M¨¦todos para transportar ni?os
Salgo a la calle a observar m¨¦todos para transportar ni?os, porque sus transportistas -ya sean progenitores, familiares, cuidadores o explotadores- tienen distintos sistemas para llevarlos de un sitio a otro. Los explotadores, por ejemplo, suelen tenerlos en brazos para que den pena a la hora de la limosna o para distraer durante el latrocionio. Y para que den pena pero no den guerra usan distintos m¨¦todos narc¨®ticos ante la indiferencia m¨¢s pasmosa de las autoridades. Uno puede ir a la c¨¢rcel si tiene h¨¢msteres en su pajarer¨ªa de La Rambla, pero si est¨¢ usando a un ni?o para conseguir unos euros, es m¨¢s complicado.
Dentro de la legalidad, la cosa es distinta. Vean las dos fotograf¨ªas del compa?ero Gianluca Battista. En la de la izquierda, la chica lleva al ni?o en el carrito de la compra. Hasta ahora, al ir al s¨²per los padres colocaban al heredero en el carro, junto al jam¨®n en dulce y las hierbas para el caldo. Sabi¨¦ndolo, los due?os de algunos supermercados han patentado modelos de carro con silla de ni?o incorporada, lo que es un acierto, porque ni?o que calla permite a los padres adquirir un poco m¨¢s. Pero la muchacha de la foto va m¨¢s all¨¢ y economiza. Llevar al ni?o en un cochecito le impide llevar el carrito de la compra. Llevar al ni?o a pie es lento y se arriesga a que le cierren el colmado. Lo mejor es meter al cr¨ªo dentro del carro y avanzar.
Claro que este sistema es bueno cuando s¨®lo hay un ni?o. Cuando son m¨¢s de uno la cosa cambia. No se puede ir al s¨²per con dos carros. Y cuando son m¨¢s de diez, todav¨ªa m¨¢s. En este caso lo ideal es contar con una cuerda a la que intentaremos que los peque?os seres se sujeten. Los monitores de piscina y los profesores de parvulario en general suelen utilizarlo. Aunque tiene un peligro. Hay que elegir muy bien al primer ni?o, que ejerce de cabeza de cordada. Estos ojos han visto como un grupo de entra?ables peque?uelos disfrazados de mariquita (era carnaval) avanzaban aturdidos por la calle agarrados a la cuerda. Hac¨ªa rato que hab¨ªan salido del aula de P-3, as¨ª que las antenas ya estaban torcidas y los lunares cosidos a las camisetitas rojas empezaban a caerse. La ¨²nica que manten¨ªa el ¨¢nimo era la monitora, que, tambi¨¦n disfrazada, gritaba sin desfallecer y con aut¨¦ntica felicidad: "Som les marietes...! Som les marietes...!". Entonces sucedi¨®. El primer ni?o se despist¨® viendo a un practicante del bicing en contra direcci¨®n y se desvi¨® de la ruta. Los dem¨¢s le siguieron sin dudar. La monitora saltaba y bailaba delante de ellos y no se percat¨® de nada. Menos mal que algunos ciudadanos con coraz¨®n la avisamos de que hab¨ªa perdido la comparsa. Si no, pasa una desgracia.
En cambio el se?or de la fotograf¨ªa de la izquierda es mucho m¨¢s suyo. Seguramente es el abuelo del ni?o en cuesti¨®n. Del perro no sabemos si es el due?o o si tambi¨¦n es el due?o pol¨ªtico. Yo me inclino por esto ¨²ltimo. Me imagino que al se?or le han mandado que pasee a los dos: al ni?o y al perro. El hombre habr¨¢ salido a la calle y habr¨¢ decidido ser posibilista. "Con los dos no puedo", se habr¨¢ dicho. Y a continuaci¨®n, habr¨¢ pensado qu¨¦ es peor: si perder al ni?o o perder al perro. La respuesta, la ven. Es mejor perder al perro, as¨ª que ha optado por atar al ni?o.
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