Inmobiliarias en el G¨®lgota
Mientras se discute si son galgos o podencos los males de la desaceleraci¨®n econ¨®mica, hay un sector productivo que presenta todos los s¨ªntomas del sufrimiento: el inmobiliario. En la presentaci¨®n de los resultados del ejercicio 2007, la pasada semana, el consejero delegado de Banesto reconoc¨ªa meridianamente lo que va a suceder a continuaci¨®n: uno de los segmentos que m¨¢s notar¨¢n la sequ¨ªa en el cr¨¦dito ser¨¢ el inmobiliario.
Antes de que en el mes de julio de 2007 estallase en EE UU la crisis de las hipotecas locas y provocase un shock crediticio de liquidez y confianza que se contagi¨® inmediatamente, ya hab¨ªa s¨ªntomas de desaceleraci¨®n en el sector de la construcci¨®n en Espa?a: primero disminuy¨® el n¨²mero de viviendas en construcci¨®n y luego el de ventas. Se hablaba entonces de una desaceleraci¨®n controlada. Ahora, seis meses despu¨¦s, la secuencia es la siguiente: menos viviendas construidas o por construir, menos ventas de pisos nuevos o usados (y con una disminuci¨®n fuerte en el incremento de su precio), dificultades en el acceso al cr¨¦dito de los compradores (control de las hipotecas y mayores tipos de inter¨¦s), disminuci¨®n de la liquidez a las promotoras e inmobiliarias para la compra de suelo y condiciones m¨¢s r¨ªgidas para la renegociaci¨®n de la deuda pendiente con los bancos y cajas de ahorro. Naturalmente, el sector financiero quiere disminuir la exposici¨®n al riesgo en un sector al menos coyunturalmente en fuerte retroceso. Hoy los reyes del ladrillo han sido sustituidos en el imaginario colectivo del ¨¦xito por aquellos que disponen de lo m¨¢s preciado que se puede poseer hoy: liquidez.
El sector inmobiliario ser¨¢ uno de los que m¨¢s notar¨¢n la sequ¨ªa en el cr¨¦dito
?Qu¨¦ salidas puede tener una situaci¨®n as¨ª? En primer lugar, la obtenci¨®n de financiaci¨®n nueva o una mejora de las condiciones para renegociar la antigua. Seg¨²n estimaciones del Banco de Espa?a, la deuda financiera del sector inmobiliario en Espa?a (unas 40.000 empresas, muy atomizadas) asciende a unos 280.000 millones de euros, el equivalente a una cuarta parte del PIB espa?ol. Tal es la magnitud del problema. De ah¨ª que hace unos meses, el presidente de Gobierno pidiese en un acto p¨²blico que las entidades financieras fueran generosas en su oficio. Quiz¨¢ en aquel momento no se entendi¨® en toda su extensi¨®n la demanda de Zapatero que, sin duda, dispon¨ªa de datos que luego el resto ha ido conociendo. Seg¨²n otras fuentes, el llamado G-14, un lobby creado por las 13 mayores inmobiliarias espa?olas para influir en la sociedad, est¨¢ negociando con el Gobierno l¨ªneas de financiaci¨®n p¨²blica adicional, en condiciones blandas, a trav¨¦s del Instituto de Cr¨¦dito Oficial (ICO), para obtener la liquidez que le niega el sector financiero privado. Otra vez el sector p¨²blico en ayuda de un sector privado en dificultades.
El Gobierno est¨¢ apoyando tambi¨¦n de hecho al sector con la activaci¨®n del Plan Estatal de Viviendas (medidas para facilitar la salida al mercado de pisos sin vender, ampliaci¨®n de los beneficiarios de ayudas, alquileres con opci¨®n a compra, pr¨¦stamos, etc¨¦tera) que lidera con tenacidad y convencimiento la ministra de Vivienda Carme Chac¨®n, aunque es dif¨ªcil que esas reformas obtengan un reconocimiento rotundo en el corto plazo. Por ¨²ltimo, entre las salidas que da el propio sector figura la venta de activos que est¨¢n protagonizando algunas inmobiliarias, en varios casos de forma desesperada, para reducir su apalancamiento, y de lo que hay numerosos ejemplos en los ¨²ltimos d¨ªas. Muchas de estas ventas las protagonizan terrenos que hace un a?o estaban tasados a un precio muy superior al actual.
Las inmobiliarias que cotizan en los mercados de valores viven momentos de derrumbe burs¨¢til, de los que Astroc (que pasar¨¢ a denominarse Afirma) y Colonial son s¨®lo los ejemplos extremos. A final de mes ha de conocerse el plan que presentar¨¢ el grupo Habitat para evitar la suspensi¨®n de pagos que ya han conocido otras empresas (como la valenciana Llanera). Ello afecta a los intereses particulares de sus accionistas, pero tambi¨¦n existen los de quienes pueden verse perjudicados con la p¨¦rdida de su puesto de trabajo, cifrados en unos 500.000, seg¨²n las estimaciones quiz¨¢ exageradas del G-14, intentando llamar la atenci¨®n de que si los constructores lo pasan mal, no ser¨¢n los ¨²nicos que sufran esta coyuntura.
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