El reh¨¦n
Hip¨®tesis de trabajo n¨²mero 1: Rajoy pierde las elecciones de marzo y se abre la anunciada crisis sucesoria en el PP. Cuando se constituyen las Cortes, ni Esperanza Aguirre ni Alberto Ruiz-Gallard¨®n tienen esca?o de diputados. S¨ª lo tiene, en cambio, Manuel Pizarro. D¨ªas despu¨¦s, Ruiz-Gallard¨®n concreta su intenci¨®n de dejar la pol¨ªtica. Y Ana Botella es elegida nueva alcaldesa de Madrid.
Pizarro fue el hombre que, a finales de los ochenta, introdujo a Aznar en los medios empresariales de Madrid, e hizo que ¨¦stos asumieran su candidatura. Despu¨¦s fue el encargado por el presidente de coordinar el control del PP sobre las grandes empresas privatizadas. Un hombre de la mesa camilla del ex presidente del Gobierno. Ana Botella, como todo el mundo sabe, es la esposa de Aznar. ?Qui¨¦n habr¨¢ hecho el pleno? Aznar, obviamente. O sea, que ahora que Manuel Pizarro, como ha dicho el ministro Solbes, sale de las bambalinas de la pol¨ªtica en las que ha medrado durante tantos a?os, para colocarse en primer plano, Aznar se queda en la tramoya para seguir moviendo todos los hilos del PP. Cuatro a?os de liderazgo de la oposici¨®n no le han servido a Mariano Rajoy para ganarse la autonom¨ªa respecto de quien le nombr¨® a dedo. Es el eterno problema de los herederos en un sistema democr¨¢tico. Siempre andan faltados de autoridad.
Dice el t¨®pico que las elecciones se ganan m¨¢s por dem¨¦ritos del adversario que por dem¨¦ritos propios. El t¨®pico est¨¢ de enhorabuena. Los t¨®picos en pol¨ªtica son muy resistentes. En un momento en que empezaban a aparecer nubarrones en el panorama electoral de Zapatero, Mariano Rajoy se pliega a las exigencias de Esperanza Aguirre (y de Aznar en la sombra). Y regala media campa?a al PSOE. Eslogan n¨²mero 1: ?realmente puede gobernar Espa?a un l¨ªder que acepta el chantaje de una de sus militantes? Eslogan n¨²mero 2: ni Rato, ni Matas, ni Piqu¨¦, ni Ruiz-Gallard¨®n, ni L¨®pez Feijoo: este PP no es la derecha, es la extrema derecha. Y si no lo es, realmente lo parece.
Los adalides de la defenestraci¨®n de Ruiz-Gallard¨®n dicen que, sin ¨¦l, el PP recupera plenamente sus esencias y que nadie como Aznar sabe lo que quiere su electorado. No dudo de la intuici¨®n pol¨ªtica del ex presidente, aunque el 11-M, por lo menos, le fall¨® de manera estrepitosa. ?Pero puede un partido recuperar el gobierno desde la oposici¨®n s¨®lo utilizando alpiste espiritual para incondicionales? Parece dif¨ªcil, salvo que estas elecciones acaben con uno de los m¨¢s viejos t¨®picos de la pol¨ªtica: que las elecciones se ganan en el centro.
Dice otro t¨®pico que se resiste a morir, que, en pol¨ªtica, el enemigo est¨¢ en casa. Es el lado irracional de la ambici¨®n de poder, que, como todo el mundo sabe, es de enormes dimensiones. Sin duda, hace tiempo que Ruiz-Gallard¨®n siente el acoso de la familia. Y me temo que ahora ha aprendido lo que se ve¨ªa venir: que cuando el jurado no te quiere, por mucho que pases todos los ejercicios con matr¨ªcula de honor, no ganar¨¢s la oposici¨®n. Ni siquiera sirve ganarse al tribunal promocionando a sus ¨ªntimos. Pero tambi¨¦n Rajoy habr¨¢ verificado ahora que nadie crea m¨¢s problemas que la propia familia. Justo cuando acababa de exhibir un trofeo preciado e inesperado -Manuel Pizarro-, con el que hab¨ªa generado manifiesto desasosiego en sus adversarios, los de casa le arruinan la fiesta sin ninguna contemplaci¨®n. Tal es el desconcierto del candidato que ha recurrido al cl¨¢sico regate del que no sabe c¨®mo justificarse: "S¨®lo dar¨¦ explicaciones a los espa?oles". Se empieza as¨ª y, por lo general, se acaba diciendo: "La historia me juzgar¨¢". Y despu¨¦s se sale por el foro.
?Pero por qu¨¦ los suyos se han destripado entre ellos con luz y taqu¨ªgrafos poniendo en evidencia su falta de autoridad? Por una raz¨®n muy sencilla: porque no conf¨ªan en su victoria. Y tienen todos, Aznar el primero, la mirada puesta en su sucesi¨®n. No ser¨¢ Gallard¨®n, pero probablemente tampoco sea Esperanza Aguirre, a la que otros han dejado que se quemara en la batalla. Es el destino de los aprendices de brujo.
Naturalmente, queda la hip¨®tesis de trabajo n¨²mero 2: que, a pesar de todo, el PSOE siga complic¨¢ndose la vida con este triunfalismo de feriante que ofrece un presidente que parece incapaz de entender que los buenos datos estad¨ªsticos macroecon¨®micos pueden ser compatibles con apuros en la vida cotidiana de los ciudadanos. Y que Rajoy acabe ganando las elecciones. Tambi¨¦n en este caso hay uno que gana seguro, porque juega a todos los pa?os: Aznar, que le coloc¨®. Y que no ha dejado nunca de tutelarlo. Nada ha cambiado en el PP: mandan los de siempre. Rajoy es un reh¨¦n. -
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