EL PA?S revel¨® en 1987 informes secretos sobre un proyecto de pruebas nucleares

norteamericana.

EL PA?S public¨® el 1 de febrero de 1987 un reportaje de investigaci¨®n que revelaba no s¨®lo el informe de la CIA de 1974 advirtiendo sobre el proyecto espa?ol de crear una bomba nuclear, sino tambi¨¦n, la confirmaci¨®n, por muy diversas fuentes, de los temores de la agencia de inteligencia norteamericana.

"Si hubiera una decisi¨®n pol¨ªtica, en tres o cuatro a?os a lo sumo tendr¨ªamos lista una bomba at¨®mica t¨¢ctica", confesaba a EL PA?S en 1987 un alto directivo de la antigua Junta de Energ¨ªa Nuclear (JEN). Y no s¨®lo eso. El reportaje inclu¨ªa adem¨¢s un estudio secreto de 1971 sobre la fabricaci¨®n de la bomba at¨®mica espa?ola que se?alaba el S¨¢hara como el lugar id¨®neo para probarla -Francia hab¨ªa ensayado sus primeros ingenios en el desierto sahariano de Argelia- e incluso calculaba cu¨¢nto iba a costar: 8.700 millones de pesetas.

El alma de las investigaciones para obtener y dominar la tecnolog¨ªa necesaria fue un ingeniero de la Armada, Jos¨¦ Mar¨ªa Otero Navascu¨¦s, que consigui¨® establecer contactos con cient¨ªficos extranjeros para que lo mantuvieran al tanto sobre los conocimientos b¨¢sicos de la f¨ªsica nuclear. Para 1955, cuando una comisi¨®n estadounidense visit¨® Espa?a, sus conocimientos sobre f¨ªsica nuclear colocaban al pa¨ªs en la quinta posici¨®n mundial, seg¨²n dejaron constar al regresar a EE UU en un informe al Senado norteamericano.

La progresi¨®n tecnol¨®gica que se produjo en los a?os posteriores respondi¨® al decidido respaldo del almirante Luis Carrero Blanco, que otorg¨® fondos y dio amplia cobertura a extra?as operaciones de tr¨¢fico de divisas: determinados pagos de organismos internacionales se ingresaron en cuentas particulares en Suiza, pese a la acuciante necesidad de divisas que ten¨ªa el Gobierno, para facilitar la compra de aparatos e instrumental nuclear. La adquisici¨®n no pod¨ªa hacerse en pesetas porque a¨²n no era moneda convertible.

La amenaza de Argelia

La principal amenaza entonces proven¨ªa de Argelia. "Para los militares, el mayor peligro era un acuerdo entre Rabat y Argel, del que se habl¨® mucho en aquellos a?os. Hubiera supuesto un enorme riesgo para Ceuta, Melilla y el S¨¢hara", explic¨® en 1987 un ex ministro de Exteriores.

La central nuclear de Vandell¨®s no estaba sometida a los controles de Estados Unidos o del Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA). La compa?¨ªa ?l¨¦ctricit¨¦ de France pose¨ªa el 25% del capital y estaba representada en el Consejo de Administraci¨®n. "El compromiso de uso pac¨ªfico era puramente verbal, puesto que en realidad no exist¨ªan salvaguardias. El control a trav¨¦s del Consejo de Administraci¨®n era m¨ªnimo y permit¨ªa toda clase de enga?os", asegur¨® a este diario uno de los protagonistas de la operaci¨®n.

El desarrollo de la tecnolog¨ªa nuclear en Espa?a no pas¨® inadvertido entre las grandes potencias. El presidente norteamericano Jimmy Carter exigi¨® el control de la OIEA sobre cinco instalaciones espa?olas. Cuando en 1970 entr¨® en vigor el Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear, Espa?a no lo hab¨ªa firmado.