El Athletic descubre la calma
La expulsi¨®n de Escud¨¦ acab¨® de arruinar a un Sevilla muy inferior al equipo rojiblanco
A priori, no parec¨ªa el Sevilla la horma que necesitaba el zapato del Athletic. Un zapato tosco, acostumbrado a los caminos estrechos y embarrados y a buscar los atajos antes que las rutas recomendadas. Ciertamente, al Sevilla le fallaban muchos matadores: el gol de Kanout¨¦, el f¨²tbol total de Keita, la fortaleza de Kon¨¦, la sutileza de Luis Fabiano (am¨¦n de Palop o Dragutinovic). Demasiado incluso para el Sevilla al que se le nota un punto taciturno, entregado como acostumbra pero no tan l¨²cido como se le supone.
Quiz¨¢ influy¨® la capacidad de presi¨®n del Athletic que desinfl¨® a futbolistas singulares como Capel o Navas, que hizo desaparecer a un inapetente Renato y por lo tanto a condenar a Chevant¨®n a noventa minutos de soledad. Sobre esa base construy¨® el Athletic su partido: con la defensa adelantada, un Orbaiz omnipresente y cuatro guerrilleros por delante, m¨¢s valientes que precisos, a veces confusos en su af¨¢n por llegar a la porter¨ªa, pero siempre dispuestos a la batalla.
ATHLETIC 2 - SEVILLA 0
Athletic: Iraizoz (Aranzubia, m. 42); Iraola, Ocio, Amorebieta, Koikili; Orbaiz (Mu?oz, m. 60), Javi Mart¨ªnez; Susaeta, Yeste, David L¨®pez; y Aduriz (Llorente, m. 83). No utilizados: Ustaritz, Del Horno, Prieto y Garmendia.
Sevilla: De Sanctis; Alves, Facio, Escud¨¦, Crespo (Adriano, m. 45); Poulsen, Maresca; Navas, Renato, Capel (Duda, m. 63); y Chevanton (Juanjo, m. 52). No utilizados: Vargas, Mosquera, Lolo y Mart¨ª.
Goles: 1-0. M. 28. Contragolpe fulgurante del Athletic, David L¨®pez mete un bal¨®n interior, Yeste se anticipa a Escud¨¦ y bate a De Sanctis. 2-0. M. 68. Susaeta empuja un rechace del portero.
?rbitro: Ontanaya L¨®pez. Expuls¨® a Escud¨¦ por roja directa (m. 52) y amonest¨® a Chevanton y Mu?oz.
Unos 35.000 espectadores en San Mam¨¦s.
Y eso que el Athletic anunci¨® su peor suerte cuando Susaeta, listo, se plant¨® ante De Sanctis y por sexta vez en tres partidos, un jugador del Athletic malgast¨® el bols¨ªn. San Mam¨¦s torci¨® el morro y se dispuso para lo peor. M¨¢s a¨²n cuando Iraizoz, que reaparec¨ªa, avis¨® al banquillo que reca¨ªa de su lesi¨®n, que no le cedieran balones a los pies y que fuera calentando el discutid¨ªsismo Aranzubia.
Entre medio, Yeste y David L¨®pez se quitaron la chistera. En un contragolpe fulgurante, el bal¨®n cay¨® a los pies del riojano que, inteligente, lo prolong¨® hacia Yeste que ejecut¨® con su zurdazo habitual. No eran f¨¢cil ni el pase, ni el remate. Y no era f¨¢cil que el Athletic, an¨ªmicamente superior, se pusiera por delante con su f¨²tbol f¨ªsico, directo, a veces atolondrado, siempre generoso.
No cabe duda de que el Athletic no tiene gol, pero menos duda cabe de que al Sevilla se le ha ca¨ªdo el alma a los pies. Le queda un poco de Alves, algo de Navas. Ni Maresca, ni Poulsen, ni Capel med¨ªan su estatura futbol¨ªstica.
El gol le cay¨® al Sevilla como una losa, apenas se hab¨ªa acercado en dos ocasiones a la porter¨ªa rojiblanca: una para probar que Iraizoz sigue con reflejos (aunque luego se lesionara), otra para malgastar un tres contra dos que Navas no pudo aprovechar.
La ¨²nica duda del Athletic, con el gol a favor estaba consigo mismo. No es un equipo que sepa administrar sus ventajas. La locura futbol¨ªstica le persigue con sa?a. Y m¨¢s crecieron las dudas cuando en una de las m¨²ltiples pendencias entre Aduriz y Escud¨¦, el defensa argentino le peg¨® un codazo en la cara al delantero rojiblanco. Ontanaya decidi¨® que era agresi¨®n y lo mand¨® a la ducha.
Segundo problema para el Athletic que tiene el h¨¢bito de perder en cuanto se desequilibra la igualdad num¨¦rica. Igual le da que sea favor que en contra.
No era el caso ayer, donde puso por delante su ¨ªmpetu, su estado de necesidad ante un Sevilla apocado que no parece haber interiorizado su nuevo papel en la Liga. La expulsi¨®n de Escud¨¦ apenas le insufl¨® un poco de aire tras el descanso, cuando el Athletic se acul¨® en su ¨¢rea y parec¨ªa invitar al equipo andaluz a que visitara sus posesiones. Lo hizo el Sevilla pero con la timidez del amigo del amigo del que se col¨® en la fiesta.
Y renaci¨® el Athletic, que sufri¨® la lesi¨®n de Orbaiz, otra llamada alarmante para el futuro. Un saque de banda se convirti¨® en gol. No, directamente no vale, pero intermedi¨® Yeste, intermitente y cansino, para meter un sombrero que acab¨® con un despeje de De Sanctis que empuj¨® Susaeta, que ya ven¨ªa rondando el gol. A¨²n se pregunta San Mam¨¦s por qu¨¦ le puso Caparr¨®s en un pedestal y luego lo descolg¨® de un plumazo hasta el equipo filial.
El gol permiti¨® la primera fiesta rojiblanca. Dos goles de ventaja, un futbolista de ventaja, un campo de ventaja y muchas ausencias de ventaja en el Sevilla, construyeron quiz¨¢s el partido m¨¢s c¨®modo de toda la temporada en la catedral. Lo poquito que se acerc¨® el Sevilla fue para hacer acto de presencia, para no pasar desapercibido. Por fin San Mam¨¦s vivi¨® un partido tranquilo. El primero.
![Facio y Aduriz disputan el bal¨®n de cabeza.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BF3ZICJZJAGJHVGARV2GXYA26I.jpg?auth=8c7649026727c626b33e910461f10f9918d907f1ec0ccf969073969348ee9896&width=414)
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