Serbia vota hoy con el partido 'ultra' como favorito
En un pa¨ªs donde el 80% de la poblaci¨®n carece de pasaporte, la restrictiva pol¨ªtica de visados de la Uni¨®n Europea (UE) -que provoca largas colas ante las embajadas europeas en Belgrado- es una baza electoral para los ultranacionalistas. Lo presentan como una gran humillaci¨®n nacional. Ese tipo de manipulaci¨®n en un pa¨ªs donde hay que guardar turno para casi todo es la que ha aupado en lo m¨¢s alto de las encuestas a Tomislav Nikolic, l¨ªder del antioccidental Partido Radical, que alberga fundadas esperanzas de victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales que se celebran hoy.
Su rival es Bor¨ªs Tadic, actual jefe de Estado y l¨ªder del Partido Dem¨®crata, que cuenta con el apoyo indisimulado de la Uni¨®n Europea. Tadic comienza a perder apoyos entre la fatigada poblaci¨®n de Serbia. La inminente independencia de Kosovo, la prolongada crisis econ¨®mica (la renta por habitante es ahora la misma que en el a?o 1987) y las divisiones y traiciones en el campo democr¨¢tico son sus principales lastres.
La promesa de Bruselas de levantar las restricciones de visados -formulada el viernes- llega tarde para que tenga efectos electorales. Tadic necesita que voten algo m¨¢s de la mitad de los 6.700.000 personas llamadas a las urnas para no perder ante Nikolic y da?ar gran parte de sus opciones para la segunda vuelta, el 3 de febrero si nadie supera el 50%.
S¨ªmbolos y mitos
En este d¨ªa de reflexi¨®n electoral, Belgrado amaneci¨® envuelto en una niebla densa, como si fuera un s¨ªmbolo pol¨ªtico m¨¢s en un pa¨ªs donde los s¨ªmbolos y los mitos sustituyen demasiado a menudo a los hechos y a la raz¨®n. "Cuando gane Tadic ser¨¢ la ¨²ltima oportunidad para cambiar las cosas y necesitaremos el apoyo de la Uni¨®n Europea", dice la escritora Vida Ognjenovic, fundadora del Partido Democr¨¢tico.
El optimismo no es el sentimiento generalizado en una ciudad cosmopolita, repleta de tiendas con productos extranjeros. En la plaza Nikola Pasic, uno de los fundadores del Partido Radical, sigue funcionando la pista de hielo abierta por Navidad. "Todos tenemos la maleta preparada por si ganan los radicales. No quiero vivir en Bielorrusia", asegura un profesor, que prefiere por miedo mantenerse en el anonimato.
Los ni?os gritan, r¨ªen y se divierten. En los altavoces suenan canciones de Disney. Parece una broma: la globalizaci¨®n imponi¨¦ndose al nacionalismo decimon¨®nico.
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