una aventura fant¨¢stica. Part¨ªa de la admiraci¨®n y respeto que sent¨ªa por Sotelo. Hab¨ªamos colaborado en un ballet y tambi¨¦n en un concierto-homenaje a Jos¨¦ ?ngel Valente, con el cantaor Arc¨¢ngel, en la Residencia de Estudiantes. Aquello para m¨ª fue una experiencia muy gratificante. Sotelo acaba de decir que su m¨²sica es rara y no estoy de acuerdo. Lo raro o no raro depende de la cultura musical de cada uno. A m¨ª lo que me parece raro es armonizar sin saber, por ejemplo. Soy una persona inquieta y me gusta investigar. No quiero encerrarme en cotos cerrados y creo que es enriquecedor ensanchar los campos de miras. La m¨²sica seria me atrae. Las cosas microtonales, por ejemplo, me parecen una maravilla. Y muchas de estas sutilezas las he aprendido con Sotelo. Adem¨¢s, ?qu¨¦ quiere que le diga?, Sotelo conoce el lenguaje flamenco y eso da mucha confianza. Este proyecto ha despertado en m¨ª ilusi¨®n y responsabilidad. Y luego hay cosas alrededor que pueden parecer tonter¨ªas y que a m¨ª me impresionan: muchas personas, muchos ensayos, la actitud a tu alrededor de estar siempre midiendo cada detalle, todo el mundo pensando, el trabajo en equipo. Es un reto, de verdad.
M. S. Estoy de acuerdo con Ca?izares en que manejamos un lenguaje com¨²n. ?l sabe armon¨ªa y orquestaci¨®n. Y tambi¨¦n compone. Viene de una tradici¨®n de 10 a?os tocando con Paco de Luc¨ªa. Lo fundamental es que lo pasamos muy bien trabajando juntos. No hace falta explicar cada detalle de ritmo, comp¨¢s o puntos de tensi¨®n. Por mi parte respeto al m¨¢ximo la tradici¨®n de la guitarra flamenca y su manera de tocar. Y lo que sale de toda esta serie de afinidades es una m¨²sica completamente nueva. En el concierto que ahora nos ocupa utilizamos un tipo de scordatura (afinaci¨®n modificada) muy particular. Despu¨¦s hay una gestualidad flamenca, con alusiones a ritmos de sole¨¢, seguidilla, buler¨ªa o taranto. Todo suena como muy antiguo, pero tambi¨¦n de una forma muy natural.
J. M. C. En el mundo del flamenco unos entran con ganas de autenticidad y otros con una fuerte carga de oportunismo. Sotelo no se ha aprovechado en ning¨²n momento del esnobismo reinante en muchos sectores. Conoce los c¨¢nones, las reglas, las ra¨ªces. En definitiva se ha ocupado de aprender en profundidad las exigencias y requisitos de un mundo sonoro como el del flamenco, y despu¨¦s lo combina con las demandas espec¨ªficas de la orquesta y con las de la guitarra. No se trata lo suyo de adornos o decoraciones, y tampoco de fusiones, sino m¨¢s bien de mezclas sugerentes. No s¨¦ si me explico. Le pongo un ejemplo. Si yo hago una tortilla de patata y a?ado al lado una salsa de soja porque tengo una amiga japonesa invitada, el resultado ?es una fusi¨®n o una mezcla? Pues eso. Pero en la m¨²sica con mayor grado de complejidad.
P. Qu¨¦ duda cabe: ustedes se entienden a la perfecci¨®n, pero la orquesta holandesa que les acompa?a ?va a comprender f¨¢cilmente esta combinaci¨®n de flamenco y cl¨¢sica?
M. S. Cuando la orquesta escuche a Ca?izares se va a quedar fascinada. De entrada, va a "entender no entendiendo", como dec¨ªa Jos¨¦ ?ngel Valente. La emoci¨®n, lo que llega al p¨²blico, se vive previamente entre los m¨²sicos. Est¨¢s o no est¨¢s. Con todas las dificultades previsibles se van a sentir contagiados. Ya me ha ocurrido en otros casos como en los ensayos de un cuarteto de cuerda con cantaor con el cuarteto Artemis. Algunos nos planteaban la misma duda que usted ahora. Pero lleg¨® Arc¨¢ngel y arras¨®. Si los int¨¦rpretes son los id¨®neos, la comunicaci¨®n es inmediata y todo transcurre con mayores complicidades.
J. M. C. Yo no digo nada, pero ya ve usted que con Sotelo uno se encuentra c¨®modo a la fuerza. Es como uno de esos entrenadores de f¨²tbol que te quita la presi¨®n a base de ech¨¢rsela ¨¦l encima. En cualquier caso, pienso que habr¨¢ problemillas, pero conf¨ªo en que se superar¨¢n. Hay mucha energ¨ªa en juego, y eso es contagioso.
P. En este tipo de aventuras est¨¦ticas, ?qui¨¦n sale m¨¢s beneficiado: el flamenco o la m¨²sica orquestal de nuestro tiempo?
J. M. C. Yo pienso que ¨¦ste es un encuentro de dos mundos y malo ser¨ªa que saliese beneficiado solamente uno. Algo fallar¨ªa en ese caso. Pero llevando el tema a mi terreno, el flamenco no tiene nada que perder, y mucho que ganar, si se respeta su ¨¦tica y se ampl¨ªan sus horizontes. Cuando hablo de ¨¦tica quiero englobar las ra¨ªces, los fundamentos ling¨¹¨ªsticos, la sustancia est¨¦tica que lo define. El mundo del flamenco est¨¢ sometido a muchas adulteraciones, pero no es ¨¦ste el caso, pues no se trata aqu¨ª de innovar por innovar, sino de dar un pasito adelante, de ir un poquito m¨¢s all¨¢, manteniendo escrupulosamente la tradici¨®n pero sin perder la perspectiva de la creaci¨®n actual. Y tambi¨¦n se trata de conquistar a otros p¨²blicos, de aqu¨ª y de fuera, mostr¨¢ndoles sin complejos lo que tenemos, que no es poco. El flamenco vive a veces demasiado encerrado en s¨ª mismo. Yo doy clases de flamenco en la Escuela Superior de M¨²sica de Barcelona, pero esto no es una pr¨¢ctica normal sino casi una excepci¨®n. En las universidades, en los centros superiores, el flamenco se difunde poco. Es una reivindicaci¨®n por la que ha luchado continuamente un guitarrista emblem¨¢tico como Manolo Sanl¨²car. En los di¨¢logos con el mundo cl¨¢sico yo tengo que contarle una experiencia de la que me siento muy orgulloso, y es la identificaci¨®n desde la guitarra, con grabaci¨®n discogr¨¢fica incluida, con la suite Iberia, de Alb¨¦niz. Ya s¨¦ que las sonoridades del piano y la guitarra son muy distintas, pero la versi¨®n parte de unos planteamientos de absoluta fidelidad al esp¨ªritu original, y creo modestamente que los resultados art¨ªsticos son bastante sugerentes. Para m¨ª, desde luego, lo son, pero creo que tambi¨¦n lo son para un p¨²blico curioso que asiste a los conciertos y as¨ª nos lo manifiesta. Pues algo parecido creo que va a pasar con los conciertos Como llora el viento y Como llora el agua. Van a ser como un doble viaje de iniciaci¨®n.
M. S. Dando una vuelta de tuerca a lo que dice Ca?izares, lo que a m¨ª me puso en la ¨®rbita del flamenco fueron las conversaciones con el gran compositor y maestro veneciano Luigi Nono. Habl¨¢bamos de temas tan determinantes para el presente y futuro de la m¨²sica como la problem¨¢tica de la escucha, los espacios deseables y la necesidad de la tradici¨®n culta de la memoria. Fue Nono quien me orient¨® asimismo en la b¨²squeda de los fundamentos griegos o en la fuerza primigenia del flamenco. Fue como una revelaci¨®n y ello cambi¨® por completo el enfoque de mi vida musical. Tambi¨¦n con un cantaor sabio como Enrique Morente he hablado con frecuencia del pensamiento y los hallazgos formales de compositores como Nono y Helmut Lachenmann. Los intercambios de ideas y la propia realizaci¨®n musical me llevaron al convencimiento de que hab¨ªa que mirar hacia delante revolviendo las ra¨ªces pero sin destruirlas. No se trataba de un proceso similar al del mundo del jazz en los setenta con sus experiencias de fusi¨®n. Hab¨ªa que ir por derecho y de verdad. No es un camino agotado el de las interrelaciones cultas entre el flamenco y la m¨²sica de creaci¨®n actual. Es m¨¢s, est¨¢ en sus comienzos. Pero creo que se dan condiciones objetivas para una profundizaci¨®n en su est¨¦tica y sus procedimientos. Yo a veces me pregunto si me siento m¨¢s de un mundo o del otro, del flamenco o de la cl¨¢sica. Recuerdo que de lugares como el Candela me echaron en su d¨ªa a patadas. Pero ahora siento que el sector del flamenco me respeta y me quiere. Hasta tal punto me consideran uno de los suyos que cuando la revista flamenca El Canon hizo una recopilaci¨®n de los m¨²sicos flamencos que hab¨ªan obtenido un Premio Nacional de M¨²sica a m¨ª me situaron entre ellos, al lado de los Morente, Sanl¨²car o Carmen Linares. Es un reconocimiento que me honra. Pero a lo que ¨ªbamos. Tiene raz¨®n Ca?izares. Si no se benefician las dos partes implicadas en aventuras est¨¦ticas como la del concierto para guitarra flamenca y orquesta que ahora estrenamos, es que algo hemos hecho mal. Si es as¨ª, que espero que no lo sea, pondremos en marcha de inmediato un proceso de autocr¨ªtica y reflexi¨®n adicional.
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