El pintor sin distracciones
Ant¨®n Pulido expone en Vigo sus obras llenas de intensidad y pasi¨®n
Hasta las cuatro o cinco de la madrugada no se apaga la luz en el taller del pintor. Ant¨®n Pulido (B¨®veda de Amoeiro, Ourense, 1944) acaba de entregar una exposici¨®n y ya se encuentra inmerso en la preparaci¨®n de tres m¨¢s que pasear¨¢n su arte por Tokio, Taiw¨¢n y Nueva York en los meses venideros. "Tengo que hacer acopio de cuadros, por eso mis jornadas de trabajo ahora son interminables", comenta. Lo que le ocurre, en realidad, es que ahora que se ha prejubilado de su trabajo como profesor de instituto puede dar rienda suelta a lo que m¨¢s le gusta: pintar. Y a ello se dedica con frenes¨ª, se entrega al pincel con la ansiedad del reencuentro entre los amantes.
"Me gusta vivir este tiempo ¨¢crata, sin horarios, encerrarme en el estudio y pintar varios cuadros a la vez ya que unas cosas beben de otras. Cela se aislaba durante semanas para terminar sus novelas", explica. La veintena de ¨®leos que ya cuelga de las paredes del Centro Social Caixanova representan la l¨ªnea m¨¢s actual de su obra, todos ellos fueron pintados a lo largo de 2007. Sus coordenadas siguen siendo las mismas, es m¨¢s, poco han variado en las ¨²ltimas ¨¦pocas. "Para un artista es dif¨ªcil encontrar su propio camino, yo tengo la suerte de haberlo encontrado hace muchos a?os y de sentirme a gusto en ¨¦l". Pulido reconoce que ya ha dejado de buscar y de investigar "como hacen los j¨®venes". "Cuando uno se hace viejo conoce sus resortes, a m¨ª me gustan mis trazos, mis temas, mis colores, desarrollar mi mundo", dice riendo.
Prejubilado como profesor, el artista da rienda suelta a lo que m¨¢s le gusta
"Vivo este tiempo sin horarios, en el estudio y con varios cuadros a la vez"
El universo pict¨®rico del artista suele representar figuras humanas en soledad, frecuentemente retratadas en medio del camino. Como el hombre en el filo del lienzo Abismo, una frontera al rojo vivo. El mismo color en el que arde su Gaiteiro envuelto en llamas, que reencarna la vocaci¨®n m¨¢s pasional. "Por encima de todo, lo que me interesa es devolverle la emoci¨®n al arte", confiesa. Es quiz¨¢ por eso que su paleta se decanta por los tonos vivos, alegres. Intensidad medida que no deviene en estridencia, sino que busca la armon¨ªa total, la interacci¨®n entre los colores y con el paisaje.
En otro lienzo el cosmos aparece al abrir las ventanas. La intimidad de las escenas hunde sus ra¨ªces en el determinismo del artista: "Es el ser humano en soledad cumpliendo su destino de una forma irrevocable. Hay alegr¨ªa y color en mis cuadros, pero las personas est¨¢n solas". Reflexi¨®n l¨ªrica que suena a paradoja en un hombre rodeado de amigos, muchos de ellos presentes en la inauguraci¨®n de la muestra hace unos d¨ªas en Vigo, como el tambi¨¦n pintor Ant¨®n Sobral, quien le dedic¨® una semblanza entre los sones de la gaita del m¨²sico pontevedr¨¦s ?scar Ib¨¢?ez. Algunos lo son desde la infancia, como el editor Bieito Ledo, con quien ha desarrollado varios proyectos editoriales especializados en las artes pl¨¢sticas y en creadores gallegos.
"Vigo me permite ser amigo de mis amigos y, a la vez, es un lugar en el que es posible aislarse, por eso escog¨ª vivir aqu¨ª. Es una ciudad universal que deja en libertad a la gente", dice.
S¨®lo tiene buenos recuerdos, seg¨²n manifiesta, de su ¨¦poca al frente de la Direcci¨®n Xeral de Cultura de la Xunta de Galicia as¨ª como de su nombramiento como director del Centro Galego de Arte Contempor¨¢nea (CGAC), el primero de esta instituci¨®n. "Tuve libertad total para formar mi equipo, por ejemplo, para designar a Gloria Moure en la direcci¨®n art¨ªstica. Y ni Fraga ni Portome?e
[entonces conselleiro de Cultura] me dieron directriz alguna", revela. Entre 1994 y 1996, le correspondi¨® abrir el CGAC y ponerlo a andar como ense?a identitaria de Galicia y ventana hacia la actualidad del escenario internacional.
Con buen humor, recuerda haberle solicitado a un conselleiro de Econom¨ªa que dejase de construir un solo kil¨®metro de autopista y lo destinase al CGAC. Lejos de la primera l¨ªnea, le complace la marcha de ese hijo que observa desde la distancia. "Aquello ya pas¨®, ya se hizo y no hay cosa que me desv¨ªe de lo que ahora estoy haciendo".
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