"Mis personajes salvajes hoy ser¨ªan terroristas"
Hace una d¨¦cada que rompi¨® moldes con El club de la lucha, una novela que pens¨® que nunca le publicar¨ªan. Miles de ejemplares vendidos despu¨¦s y convertido en un escritor de culto -¨¦l que cuenta con la comunidad m¨¢s grande de seguidores cibernautas-, Chuck Palahniuk regresa en Rant. La vida de un asesino (Mondadori) al oscuro coraz¨®n de una sociedad secreta. Esta vez, dedicada a los accidentes de tr¨¢fico. En una conversaci¨®n telef¨®nica, Palahniuk (Portland, Oreg¨®n, 1964) alude al sentimiento gregario innato en el hombre y sugiere que de alguna manera los miembros de estos grupos buscan compa?¨ªa y quieren "curarse un miedo". Su voz, dulce y atenta, contrasta con el tono descarnado y crudo de su prosa. Sus libros se sit¨²an en el extremo de lo pol¨ªticamente no correcto.
"Yo no sostengo ning¨²n espejo ante nadie, s¨®lo intento ofrecer algo que atrape al lector, mi objetivo nunca es corregir a la gente"
El escritor arranca con este libro una trilog¨ªa de ciencia-ficci¨®n, su primera incursi¨®n en el g¨¦nero. Palahniuk se sirve del modelo de la historia oral para construir esta novela y enlazar los testimonios de aquellos que conocieron a Buster Rant Casey, el perturbador protagonista. Con esta f¨®rmula indirecta de coro de voces, ofrece el retrato de un asesino en serie, un chico de pueblo que experimenta desde la infancia con el dolor, quiere expandir una plaga de rabia y forma parte del grupo que organiza accidentes de tr¨¢fico controlados.
PREGUNTA. Rant es una onomatopeya de arcada. ?Cu¨¢nto de v¨®mito hay en ella?
RESPUESTA. Con toda su crudeza, el v¨®mito es una reacci¨®n que nos protege. Es un rechazo f¨ªsico que previene el envenenamiento.
P. ?Y de qu¨¦ veneno quer¨ªa librarse?
R. Bueno, no quer¨ªa caer en la nostalgia de la madurez, en ese sentimiento que te hace mirar atr¨¢s y pensar cu¨¢nto mejor era tu vida en el pasado, por ejemplo, la m¨ªa en el pueblo en el que crec¨ª. Este libro me ha permitido regresar a aquel paisaje y ver lo horrible que era. He arrojado cualquier nostalgia.
P. ?Sigue esto la ruta de la escritura del riesgo que aprendi¨® junto a Tom Spanbauer?
R. S¨ª. Este tipo de escritura te permite regresar a un recuerdo, a una experiencia que est¨¢ sin resolver y que debes asimilar porque es parte de tu vida, de tu pasado, pero tambi¨¦n de tu presente. Se puede entender como un v¨®mito, pero tambi¨¦n como una exploraci¨®n, que te permite alcanzar una comprensi¨®n profunda de las cosas que te enfadan. As¨ª, llegas a tolerarlas. Es un trabajo terrible y desagradable llegar a ese primer borrador, como dice Tom, hay algo de defecaci¨®n en este proceso.
P. Rant est¨¢ construida como una historia oral, una f¨®rmula propia de la sociolog¨ªa. ?Por qu¨¦?
R. Como lector siempre me ha entusiasmado la historia oral. Como escritor te permite montar una historia como en el cine, no tienes que explicar la relaci¨®n entre una cosa y la siguiente, simplemente yuxtapones.
P. ?Piensa en el efecto que sus libros tendr¨¢n en el lector mientras los est¨¢ escribiendo? ?Quiere jugar con el p¨²blico?
R. No, nunca pienso en el lector. S¨®lo tengo en la cabeza al grupo de escritores con los que me re¨²no cada lunes por la noche. Intento sorprenderles.
P. ?Qui¨¦nes son?
R. Son los alumnos con los que asist¨ª a las clases de Spanbauer y a todos los efectos seguimos funcionando como el grupo de Tom. Nos reunimos para leer lo que cada uno ha escrito desde 1990. Llevamos casi veinte a?os, lo que convierte estas reuniones en todo un reto. Es un juego sofisticado que cada vez se nos da mejor.
P. El protagonista de Rant se autoeduca en el dolor, experimenta con ¨¦l.
R. Quiero implicar al lector a un nivel f¨ªsico para que haya una mayor empat¨ªa con los personajes. Por eso en mis libros trato la enfermedad, el abuso de drogas, el sexo o la violencia. ?ste es el motivo de que Rant pase por todos esos retos.
P. Y lo trata de una manera muy gr¨¢fica.
R. S¨ª, porque a menudo se desprecia la conexi¨®n f¨ªsica con el lector. Se considera baja cultura. Yo busco un contacto emocional m¨¢s que intelectual.
P. ?Es ¨¦sta una manera de ofrecer al lector un retrato de s¨ª mismo, de decirle que forma parte de todo esto?
R. Yo no sostengo ning¨²n espejo ante nadie, s¨®lo intento ofrecer algo que atrape al lector, que llame su atenci¨®n. Puede que haya quien descubra cosas, pero mi objetivo nunca es corregir a la gente.
P. ?Qu¨¦ le ha llevado a la ciencia-ficci¨®n?
R. Es un g¨¦nero con el que crec¨ª, siempre me ha gustado mucho. Adem¨¢s, desde el 11 de septiembre siento que no puedo presentar en las novelas al tipo de personajes salvajes que suelo tratar, hoy ser¨ªan considerados terroristas. Necesito ponerlos dentro de una literatura de g¨¦nero.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque las cosas que hacen no ser¨ªan aceptables para la mayor¨ªa.
P. ?Es ¨¦ste el cambio m¨¢s importante que ha notado desde que public¨® su primera novela hace una d¨¦cada?
R. No puedo echarle toda la culpa al 11 de septiembre. A lo mejor hubiera escrito ciencia-ficci¨®n de todos modos, en mi af¨¢n por reinventar mi trabajo tanto como soy capaz de imaginar. Sin embargo, pienso que ni el libro ni la pel¨ªcula de El club de la lucha podr¨ªan realizarse hoy, despu¨¦s de los atentados. La pel¨ªcula acababa con el derrumbe de un edificio... Adem¨¢s, mis libros son ahora menos cinematogr¨¢ficos. -
Rant. La vida de un asesino. Chuck Palahniuk. Traducci¨®n de Javier Calvo. Mondadori. Barcelona, 2007. 320 p¨¢ginas. 19,90 euros.
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