La indecisi¨®n de Rajoy desestabiliza al Partido Popular
Piqu¨¦ dimiti¨® porque el l¨ªder no le respald¨®, Pizarro se queja de lo tarde que le llam¨® y Gallard¨®n puede irse por su indefinici¨®n
En el PP no existe un sector cr¨ªtico. Mariano Rajoy no tiene, pues, enemigos internos declarados. Es un hombre de partido muy querido, sobre todo porque nunca se ha enfrentado abiertamente con nadie. Sin embargo, su particular forma de gestionar los problemas est¨¢ empezando a sembrar dudas. Sobre todo, ha provocado una desestabilizaci¨®n que nadie recordaba desde las crisis de los ochenta, cuando el felipismo arrasaba en las urnas.
Muchos piensan que la crisis tendr¨¢ un coste para los dos dirigentes
La indecisi¨®n del l¨ªder ha permitido ya la dimisi¨®n de uno de sus fieles -Josep Piqu¨¦, hombre fuerte del Gobierno de Aznar y miembro de maitines, la c¨²pula del partido que se re¨²ne cada lunes- la amenaza de dejar la pol¨ªtica de otro miembro de ese clan de elegidos -Alberto Ruiz-Gallard¨®n- y la demostraci¨®n de fuerza de una de las principales aspirantes a sucederle: la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, la mujer con m¨¢s poder en el PP -por el presupuesto que maneja-.
Con su victoria, al menos moment¨¢nea, y la llegada de Manuel Pizarro -cuya campa?a dirigir¨¢ el equipo de Aguirre- el sector duro del PP ha logrado un protagonismo que parec¨ªa perdido cuando Rajoy design¨® a P¨ªo Garc¨ªa-Escudero y Juan Costa, dos moderados, como jefe de campa?a y coordinador del programa electoral.
En julio de 2006, Piqu¨¦ se sinti¨® desautorizado por una operaci¨®n pol¨ªtica dirigida por ?ngel Acebes, el secretario general, y habl¨® en una carta p¨²blica de las "mezquindades y miserias" que hab¨ªa visto en el PP. Esperaba un mensaje inmediato de Rajoy, y confiaba en ser cabeza de lista a las generales por Barcelona. Pero el l¨ªder no hizo nada.
Se fue as¨ª una de las personas a las que m¨¢s respetaba intelectualmente, con Gallard¨®n. Esa noche, Piqu¨¦ habl¨® con varios amigos y a todos les dijo lo mismo, seg¨²n confirman dos de ellos: "He sufrido una enorme decepci¨®n personal con Mariano. Al final es como parece. Su indecisi¨®n es su peor enemigo".
El martes, la noche de su mayor derrota pol¨ªtica, Gallard¨®n traslad¨® a algunos amigos un mensaje similar: "Ha cedido a las presiones de la Cope y Esperanza. Si no, no se entiende por qu¨¦ no dijo antes que me olvidara de este asunto", insist¨ªa.
La preocupaci¨®n de algunos dirigentes, que culpan a Aguirre y Gallard¨®n de su pelea y al l¨ªder de haberla resuelto tan tarde, llega a tal nivel que uno de ellos se atreve a comparar su forma de gestionar los problemas con la que caracteriz¨® a Franco: "El dictador era famoso porque ten¨ªa dos montones de papeles encima de la mesa. En uno, los 'problemas que el tiempo resolver¨¢'. En otro, los 'problemas que el tiempo no resolver¨¢'. No tocaba ninguno de los dos. Con Rajoy, guardando las distancias porque es un dem¨®crata convencido, pasa algo parecido cuando tiene que arreglar un l¨ªo".
La indecisi¨®n de Rajoy llega al punto de que desde el entorno de Pizarro, el flamante fichaje econ¨®mico, se ha trasladado la idea de que el empresario, aunque ha aceptado encantado la oferta de Rajoy y est¨¢ entusiasmado con su entrada en pol¨ªtica, tambi¨¦n est¨¢ molesto porque el l¨ªder se lo haya ofrecido tan tarde. Hace un mes se hab¨ªa incorporado al Consejo de Telef¨®nica y ha quedado mal con su amigo C¨¦sar Alierta, el presidente.
Incluso Rodrigo Rato, que ha renunciado p¨²blicamente a volver a la pol¨ªtica, ha contado a sus amigos, seg¨²n fuentes de su entorno, que Rajoy en ning¨²n momento se puso en contacto con ¨¦l para ofrecerle nada en firme, que no trat¨® de convencerle. Mientras, Eduardo Zaplana, otro hombre fuerte del PP, insiste en que a¨²n no conoce qu¨¦ puesto ocupar¨¢ en la lista de Madrid porque Rajoy no ha hablado con ¨¦l de eso.
Arrecian las cr¨ªticas, antes sordas, cada vez m¨¢s audibles, contra la indecisi¨®n del l¨ªder. Manuel Fraga, fundador del PP y padre pol¨ªtico de Gallard¨®n, ha llegado a decir p¨²blicamente que "las cosas se han hecho un poco tarde", una cr¨ªtica evidente a la gesti¨®n de Rajoy. Pero sobre todo reprocha el ¨®rdago de Aguirre. Ayer en Abc fue muy claro: critic¨® la posici¨®n de la presidenta, que amenaz¨® con dimitir para ir ella tambi¨¦n al Congreso, porque esa jugada "era para reforzar su posici¨®n negativa". "Ella no quer¨ªa eso, lo que quer¨ªa es que Gallard¨®n no se presentara. Y eso no me parece una actitud muy laudable". El PP, dice, "est¨¢ en el centro reformista, aunque algunos se empe?an en tirar de ¨¦l hacia la derecha".
La forma de ejercer el liderazgo, siempre con la sombra de Aznar, hace que alg¨²n dirigente recuerde un comentario del periodista Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa (que lleg¨® a ser buen amigo de Rajoy), que indign¨® al l¨ªder: "Mariano, lo bueno de ti es que pasas por los sitios y no manchas. Y lo malo es que pasas por los sitios y no limpias", dijo en una entrevista en TVE que fue censurada.
Entre los dirigentes regionales se extiende la idea de que Rajoy quer¨ªa meter a Gallard¨®n y no ha sido capaz. Un veterano diputado est¨¢ convencido: "Todo el mundo sabe que Alberto iba a ir en las listas, porque en un momento como este hace falta gente con tir¨®n popular. No tiene ning¨²n sentido meter a seis alcaldes, entre ellos la de C¨¢diz, que est¨¢ a 700 kil¨®metros del Congreso, y que no est¨¦ el de Madrid, que trabaja a 500 metros de las Cortes. Lo iba a meter, pero Aguirre se lo ha impedido con su ¨®rdago".
Sin embargo, la autoridad del l¨ªder sigue siendo absoluta, y m¨¢s ahora cuando, a pesar de las dudas, la mayor¨ªa de los dirigentes comienza a ver la victoria electoral al alcance de la mano. Todos quieren concentrarse cuanto antes en eso. Algunos asumen que Rajoy hizo lo ¨²nico que pod¨ªa hacer. "No le quedaba m¨¢s remedio. Era lo m¨¢s razonable ante el gesto suicida de Esperanza. Cuando t¨² tienes delante a un talib¨¢n cargado de bombas no te pones a negociar con ¨¦l ni a convencerle, lo que haces es quit¨¢rtelo de encima", sentencia gr¨¢ficamente otro diputado.
La mayor¨ªa de los dirigentes consultados estos d¨ªas, aguirristas y gallardonistas, creen que la crisis traer¨¢ consecuencias negativas para los dos. "Ese movimiento no va a ser gratis para ninguno. Ella no puede poner encima de la mesa una presidencia auton¨®mica, y ¨¦l tiene que ser m¨¢s paciente", opina un dirigente hist¨®rico. "Adem¨¢s, no todo es Madrid, el PP es un gran partido. Ya lo demostr¨® en su d¨ªa con Herrero de Mi?¨®n. ?l era quien hablaba con el Papa, el gran intelectual, parec¨ªa que no ten¨ªa rival. Pero lleg¨® un cateto cordob¨¦s, Antonio Hern¨¢ndez Mancha, y se lo llev¨® por delante en el ¨²ltimo congreso donde hubo dos candidatos. Si Rajoy pierde y hay otro congreso de esos, nadie sabe qu¨¦ va a pasar", insiste.
La opini¨®n de que Aguirre ha ganado una batalla, pero puede perder la guerra, es generalizada. Por eso cada vez m¨¢s gente en el partido empieza a hablar de otro posible sucesor: el tapado Francisco Camps, presidente de la Generalitat Valenciana.
Tampoco Gallard¨®n, pese a la simpat¨ªa que ha despertado por su humillaci¨®n p¨²blica, ha salido bien parado. Algunos dirigentes regionales que quer¨ªan que fuera en las listas y siempre le han defendido critican que ahora amenace con dimitir.
"Esto de la pol¨ªtica es duro, y todos nos hemos llevado golpes. Todos hemos visto frustrados nuestros sue?os alguna vez, pero hay que seguir y no darle nunca la patada al partido. En eso consiste", se?ala uno que se tiene por amigo del alcalde. Otro que no lo es tanto prefiere recurrir a la historia: "Gallard¨®n es el peor enemigo de s¨ª mismo. No puede decir venir ahora con que est¨¢ triste. Pompidou le dijo una vez a De Gaulle que estaba con el ¨¢nimo bajo. 'Los hombres de Estado no tienen ¨¢nimo', le contest¨® el general. Pues eso".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.