Policiaco con esv¨¢stica
La novela de cr¨ªmenes ambientada en la ¨¦poca del III Reich y la II Guerra Mundial se consolida como uno de los subg¨¦neros m¨¢s vitales del noire
No vamos a dejar de hacer justicia s¨®lo porque estemos en guerra". La frase del idealista mayor Grau, de la Wehrmacht, que investiga la muerte de una prostituta en la Varsovia ocupada por los nazis en La noche de los generales, puede servir como lema de un activo e interesant¨ªsimo subg¨¦nero de la novela policiaca que nos brinda continuamente excelentes autores y t¨ªtulos: el de la historia de cr¨ªmenes ambientada en los tiempos del III Reich y la II Guerra Mundial.
Fue ¨¦sa una ¨¦poca de grandes cr¨ªmenes -toda la atrocidad de los nazis y su maquinaria b¨¦lica y genocida-, pero en la que no dejaron de producirse, por supuesto, esos otros cr¨ªmenes, uno est¨¢ tentado de decir con min¨²scula, como si hubiera diferencia, m¨¢s all¨¢ del n¨²mero de v¨ªctimas, entre arrasar Lidice o asesinar vilmente a una ramera polaca y pudiera establecerse una categor¨ªa, una escala moral.
Los investigadores sufren la esquizofrenia de tratar de cumplir un deber moral mientras todo se va al carajo
La ventaja de ambientar novelas en la ¨¦poca es que puedes poner secundarios de lujo como Heydrich o Himmler
Grau (Omar Sharif en la espl¨¦ndida pel¨ªcula que hizo Litvak en 1967 de La noche de los generales, de Hans Hellmunt Kirst, editada en su d¨ªa por Planeta) no tiene la menor duda al respecto y cree que incluso en el marco de la m¨¢s gigantesca carnicer¨ªa que el mundo ha visto y desde las sombras del r¨¦gimen de mayor crueldad, corrupci¨®n e inmoralidad se puede, y se debe, tratar de hacer justicia.
As¨ª le va en su enfrentamiento con el psic¨®pata general y serienkiller Tanz (Peter O'Toole), a la saz¨®n guerrero favorito de Hitler y comandante de la SS Panzerdivision Nibelungen, al que le parece rid¨ªculo que alguien le persiga por un qu¨ªtame all¨¢ esa prostituta con lo que est¨¢ cayendo (¨¦l mismo arrasa media Varsovia y no pasa nada). Esa doble moral, esa perversi¨®n de la justicia que imprimen la guerra y el totalitarismo y que parece liquidar la honestidad y la decencia de los hombres -?qu¨¦ sentido tiene investigar un crimen en medio de la general barbarie?-, es el meollo mismo, el mecanismo que anima este subg¨¦nero del, digamos, policiaco con esv¨¢stica o negro-feldgrau (por el gris de los uniformes alemanes) y le proporciona una especial emotividad e inter¨¦s.
Todos los investigadores, de oficio, espont¨¢neos o a la fuerza, que aparecen en las novelas del subg¨¦nero, sean c¨¢ndidamente idealistas como el mayor Grau (?que trata de arrestar a Tanz en su cuartel general rodeado de tanques Tiger!), honestos de una pieza como el subinspector Jan Morava de la brigada criminal de Praga (La hora estelar de los asesinos, de Pavel Kohout, Alianza), curtidos, c¨ªnicos y baqueteados detectives privados como el Bernhard Gunther de las novelas de Philip Kerr (la tetralog¨ªa Berlin Noire, RBA), un Marlowe ex Kriminalinspektor de la Kripo, que despierta a menudo, seg¨²n propia confesi¨®n, con "un sabor de bragas de puta en la boca" -con perd¨®n-, o refinados y pesimistas arist¨®cratas como el coronel Martin von Bora, de las novelas de Ben Pastor (editadas por Salamandra), que luce la Cruz de Caballero con Hojas de Roble y tocaba Bach al piano como nadie hasta que los partisanos italianos le volaron una mano, sufren en sus carnes esa esquizofrenia de cumplir con un deber moral que parece bastante in¨²til mientras todo se va al carajo.
O ya se ha ido. El amigo Gunther -uno de esos car¨¢cteres inolvidables que a veces nos regala la novela policiaca, un tipo sensible y honesto envuelto en la necesaria rudeza para sobrevivir en su profesi¨®n: veterano de guerra y ex polic¨ªa, trabaja por libre buscando desaparecidos, un trabajo al alza en el III Reich, pero le adscriben ocasionalmente a la Kripo y las SS, bajo mando directo de los pavorosos Heydrich, M¨¹ller o Eichmann, que ya es destino-, Gunther, dec¨ªamos, tratar¨¢ de resolver casos criminales en el III Reich (en Violetas de marzo y P¨¢lido criminal -asesinato ritual de jovencitas arias-), pero tambi¨¦n despu¨¦s, en las ruinas de Berl¨ªn, M¨²nich y Viena, siempre en historias en conexi¨®n con el pasado nazi (Un r¨¦quiem alem¨¢n y Unos por otros). Unos por otros es la ¨²ltima novela de la tetralog¨ªa, aunque para 2008, Dios sea loado, se anuncia una quinta novela de Gunther: A quiet flame.
La proyecci¨®n en la inmediata posguerra se da tambi¨¦n en dos novelas estupendas que transcurren en un Berl¨ªn devastado en el que la moral vale lo que unas medias de seda: El buen alem¨¢n (RBA), de Joseph Kanon, de la que se rod¨® la insuficiente pel¨ªcula de Soderbergh, con George Clooney y Cate Blanchett (hicieron desaparecer al magn¨ªfico personaje de Liz, la deslenguada fot¨®grafa estadounidense de la novela), y Berl¨ªn 1945 (RBA), de Pierre Frei.
En la primera, el periodista Jake Geismar, que viaja a la ciudad para cubrir la Conferencia de Potsdam, aunque m¨¢s interesado en encontrar el rastro de una antigua amante alemana se ve inmerso, al descubrir casualmente un cad¨¢ver, en una trama criminal cuyo trasfondo es la lucha de las potencias por hacerse con los desalmados expertos en coheter¨ªa nazis, la gente de Peenem¨¹nde. Entre los personajes, un secundario destacable: el detective retirado berlin¨¦s Gunther Behn (?un homenaje a Kerr?).
En el mismo escenario, Berl¨ªn 1945 (RBA), de Frei, presenta la historia de un asesino en serie de mujeres. El relato est¨¢ estructurado de manera fascinante: se nos cuenta la vida de cada una de las asesinadas, aut¨¦nticos microcosmos que arrojan una panor¨¢mica excepcional de la existencia bajo el III Reich: la esposa de un comandante de campo de exterminio, la madre con un hijo retrasado que cae en las garras de los demoniacos ap¨®stoles de la eugenesia, una arist¨®crata, una actriz... La investigaci¨®n para cazar al escurridizo psic¨®pata la conducen el inspector berlin¨¦s Klaus Dietrich, veterano de guerra, junto a un oficial de la Polic¨ªa Militar estadounidense, el sargento Donovan. De nuevo, tienen que hacer frente a la dormida sensibilidad ante los cr¨ªmenes de una poblaci¨®n embotada y saturada por tanto horror vivido.
La combinaci¨®n de parejas de investigadores o polic¨ªas de pa¨ªses diferentes, a veces antiguos enemigos, una dicotom¨ªa que da mucho juego, aparece en otras novelas del subg¨¦nero. En varias de las tan emocionantes de Martin Bora -un personaje inolvidable, humano y valiente, inspirado en Von Stauffenberg y que no duda en enfrentarse a las SS desde que choca con los Einzatgruppen en Polonia- , como las dos publicadas en Espa?a, Kaputt Mundi y Luna mentirosa, le vemos en compa?¨ªa del inspector italiano Sandro Guidi. Y en la sensacional La hora estelar de los asesinos (Alianza), de Pavel Kohout, seguramente la m¨¢s ambiciosa novela de esta categor¨ªa, con una enorme dimensi¨®n pol¨ªtica, la persecuci¨®n del asesino en serie de viudas, Rypol, la llevan a cabo, en la ca¨®tica Praga del final del dominio nazi, el subinspector checo Morava y el agente de la Gestapo Buback (de escalofriante destino). Es dif¨ªcil elogiar suficientemente esta novela apasionante y densa, de complejas proyecciones morales y que desborda violencia y traici¨®n pero contiene asimismo una hermosa doble historia de amor.
Historias de amor tambi¨¦n, limpia y adolescente en un caso, ad¨²ltera en el otro, son las que est¨¢n en el centro de otras dos buen¨ªsimas novelas policiacas con nazis. Los fantasmas de Christopher (Alea), del gran Charles McCarry, y El corresponsal (Seix Barral), del no menos grande Alan Furst. En la primera, McCarry, que trabaj¨® para la CIA de 1958 a 1967, se remonta a la juventud de Paul Christopher, su agente protagonista de numerosas novelas, para narrar una fascinante historia en dos tiempos, en la Alemania nazi de antes de la guerra y en la de la guerra fr¨ªa, en la que juega un papel decisivo un s¨¢dico mayor de las SS al servicio de la polic¨ªa del Reich. En la novela no faltan detalles de esos que dan credibilidad al relato de g¨¦nero, como que para volver a armar una Makarov, desmontada la pistola, tiene que estar amartillada pues si no la corredera no encaja con el armaz¨®n. Es interesante que uno de los personajes del relato sea Heydrich, viejo conocido del herr Gunther de Kerr. Y es que el temible y rijoso Obergruppenf¨¹hrer jefe de los servicios de seguridad del Reich da mucho de s¨ª. La ventaja de ambientar novelas en el III Reich es que puedes poner secundarios de lujo (Kerr hace salir tambi¨¦n a Himmler, a Goering y su le¨®n Mucki y hasta a Otto Rahn; Ben Pastor, a Kapler, Wolff, Kesselring y Dollmann). En la novela de Furst, el asesinato en Par¨ªs en 1938 de un l¨ªder de la resistencia antifascista italiana exiliado lanza al protagonista, el corresponsal Carlo Weisz, a una serie de arriesgadas misiones que le llevan al frente del Ebro en Espa?a y a la peligrosa Berl¨ªn nazi. Alan Furst es un especialista en pintar la atm¨®sfera de la clandestinidad en la II Guerra Mundial con sus novelas negras de espionaje, como El oficial polaco o Un oscuro viaje.
Una buen¨ªsima novela de cr¨ªmenes en la ¨¦poca, aunque ambientada en un escenario diferente, el Londres del Blitz, es A oscuras, de John Lawton (RBA). El sargento detective Troy deber¨¢ esclarecer el brutal asesinato de un hombre entre las ruinas de la ciudad bombardeada por la Luftwaffe. Escenario inusual es tambi¨¦n el frente de Leningrado en 1943, en el que transcurre la espl¨¦ndida novela -?no se la pierdan!- de Ignacio del Valle El tiempo de los emperadores extra?os (Alfaguara), con un sargento y un soldado de la Divisi¨®n Azul investigando un asesinato de connotaciones mas¨®nicas en el contingente espa?ol. Otra novela muy recomendable es S¨®lo una muerte en Lisboa (RBA), de Robert Wilson,con un viejo oficial de las SS y un detective portugu¨¦s involucrados en una antigua historia de corrupci¨®n y crimen que arranca en los d¨ªas del nazismo. Un destino a¨²n m¨¢s ex¨®tico es Manchuria, donde est¨¢ ambientada la entretenid¨ªsima La guarida del tigre, de Brent Ferguson (Militaria), en la que la OSS inflitra un agente en un centro secreto japon¨¦s de guerra bacteriol¨®gica al que ha llegado tambi¨¦n un oficial nazi con un bombardero de largo alcance...
No deber¨ªamos olvidar a un ¨²ltimo polic¨ªa alem¨¢n que investiga una serie de asesinatos en el Berl¨ªn nazi en... 1964. Se trata del detective March de las SS y la novela es por supuesto la c¨¦lebre ucron¨ªa llevada al cine Patr¨ªa (Debolsillo), de Robert Harris. Empezamos estas l¨ªneas con un investigador alem¨¢n honesto y las terminamos con otro. A ambos, como es l¨®gico, les van las cosas muy mal.
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