Nicolas Sarkozy y Dios
El presidente franc¨¦s fuerza la ruptura del laicismo del Estado republicano
Nicolas Sarkozy quiere meter a Dios en la pol¨ªtica y romper el tab¨² m¨¢s emblem¨¢tico de la Rep¨²blica: la separaci¨®n radical entre religi¨®n y Estado definida por el muy franc¨¦s concepto de laicismo. Dos recientes discursos; el primero en Roma, en la bas¨ªlica de San Juan de Letr¨¢n tras ser nombrado can¨®nigo honorario, y el segundo en Riad, ante el rey Abdal¨¢ de Arabia Saud¨ª, le han servido para introducir este elemento en su relato pol¨ªtico y encender la mecha de una pol¨¦mica que va m¨¢s all¨¢ de la vieja querella entre Dios y el C¨¦sar, para entrar de lleno en la f¨¢brica de la textura de las sociedades del tercer milenio.
"En la transmisi¨®n de los valores y en el aprendizaje de la diferencia entre el bien y el mal, el instructor no podr¨¢ nunca reemplazar al sacerdote o al pastor, incluso si es importante que se aproxime, porque siempre le faltar¨¢ la radicalidad del sacrificio de su vida y el carisma de un compromiso basado en la esperanza", dijo en Roma. "Un hombre que cree es un hombre que espera. Y el inter¨¦s de la Rep¨²blica es que haya muchos hombres y mujeres que esperen. La desafecci¨®n progresiva de las parroquias rurales, el desierto espiritual de las barriadas (...), la penuria de sacerdotes, no ha hecho m¨¢s felices a los franceses", a?adi¨® para propugnar "una laicidad positiva que no considere que las religiones son un peligro, sino una baza".
El l¨ªder conservador quiere romper la separaci¨®n entre Iglesia y Estado
La ley sobre la laicidad es uno de los pilares de la Rep¨²blica Francesa
En Riad, adem¨¢s de deshacerse en alabanzas al "islam moderado" que supuestamente impulsa la monarqu¨ªa saud¨ª dijo: "La vida del hombre no tiene tan s¨®lo una dimensi¨®n material, al hombre no le basta consumir para ser feliz. Una pol¨ªtica de civilizaci¨®n es una pol¨ªtica que integra la dimensi¨®n intelectual, moral y espiritual".
Las reacciones no se hicieron esperar. El ex primer ministro socialista Laurent Fabius denunci¨® el intento del presidente de "imponer sus creencias privadas a la Rep¨²blica", acus¨¢ndole de "romper con lo que ha sido la tradici¨®n republicana del general De Gaulle a Chirac". Desde su propio campo, el muy gaullista Jean-Louis Debr¨¦, presidente del Consejo Constitucional, se encargaba de recordar que la ley sobre la laicidad "es uno de los pilares de la Rep¨²blica" y que hay que "velar para que no se rompa el equilibrio". Y el l¨ªder centrista Fran?ois Bayrou, ¨¦l mismo cat¨®lico practicante, ironiz¨®: "Cre¨ªa que esta concepci¨®n de la religi¨®n como distribuidora de esperanza, la que hace que los pueblos se mantengan tranquilos, ya quedaba detr¨¢s nuestro".
El otro filo de las intenciones del presidente lo denunciaba el socialista Jean Glavany se?alando la "laicidad positiva" del presidente; una forma de acusarle de caer en la herej¨ªa del comunitarismo anglosaj¨®n. Por un lado estar¨ªa el Sarkozy bonapartista: la religi¨®n es buena para el orden; por lo tanto es buena para la estabilidad del Estado; por otro, el neoliberal intentando romper el herm¨¦tico modelo republicano para dar carta de naturaleza a las diferencias en un pa¨ªs en el que el Estado tiene prohibido saber, no s¨®lo la religi¨®n, sino tambi¨¦n el origen ¨¦tnico o cultural de sus ciudadanos.
Como ministro del Interior, Sarkozy fue el primero en sugerir que hab¨ªa que crear "un islam de Francia", y proponer ayudas para financiar lugares de culto para las confesiones no cat¨®licas, principalmente la musulmana. A ¨¦l se debe la creaci¨®n del Consejo del Culto Musulm¨¢n. Ahora ha decidido que los representantes de las grandes religiones pasen a formar parte del Consejo Econ¨®mico Social, uno de los organismos consultivos m¨¢s importantes del Estado.
El soci¨®logo Jean Bauberot cree que el presidente y sus asesores "han le¨ªdo muy bien todos los an¨¢lisis sobre la posmodernidad, de que ya no se puede tener confianza en el progreso como en el tiempo de la Ilustraci¨®n. Entonces, la ciencia y sus aplicaciones promet¨ªan mejorar la vida en la Tierra, mientras que hoy d¨ªa son acusadas de poner en peligro el planeta". "Pero Sarkozy hace de la religi¨®n una dimensi¨®n obligatoria del ser humano (...)", a?ade. "Ninguno de sus predecesores ha llegado tan lejos".
El pasado jueves recib¨ªa en el El¨ªseo a los representantes de las principales religiones de Francia, incluso, por primera vez, a los budistas. A la salida, el arzobispo de Par¨ªs, Andr¨¦ Ving-Trois, se felicitaba de "la nueva manera de abordar el hecho religioso, m¨¢s tranquila y menos conflictiva, que corresponde a una nueva generaci¨®n pol¨ªtica". El pastor Claude Batty analizaba de forma certera "el peque?o psicodrama" desencadenado por Sarkozy con este acercamiento al fen¨®meno de las religiones. "Es la manifestaci¨®n del desfase entre un presidente que ha entrado de lleno en la sociedad posmoderna, en la que las convicciones se muestran sin complejos, frente a otros que funcionan sobre los viejos esquemas de la oposici¨®n entre la Iglesia y el Estado; la ciencia y la religi¨®n".
A Sarkozy le fascina el hecho religioso; lo asegura incluso su intelectual de cabecera, Henri Guaino, que reconoce haber tenido muy poco que ver en esta ofensiva y en los discursos de Roma y Riad. "Es un tema que le es muy querido", asegur¨® Guaino. "No soy el inspirador de esta irrupci¨®n de la religi¨®n en el discurso de Sarkozy porque es algo que ha empezado mucho antes de que yo trabajara con ¨¦l. Es un tema importante", dijo.
El presidente dice considerarse "miembro de la Iglesia cat¨®lica", aunque admite que su "pr¨¢ctica religiosa es epis¨®dica". Su vida personal, su moral sexual, est¨¢n muy lejos de las reglas del catecismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.