El sexo adolescente se salta la seducci¨®n
Las referencias en televisi¨®n y pornograf¨ªa borran el erotismo - El inicio llega a los 14 a?os sin tab¨²es, m¨¢s l¨²dico, pero reproduce roles de g¨¦nero y mantiene el ansia de impresionar
Ya no es tab¨² ni pecado. A los 14 a?os, como media, los adolescentes espa?oles se estrenan en las relaciones sexuales. A los adultos les sorprende esta precocidad porque la comparan con su propia experiencia, pero si se contrasta con la iniciaci¨®n de j¨®venes de pa¨ªses cercanos no hay lugar para el asombro. Ingleses, franceses o portugueses experimentan antes.
Los j¨®venes espa?oles se inician a los 14, despu¨¦s que ingleses y franceses
"Hay mucho miedo a quedar mal y una necesidad de estar siempre feliz"
El algunso casos, permanece la vieja idea de complacer por miedo a fallar
"Los adolescentes viven la sexualidad como escuela de vida"
La edad de inicio es quiz¨¢s el cambio menor. La concepci¨®n de la sexualidad tampoco es la misma. Ya no est¨¢ rodeada de lastre religioso ni de moralina oscurantista. Ahora es l¨²dica, algo corriente, parte del ocio, un intercambio entre amigos, algo que hay que hacer. Y se asimila, sobre todo, a partir de la publicidad, la televisi¨®n, el cine, internet y la pandilla, lo que ayuda a transmitir mitos err¨®neos y aviva algunos miedos. Unos nuevos. Otros, como el tama?o de marras, de toda la vida.
"La gente est¨¢ como desesperada por hacerlo antes de los 18, como si fuera un fracaso no hacerlo antes. Incluso se tienen relaciones antes de los 14, se ve normal". El testimonio de Jes¨²s V. J. es doblemente valioso. Tiene 17 a?os, estudia 2? de Bachillerato y aspira a ser ingeniero de Telecomunicaciones. Desde los 15 transmite informaci¨®n sexual a otros j¨®venes tras formarse como mediador en un curso del Instituto Andaluz de la Juventud. "Lo que m¨¢s piden es informaci¨®n sobre c¨®mo ponerse el preservativo".
Jes¨²s constata tendencias observadas por los expertos. Por ejemplo: el uso de la pornograf¨ªa. "Est¨¢ normalizado, ver pel¨ªculas porno es algo t¨ªpico". Si no hay otro modelo que lo contrarreste, el resultado es la construcci¨®n de una sexualidad genitalizada y machista. Y la muerte de la sensualidad y el erotismo.
"No hay ceremonias de seducci¨®n, es el aqu¨ª te pillo, aqu¨ª te mato. El sexo es penetraci¨®n", suelta tajante la pedagoga argentina Nora Rodr¨ªguez, autora del libro ?Hablas de sexo con tus hijos? (editorial Temas de Hoy, 2007). "La influencia de la pornograf¨ªa es total. Se ve en las posturas contorsionadas, en lo que importa el tama?o del pene, en la degradaci¨®n del cuerpo de la mujer y en que creen que el sexo es algo r¨¢pido e impecable, penetraci¨®n y genitalidad", detalla.
Para escribir ?Hablas de sexo con tus hijos?, Rodr¨ªguez entrevist¨® a adolescentes y tambi¨¦n comparti¨® algunas horas de marcha juvenil. Le sorprendi¨® la pervivencia de algunos fantasmas. "Ves a las chicas tan modernas, con sus piercing, sus minifaldas y te sorprende descubrir que siguen esperando al pr¨ªncipe azul igual que hace 60 a?os, lo que quiere decir que si el chico que les gusta no quiere usar el preservativo no har¨¢n que se lo ponga para evitar que se vaya con otra".
No es una impresi¨®n aislada. En un estudio del Ministerio de Sanidad y Consumo sobre la utilizaci¨®n de m¨¦todos anticonceptivos en j¨®venes, se alerta sobre las desigualdades de g¨¦nero: "En las chicas m¨¢s que en los chicos, y en las clases medias altas m¨¢s que en las clases medias y medias bajas, se aprecia un cambio de los citados estereotipos en una l¨ªnea m¨¢s igualitaria. Sin embargo, hay otros sectores sociales en los que siguen vigentes los estereotipos m¨¢s tradicionales y en los que las chicas tienen menor capacidad de decidir libremente sobre cu¨¢ndo y c¨®mo mantener las relaciones sexuales".
Pero Nora Rodr¨ªguez tambi¨¦n descubri¨® nuevos h¨¢bitos sexuales: el chill-out, el bluetooth o el sexo azul. El primero consiste en dejarse llevar: "Como soy joven, fuerte, guapo y vital puedo dejarme llevar y no usar el preservativo en la penetraci¨®n, es el sexo como riesgo".
No es una moda seguida masivamente. Para tranquilizar a los padres v¨¦ase la infograf¨ªa de esta p¨¢gina: los j¨®venes espa?oles usan anticonceptivos en mayor medida que los franceses, portugueses e ingleses. Los seguidores del chill-out ser¨ªan el 10% de los chicos y el 4,3% de los chicas de 15 y 16 a?os que tuvieron alguna relaci¨®n sexual, seg¨²n el ¨²ltimo estudio internacional sobre H¨¢bitos de Vida y Salud en Adolescentes (HBSC) difundido, correspondiente a 2002.
La segunda pr¨¢ctica citada por Nora Rodr¨ªguez se mantiene con desconocidos a los que se ha contactado a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa bluetooth. El sexo azul es, aclara la pedagoga, el que se obtiene despu¨¦s de tomar Viagra, a la que recurren algunos para neutralizar el efecto del exceso de alcohol y drogas. Porque no se puede fallar. "Hay mucho miedo a quedar mal y una necesidad de estar siempre excitado, feliz", sostiene Rodr¨ªguez.
Lo corrobor¨® un estudio del Instituto de la Juventud (Injuve) entre chicos de 15 a 19 a?os. En la antesala de la primera vez, a los chicos les pesa "no dar la talla" y no saber ser "var¨®n maduro". A las chicas las atenaza "el miedo al abandono", al "enga?o", al "da?o" y a no ser "suficientemente deseadas".
En esta investigaci¨®n se hurg¨® en el peso de la pandilla. Concluyeron que la sexualidad adolescente "se ejercita en grupo" aunque con diferencias entre unas y otros. Ellas se sienten "presionadas" y "enjuiciadas". Ellos "celebran" sus relaciones. Hay una convicci¨®n que planea sobre casi todos: "Los chicos siempre quieren y las chicas siempre pueden".
De nuevo, Jes¨²s ofrece su experiencia. "Los chicos hacen todo lo posible para que se sepa, con las chicas es distinto, con ellas hay bulos". Apostilla la segunda convicci¨®n con las diferencias de comportamiento ante el sexo oral, habitual en un sentido y raro en otro: "Se da m¨¢s de chica a chico porque es ¨¦l el que tiene m¨¢s ganas de hacerlo".
Entre los j¨®venes entrevistados para el estudio del Injuve, el sexo es "b¨¢sicamente el ocasional". Es el que se obtiene en momentos de ocio, un "par¨¦ntesis" en las normas "sin l¨ªmites" para el disfrute. "Caben alcohol, estimulantes, frivolizaci¨®n, contactos y no caben el compromiso, la prudencia y el c¨¢lculo".
Las vivencias de Jes¨²s no concuerdan plenamente con el resto del estudio: los j¨®venes de su pueblo tienen sexo en pareja. Tal vez porque no hay una foto fija, un retrato uniforme y homog¨¦neo de la sexualidad de los j¨®venes de hoy. La sociedad espa?ola es un mapamundi de familias reconstituidas, tradicionales, unipersonales y homosexuales. Aunque corten temporalmente los lazos con los seres que superan las dos d¨¦cadas de vida, los adolescentes no son ajenos a su entorno. A semejanza de los adultos, hay j¨®venes homosexuales y j¨®venes hom¨®fobos. Descubrir que la orientaci¨®n sexual de uno no es la predominante en su entorno a una edad en la que se vive por y para el entorno puede desestabilizar a muchos adolescentes. "El proceso de aceptaci¨®n es muy duro porque la presi¨®n del entorno determina much¨ªsimo", expone Francisco Jes¨²s P¨¦rez, presidente de Entiendes, una organizaci¨®n juvenil de la federaci¨®n Colegas de lesbianas, gays y transexuales.
Su caso no fue traum¨¢tico, pero s¨ª "complicado". A los 15 a?os le comunic¨® a sus amigos, heterosexuales, que era gay. "Reaccionaron con algo de incredulidad, pero lo encajaron de forma natural, a ellos tambi¨¦n les ha servido de mucho", revive. Con su familia aguard¨® hasta los 18. "Quer¨ªa estar seguro. Al principio fue muy dif¨ªcil porque confund¨ªan al gay con el que quiere cambiar de sexo, pero con el tiempo fueron cambiando".
Ahora trabaja para que otros j¨®venes homosexuales salgan adelante. No es f¨¢cil. La homofobia arrasa en las aulas. El 44% de las estudiantes y el 24% de los alumnos consideran que la homosexualidad es una enfermedad, seg¨²n un estudio elaborado por Colegas. Unos porcentajes similares consideran que heterosexuales y homosexuales son desiguales. Y a¨²n m¨¢s: alrededor del 80% est¨¢ convencido de que si alguien en su clase se declara homosexual ser¨ªa "discriminado".
Gays y lesbianas se pueden casar, pero las leyes no destierran prejuicios. "Mi hija tiene 16 a?os, tiene una amiga, dice que siente una atracci¨®n muy fuerte hacia ella. No s¨¦ si llevarla a un psic¨®logo o qu¨¦ hacer. Llevo d¨ªas llorando". La voz que suena corresponde a una madre preocupada porque a su hija le gusten las mujeres. Su receptor es Pedro Villegas, un m¨¦dico y sex¨®logo que atiende el Tel¨¦fono de Informaci¨®n Sexual para J¨®venes de Andaluc¨ªa desde hace 14 a?os. Casi nunca recibe consultas de lesbianas. "Pero s¨ª lo hacen chicos con dudas sobre su orientaci¨®n sexual, que fantasean con penes o han tenido sue?os gays". A partir de los 14 a?os de historia del servicio, el m¨¢s antiguo de car¨¢cter p¨²blico en Espa?a -depende del Instituto Andaluz de la Juventud-, se podr¨ªa analizar la evoluci¨®n de la sexualidad juvenil.
Nadie llamaba para contar sus dudas sobre su orientaci¨®n sexual hace 14 a?os. "Al principio las mujeres no preguntaban por la falta de orgasmo", recuerda. "Y los hombres preguntan ahora m¨¢s por la anticoncepci¨®n", apuntala su compa?era, la psic¨®loga Isabel Luna. "Hay nuevas mitolog¨ªas como el placer de la penetraci¨®n anal para las chicas", cita Villegas. "O el del esperma alien, que est¨¦ d¨®nde est¨¦ siempre ataca. La pregunta tipo ser¨ªa 'le hice a mi novio sexo oral, me dio un beso, luego ¨¦l a m¨ª, ?puedo quedarme embarazada?", reproduce Luna.
Responden a cuestiones sobre p¨ªldoras poscoitales, preservativos rotos, eyaculaciones tempraneras, el tama?o de marras o embarazos imposibles. A Villegas le asombra la sexualidad "pornogr¨¢fica". A Luna, que los j¨®venes est¨¢n "hiperinformados, hiperliados e hiperasustados". A su confusi¨®n contribuyen que las nuevas fuentes de conocimiento son medios audiovisuales que no siempre divulgan. Apenas educan la escuela o la familia. Aunque no pueda culparse de ello a los padres por sistema. Los dos hijos de Pedro Villegas, de 14 y 16 a?os, se niegan a conversar de sexo con el profesional, su padre.
-Un d¨ªa le pregunt¨¦ a mi hijo si se masturbaba, y le dije que si no lo hac¨ªa que era bueno que lo hiciera.
-?Y qu¨¦ le dijo?
-Nada, farfull¨® algo y se fue. Se averg¨¹enzan totalmente de mi trabajo. En mi casa se habla de todo menos de placer y de sexo.
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