Tarareando el 'Himno a la alegr¨ªa'
Cree usted que los franceses y holandeses votaron no a la Constituci¨®n europea porque otorgaba car¨¢cter oficial en el derecho primario de la Uni¨®n a sus s¨ªmbolos? ?Considera que el hecho de reconocerles ese estatuto presagiaba la conversi¨®n de la UE en un "superestado" federal -"?federastas!", bramaban en el pleno del Parlamento Europeo quienes trataron de reventar a gritos la firma solemne de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE-, ansioso por acabar con la soberan¨ªa del Reino Unido? ?Era posible llegar a un acuerdo que sacara a Europa de la crisis pol¨ªtica e institucional en la que se debat¨ªa desde 2005 a cambio ¨²nicamente de arrinconar la bandera azul de las doce estrellas en un rinc¨®n y guardar el CD del Himno a la alegr¨ªa junto con el vinilo del Ba¨²l de los recuerdos de Karina?
Los s¨ªmbolos europeos son identificados con la paz, la libertad y la solidaridad
El Europarlamento respaldar¨¢ la bandera, el himno, el lema y la festividad
Yo no. En el fondo, tampoco ning¨²n Gobierno de la Uni¨®n, ni siquiera los que m¨¢s arrastran los pies. Pero mire por donde, al final, uno de los damnificados del Tratado de Lisboa han sido los s¨ªmbolos europeos. Si no se lo cree, b¨²squelos en ese texto a ver si encuentra por alg¨²n lado el art¨ªculo I-5 de la Constituci¨®n europea que elaboramos en la Convenci¨®n y les daba carta de naturaleza en la ley fundamental de la UE por primera vez desde que se usan, y va para m¨¢s de veinte a?os. No lo intente, el resultado ser¨¢ negativo... y decepcionante.
Vaya por delante que soy de los que creen que el nuevo Tratado es un excelente paso adelante en la construcci¨®n europea, pues recupera el impulso del de Maastricht y va mucho m¨¢s all¨¢ de los de Amsterdan y Niza, aunque se quede corto respecto a la Constituci¨®n, de la que por otra parte recupera sus contenidos esenciales y casi todos los avances en democracia, eficacia y derechos. Hay temas que no me gustan en el texto que va ahora a ratificaci¨®n en los pa¨ªses miembros. Por ejemplo: que no figure el precepto que basaba la legitimidad de la Uni¨®n en el doblete de Estados y ciudadanos o que se hayan aceptado excepciones nacionales en la Carta de Derechos y el espacio de libertad, seguridad y justicia. Pero Lisboa bien val¨ªa una misa.
Aunque en ese ejercicio, lamentablemente, se hayan quedado por el camino la forma -?qui¨¦n, a la vista del nuevo Tratado, puede decir que la Constituci¨®n europea era larga e incomprensible?- y una parte muy ciudadana del fondo: los s¨ªmbolos comunitarios. Seguro que usted ya ha pensado o est¨¢ a punto de hacerlo que esto es una nimiedad, que no tiene importancia, incluso que ?vaya tonter¨ªa! Vale. Est¨¢ en su derecho. S¨®lo le pido un favor: d¨¦jeme intentar demostrarle lo contrario.
Hagamos juntos, sin copiarnos, un peque?o test: ?cu¨¢ndo se firm¨® el Tratado de Roma?,?tiene primac¨ªa el derecho comunitario sobre el nacional de cada Estado miembro?, ?a qu¨¦ cantidad aproximada asciende el presupuesto de la UE para este a?o?, ?cu¨¢les son los tres criterios que un pa¨ªs debe cumplir para entrar en la Uni¨®n?, ?c¨®mo se llama el presidente de la Comisi¨®n Europea? T¨®mese cinco minutos, o incluso diez. ?Ha respondido a todas las preguntas? Felicitaciones. Pero puede que la mayor parte de las personas que se sometan a ese r¨¢pido examen fracasen. No pasa nada. Hay una segunda oportunidad para aprobar present¨¢ndose a la repesca: ?c¨®mo es la bandera de la Uni¨®n?, ?cu¨¢l es el nombre de su himno? ?Claro!: ?sobresaliente general!
Cualquiera sabe que la bandera es la azul con las doce estrellas y la m¨²sica el Himno a la alegr¨ªa, de Beethoven (aqu¨ª los espa?oles contamos con la inestimable ayuda de Miguel R¨ªos, todo sea dicho). Todo el mundo identifica ambos elementos con la Uni¨®n Europea. Y eso es bueno, porque resumen en una bonita imagen y en un sonido vibrante lo que el proceso de unidad europea abierto hace cincuenta a?os representa: paz, libertad y solidaridad.
Por cierto, lo hacen dentro y fuera de nuestras fronteras. Lo s¨¦ bien porque cuando se me ha aplaudido al llegar a un colegio electoral en Beirut como observador, cuando la gente se me ha acercado en Bosnia a informarme de lo que estaba pasando a tan s¨®lo dos kil¨®metros o cuando los ni?os saharauis han corrido detr¨¢s de m¨ª en Tinduf, no ha sido porque me conocieran personalmente, sino porque han visto lo que estaba impreso en el brazalete que llevaba en mi brazo, en el casco o en el chaleco antibalas: la bandera europea, que para ellos significa -con raz¨®n- derechos humanos, ayuda humanitaria y seguridad.
Y, sin embargo, bandera, himno, divisa o D¨ªa de Europa han sido considerados por determinados Gobiernos como dificultades insuperables para negociar y firmar el nuevo Tratado de Lisboa si se inclu¨ªan en ¨¦l. Otros Gobiernos pensaban lo contrario. Tanto que, aunque a rega?adientes hayan tenido que aceptar el mal menor -dejar fuera del Tratado los s¨ªmbolos de la Uni¨®n- para conseguir el bien mayor -cerrar la crisis y abrir una nueva etapa-, Ejecutivos como el de Zapatero y quince m¨¢s han firmado una Declaraci¨®n dejando claro que, para los Estados que ellos representan, su uso va a seguir desarroll¨¢ndose.
Pues bien, el Parlamento Europeo no se va a quedar atr¨¢s. Apoyamos el Tratado de Lisboa. Pero tambi¨¦n vamos a aprobar una resoluci¨®n -de la que soy ponente- para oficializar plenamente en la Euroc¨¢mara el uso de los s¨ªmbolos (bandera, himno, divisa -"Unidad en la Diversidad"- y el 9 de mayo como D¨ªa de Europa) de la Uni¨®n tal y como figuraban en la Constituci¨®n, persiguiendo en realidad un doble objetivo pol¨ªtico con esta decisi¨®n reglamentaria: invitar a otras instituciones de la Uni¨®n -como la Comisi¨®n- y los Estados miembros a actuar en igual sentido y, sobre todo, enviar el mensaje a la ciudadan¨ªa europea de que los s¨ªmbolos con los que identifica a la UE y los valores que la animan est¨¢n vivos y coleando en la casa de la democracia europea.
As¨ª que, por mucho que algunos se empe?en, podemos seguir tarareando el Himno a la alegr¨ªa -para lo que no hace falta saber idiomas, sino estar de buen humor europe¨ªsta- y emocionarnos un poquito al ver a nuestros soldados mantener la paz en muchos lugares del planeta bajo una bandera que nos une. Y ya conseguiremos alg¨²n d¨ªa que el 9 de mayo sea no laborable...
Carlos Carnero, eurodiputado, es miembro de la Presidencia del Partido Socialista Europeo.
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