La primera, en la frente
Espa?a nota las ausencias de Barrufet, Hombrados y Ur¨ªos y se descalabra en la jornada inaugural ante Hungr¨ªa
La cosa no pod¨ªa empezar peor. Todo hac¨ªa presagiar un inicio del Campeonato de Europa euf¨®rico para Espa?a, ante un rival como Hungr¨ªa que no hab¨ªa destacado especialmente en toda la fase de preparaci¨®n y arrastraba las bajas importantes de sus dos jugadores cubanos, D¨ªaz y P¨¦rez. Y sin embargo, el equipo de Juan Carlos Pastor sufri¨® un aut¨¦ntico descalabro en su debut. El primer equipo absolutamente espa?ol de los ¨²ltimos 12 a?os ofreci¨® una imagen de desaz¨®n y de desconfianza que deber¨¢ enderezar con urgencia si quiere entrar con posibilidades en la segunda fase.
El esp¨ªritu del Mundial de T¨²nez y del europeo de Suiza que reclamaba Pastor no apareci¨® por ning¨²n lado. Y el problema no fue que los jugadores no lucharan por la victoria. Lo hicieron, pero sin confianza y perdiendo los nervios y la tensi¨®n. Hombres con la capacidad de Chema Rodr¨ªguez, el central natural del equipo, Iker Romero, Alberto Entrerr¨ªos, Albert Rocas o Juan¨ªn se mostraron confusos cuando, a falta de 13 minutos para la conclusi¨®n del partido, Hungr¨ªa hab¨ªa conseguido distanciarse con siete goles de ventaja (23-30). Y no se vislumbraba ning¨²n revulsivo capaz de salvar la situaci¨®n.
ESPA?A 28 - HUNGR?A 35
Espa?a: Sierra (Hombrados); Rocas (4), R. Entrerr¨ªos (0), Garabaya (8), Juan¨ªn (2), Romero (7) y Asier Antonio (0) -equipo inicial-; A. Entrerr¨ªos (0), Belaustegui (1), Davis (1), Ortega (4), Rodr¨ªguez (0) y Aguinagalde (0).
Hungr¨ªa: Puljezevic (Fazekas); Ilyes (7), Gal (4), G. Ivancsik (2), T. Ivancsik (5), Nagy (7) y Eklemovics (1); Csaszar (4), Mocsai (2), Toro (0), Laluska (2), Herbert (0) y Zubai (1).
?rbitros: Maum y Goralczyk (Polonia).
Marcador cada cinco minutos: 3-1, 7-6, 8-8, 9-10, 9-13, 12-13 (descanso), 17-17, 20-20, 23-26, 25-30, 26-32 y 28-35.
Unos 1.500 espectadores en el Haukelandshallen de Bergen.
El partido se hab¨ªa ido embarullando desde el principio. Cuando Espa?a tuvo ocasi¨®n de establecer alguna diferencia, lleg¨® una fase de errores de principiante que abrieron el camino a Nagy, Ilyes e Ivancsik para lanzar a Hungr¨ªa hacia la victoria. Espa?a pag¨® la falta de jugadores realmente trascendentes como Barrufet y Hombrados, en la porter¨ªa, y Ur¨ªos en el pivote. El problema no fue su ausencia, sino la desconfianza que gener¨® en el equipo saber que esta vez no pod¨ªa contarse con ellos. Hombrados, sentado en el banquillo para protegerse de su lesi¨®n en la ingle, intentaba tranquilizar a Sierra mientras retrasaba su entrada en la pista hasta la mitad de la segunda parte, para intentar arreglar lo que ya era irresoluble.
Cuando el partido ya estaba completamente torcido, con 23-27, Pastor busc¨® lo mejor del cartel que plantea la selecci¨®n espa?ola: form¨® una primera l¨ªnea con Rodr¨ªguez, Alberto Entrerr¨ªos e Iker Romero y en la segunda coloc¨® a Garabaya, Davis y Albert Rocas. Los brazos de oro espa?oles no bastaron.
Hac¨ªa falta algo m¨¢s. Tal vez contar con alguna ayuda exterior, como las que Espa?a ha tenido en los ¨²ltimos 12 a?os, desde que Duisheb¨¢ev y Chepkin se nacionalizaron en los 90 y Espa?a comenz¨® a ganar las primeras medallas de su historia. Despu¨¦s llegar¨ªa Ur¨ªos y con ¨¦l un t¨ªtulo mundial, en T¨²nez 2005. Todav¨ªa hay un tramo para la esperanza. Si Espa?a gana sus dos pr¨®ximos partidos, contra Bielorrusia y Alemania -actual campe¨®n mundial- podr¨¢ entrar en la segunda fase con dos puntos y mantener sus opciones de acceder a las semifinales.
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