Legitimidad a cambio de rehenes maltratados
Cuando comenc¨¦ a conocer el conflicto colombiano me cost¨® creer que los jefes de las FARC viajaban en veh¨ªculos con aire acondicionado y que sus campamentos ten¨ªan muchas comodidades; igual me sorprendi¨® el evidente sobrepeso de algunos de sus comandantes. La guerra civil salvadore?a se explicaba por el exceso de poder del Estado, contrariamente, el conflicto colombiano se explica esencialmente por la debilidad del Estado en el control de su propio territorio. Colombia tiene lugares donde no hubo gobierno durante m¨¢s de 40 a?os. Este vac¨ªo lo llenaron paramilitares, guerrilleros, narcotraficantes y bandidos que se convert¨ªan autom¨¢ticamente en autoridad, bajo la indiferencia o anuencia de los gobiernos.
El reconocimiento pol¨ªtico de Ch¨¢vez a las FARC reaviva la violencia colombiana
Los guerrilleros salvadore?os disputamos en combate cada metro cuadrado de nuestro peque?o pa¨ªs a gobiernos autoritarios sostenidos militarmente por los Estados Unidos. En Colombia, por el contrario, las FARC han sido una guerrilla sedentaria, que sin combatir mucho control¨® extensos territorios en los que no hab¨ªa gobierno. Por ello llevan 43 a?os en el monte y algunos de sus jefes han muerto de viejos. Sin embargo, en la misma Colombia, el Movimiento 19 de Abril (M-19) fue la primera guerrilla latinoamericana que, a costa de muchos muertos, negoci¨® reformas pol¨ªticas democr¨¢ticas. Ahora el M-19, como parte del Polo Democr¨¢tico, es la segunda fuerza del pa¨ªs. Es decir, que en Colombia la izquierda podr¨ªa ganar las pr¨®ximas elecciones, como ya ocurri¨® en Chile, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Brasil, Per¨², Panam¨¢, Rep¨²blica Dominicana, Venezuela, Guatemala y Nicaragua.
Hay quienes contin¨²an viendo a Latinoam¨¦rica como rep¨²blicas bananeras en las que la violencia pol¨ªtica es leg¨ªtima. El mapa, los tiempos y el dinero de la coca¨ªna coinciden con el crecimiento de la violencia de las FARC en los 90. Antes de eso eran una insurgencia perezosa, y por lo tanto poco relevante. En 1990, al morir su l¨ªder pol¨ªtico Jacobo Arenas, las FARC se quedaron sin contenci¨®n ideol¨®gica frente a los cultivos de coca que proliferaban en sus territorios. Comenzaron extorsionando narcotraficantes y terminaron de due?os de la mayor producci¨®n de coca¨ªna del mundo. Transitaron de ¨²ltima guerrilla pol¨ªtica latinoamericana a primer ej¨¦rcito irregular del narcotr¨¢fico, convirti¨¦ndose en un reto real para el Estado colombiano.
Los gobiernos de los ¨²ltimos 20 a?os tuvieron que comenzar a revertir la debilidad del Estado y a corregir abusos pasados. Primero acordaron la paz con las insurgencias pol¨ªticas, luego desarticularon a los grandes carteles de narcotraficantes que dirig¨ªa Pablo Escobar, seguidamente un Gobierno bogotano invent¨® formas exitosas de combatir la cultura de violencia, y finalmente iniciaron la recuperaci¨®n del campo. Propusieron negociaciones a las FARC que fracasaron debido al secuestro de doce parlamentarios que fueron ejecutados en junio de 2007. La fuerza del Ej¨¦rcito y la Polic¨ªa crecieron y se desplegaron de forma permanente en los 1.120 municipios de Colombia. Los paramilitares empezaron a ser combatidos y desmovilizados. Los jefes guerrilleros perdieron sus veh¨ªculos con aire acondicionado y sus campamentos con refrigeradora. Acorralados, incurrieron en el terrorismo. Ciento diecisiete pobladores murieron refugiados en la iglesia de Bellavista cuando ¨¦sta fue destruida por las FARC; un coche bomba con 200 kilos de explosivos demoli¨® un club bogotano lleno de familias; esto se volvi¨® cotidiano, y los civiles muertos y heridos sumaron miles. Sin embargo, ahora la violencia de las FARC es decadente y en el 2007 no pudieron realizar una sola toma u hostigamiento a los poblados que controla el Estado. Sus combatientes se desmovilizan masiva y voluntariamente, 2.400 s¨®lo el a?o pasado, y hay evidencia p¨²blica de que algunos jefes guerrilleros han recuperado las comodidades perdidas en el territorio venezolano.
Las FARC no tienen futuro como guerrilla, aunque lo tengan como narcotraficantes. La inmensa selva colombiana les facilita mantener a los rehenes que secuestraron en el pasado y usarlos c¨®mo su ¨²ltimo cartucho pol¨ªtico. Las duras condiciones en que mantienen a ¨¦stos evidencian desmoralizaci¨®n y p¨¦rdida de control; ni siquiera sab¨ªan d¨®nde estaba el ni?o Emmanuel. Las FARC hicieron del secuestro, la extorsi¨®n y el narcotr¨¢fico sus principales actividades, son los mayores secuestradores del planeta. Una insurgencia negocia a partir de la legitimidad pol¨ªtica de sus demandas o de la fuerza militar que detenta, pero exigir legitimidad a cambio de rehenes maltratados y amenazados de morir, equivale a pedir respeto por ser malvado. El anti-neoliberalismo no justifica explotar el dolor de las familias de los rehenes. Si Ch¨¢vez estuviera s¨®lo ayudando a salvar rehenes ser¨ªa positivo, pero su reconocimiento pol¨ªtico a las FARC, reaviva la violencia colombiana, le abre las puertas de su pa¨ªs a la coca¨ªna y lo convierte en protector de unos crueles narcoterroristas.
Joaqu¨ªn Villalobos, ex guerrillero salvadore?o, es consultor para la resoluci¨®n de conflictos internacionales.
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