Tiempo y semejanza
Fotoencuentros, el festival de fotograf¨ªa que anualmente se desarrolla entre las ciudades de Murcia y Cartagena, llega a su octava edici¨®n con una inflexi¨®n respecto a lo que ven¨ªa siendo su trayectoria. Despu¨¦s de varias entregas caracterizadas por un marcado acento documentalista se inclina en esta ocasi¨®n por explorar la imagen construida. Pero este cambio tan significativo, que inicialmente pudiera dar la idea de modificaci¨®n de una de sus principales se?as de identidad, no deja de ser otra forma de ahondar en lo que probablemente sea el principal objetivo de estos encuentros desde su creaci¨®n: construir un contexto de aproximaci¨®n a la cultura fotogr¨¢fica que facilite su difusi¨®n. De tal manera que no es extra?o que su propuesta de exposiciones plantee un acercamiento al tema de la fotograf¨ªa construida a trav¨¦s de la profundizaci¨®n en dos aspectos estructurales de la pr¨¢ctica fotogr¨¢fica: el tiempo y la semejanza. El lema "mundos creados" que titula estos fotoencuentros no deja dudas respecto a la intenci¨®n de contrastar la fotograf¨ªa directa caracterizada por la instantaneidad y la transparencia, abordada en a?os anteriores, con la imagen "creada" proclive a la escenificaci¨®n, a la dilataci¨®n del tiempo y al borrado y transformaci¨®n de las huellas de lo real, que protagoniza el programa en esta ocasi¨®n. En total, catorce exposiciones y dos proyecciones de v¨ªdeo, entre las que hay que se?alar los nombres de Gonzalo Puch, Vari Caram¨¦s, Javier Codesal, Mira Bernab¨¦u, Patric Tato Wittig, Fran Herbello, Fernando Montiel Klint, Jes¨²s Mic¨® o Rafael Perezcort¨¦s.
Fotoencuentros 08
Varias salas en Murcia y Cartagena
Hasta el 17 de febrero
Se presentan buenas selecciones de los trabajos de Gonzalo Puch y Vari Caram¨¦s. Del primero, sus precarias instalaciones que s¨®lo sobreviven hasta la toma fotogr¨¢fica y conforman un tejido en el que se cruzan lo tecnol¨®gico y lo natural, lo cient¨ªfico y lo art¨ªstico, afirmando la posici¨®n del artista que observa ir¨®nicamente el mundo y lo desordena para recomponerlo. Del segundo, sus instant¨¢neas, especialmente sus trabajos en color, que diluyen el tiempo y los contornos buscando en la fotograf¨ªa la duraci¨®n y la difusa semejanza con lo real que ofrece la pintura.
Esta tendencia hacia lo pict¨®rico de buena parte de la fotograf¨ªa construida tambi¨¦n est¨¢ presente en la propuesta de Jes¨²s Mic¨®, que muestra la continuaci¨®n de su proyecto Natura Hominis con obras de gran formato que remiten considerablemente a las incursiones de David Hockney en la fotograf¨ªa a principios de los a?os ochenta. Mira Bernab¨¦u y Montiel Klint atestiguan por su parte la influyente apuesta por la escenificaci¨®n que caracteriz¨® la creaci¨®n fotogr¨¢fica en los noventa. De Bernab¨¦u se ofrece un recorrido que va de 1994 a 2007 por su consistente proyecto en torno al "espect¨¢culo" de conflictos que sustentan al sujeto y la identidad en la doble esfera de lo p¨²blico y lo privado. Tambi¨¦n en cierta medida Montiel Klint escenifica ese teatro de conflictos que envuelven al individuo, pero en su caso desde una serie de efectivas puestas en escenas de car¨¢cter m¨¢s narrativo y cinematogr¨¢fico que sacan a la luz los estados de ¨¢nimo y los fantasmas interiores. Se puede destacar tambi¨¦n a Rafael Perezcort¨¦s que, con Las mil y una hora, presenta un prometedor trabajo donde muestra bien aprendida la lecci¨®n del conceptualismo.
En la secci¨®n de v¨ªdeo, siempre presente en Fotoencuentros, se puede volver a revisar la creaci¨®n de Javier Codesal, El monte perdido, y su delicada escritura, que consigue hilvanar en un todo nuestras percepciones visuales y afectivas.
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