"No sabemos qu¨¦ encontraremos al excavar debajo del mercado"
Los arquitectos Ravetllat y Ribas reformar¨¢n el mercado de Sant Antoni
Ya s¨®lo falta que entren las excavadoras para iniciar la esperada reforma del mercado de Sant Antoni, el m¨¢s grande y antiguo de Barcelona, con 125 a?os de historia. Las obras empezar¨¢n en 2009 y est¨¢ previsto que se prolonguen, al menos, hasta 2012. El Ayuntamiento quiere que esta infraestructura enclavada en la frontera entre Ciutat Vella y el Eixample se someta a una operaci¨®n integral de limpieza y restauraci¨®n, adem¨¢s de abrirse a la ciudad y devolverle un espacio que le ha ido robando a causa de una expansi¨®n desordenada de los puestos de confecci¨®n que rodean el mercado, los llamados encantes.
Una vez finalizada la reforma, estos puestos se instalar¨¢n dentro del recinto y compartir¨¢n espacio con el mercado de productos alimenticios frescos. En el exterior la fachada conservar¨¢ su fisonom¨ªa original, al tiempo que se derruir¨¢ el muro que rodea el mercado, transformando los cuatro patios de carga y descarga de mercanc¨ªas en cuatro plazas p¨²blicas.
"No cabr¨¢n todos los puestos que hay ahora, pero muchos ya est¨¢n cerrados"
"A¨²n no sabemos en qu¨¦ estado se halla la estructura de hierro"
El estudio de arquitectura fundado hace 20 a?os por Pere Joan Ravetllat y Carme Ribas ha ganado el concurso para la reforma del recinto. "Barcelona se reencontrar¨¢ con un edificio que hab¨ªa conocido hace 125 a?os", afirma Ravetllat. En el haber de estos arquitectos destaca la rehabilitaci¨®n de la Casa Golferichs, la construcci¨®n de la sede de Radio Nacional en el 22@ y la urbanizaci¨®n del paseo de Garcia F¨¤ria. En el proyecto del mercado colabora Olga Schmid.
Pregunta. Algunos de los comercios que hay ahora no tendr¨¢n cabida en el nuevo mercado.
Carme Ribas. S¨ª, la realidad es que se reducir¨¢ el n¨²mero de puestos. Pero es que ahora ya hay muchos cerrados, alrededor del 30%. La reforma exige habilitar nuevos servicios, como lavabos, montacargas, ascensores, etc¨¦tera. Las obras durar¨¢n cerca de cuatro a?os y muchos comerciantes se ir¨¢n durante este proceso. Sobre todo la gente mayor. Suponemos que s¨®lo seguir¨¢n los que tengan un negocio saludable y con perspectivas de futuro.
Pere Joan Ravetllat. A escala global ganaremos superficie comercial con la construcci¨®n de una planta subterr¨¢nea. Adem¨¢s los comerciantes que se queden tendr¨¢n unos puestos m¨¢s amplios y pasillos m¨¢s anchos.
P. ?Qu¨¦ imprevistos pueden surgir cuando empiecen a excavar?
C. R. Hay que ver c¨®mo saldr¨¢ el hierro, no sabemos en qu¨¦ estado de conservaci¨®n lo encontraremos. Tampoco sabemos si habr¨¢ que sustituir alguno de los antiguos pilares que sustentan el edificio. Hay que tener en cuenta que el mercado no se toca desde hace 125 a?os.
P. ?Las obras habr¨¢n finalizado en 2012?
P. J. R. La teor¨ªa dice que esa fecha de ejecuci¨®n es posible. Pero hay que tener en cuenta que durante los trabajos podemos encontrarnos con los imprevistos de los que acabamos de hablar. La realidad es que no sabemos qu¨¦ vamos a encontrarnos cuando excavemos debajo del mercado.
P. ?Se refiere al hallazgo de los restos arqueol¨®gicos del baluarte de Sant Antoni?
C. R. A¨²n no sabemos lo importante que ser¨¢ lo que nos encontremos. Habr¨¢ que hacer unos informes arqueol¨®gicos y, dependiendo de lo que digan, actuaremos de una u otra forma. Si el muro est¨¢ en buen estado, lo mantendremos como una pared a la vista de todos.
P. J. R. Para nosotros no es un inconveniente, sino una oportunidad para que este proyecto se enriquezca todav¨ªa m¨¢s.
P. ?En qu¨¦ cambiar¨¢ el mercado por dentro?
C. R. La actual distribuci¨®n de los puestos no acaba de funcionar bien. Se han generado situaciones de desigualdad entre los comerciantes porque hay circuitos prioritarios y otros oscuros y estrechos por los que no pasa nadie.
P. ?Y en qu¨¦ cambiar¨¢ el exterior?
C. R. Podremos ver lo que no vemos ahora.
P. J. R. Barcelona se reencontrar¨¢ con un edificio que se hab¨ªa vuelto invisible. Desaparecer¨¢n los toldos verdes que rodean el recinto y los vendedores de los encantes se instalar¨¢n dentro. Los comerciantes del mercado dominical seguir¨¢n estando fuera, pero se instalar¨¢n en una marquesina m¨¢s ligera y menos agresiva con el entorno.
P. El mercado ahora es un laberinto en el que es muy f¨¢cil desorientarse. ?Tiene soluci¨®n?
C. R. Vamos a mantener la planta de cruz actual, no la podemos obviar. Pero es verdad que la alternancia de diferentes pasillos actual hace que el mercado sea muy laber¨ªntico. Despu¨¦s de la reforma habr¨¢n dos diagonales limpias que har¨¢n m¨¢s clara la circulaci¨®n por dentro.
P. J. R. A la gente le gusta esa sensaci¨®n hipn¨®tica cuando entra. Es un recorrido muy complejo, de manera que vas rebotando de un lado a otro. Es entrar en un mundo cerrado donde se encuentran arquitectura y comercio. Pero vamos a homogeneizar el recorrido, para que resurja con m¨¢s fuerza y para que el ciudadano pueda seguir recorri¨¦ndolo de manera diferente.
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