Rocambole en la C¨¢mara
Los d¨ªas 27 y 28 de diciembre se produjo un acontecimiento ins¨®lito, que ha pasado inadvertido. El Parlamento vasco aprob¨® una ley en condiciones rar¨ªsimas. Es la Ley para una Carta de justicia y solidaridad con los pa¨ªses empobrecidos. Normal, dir¨¢n ustedes, que conocen el proverbial entusiasmo solidario de nuestro Gobierno tripartito. Pues no lo digan: la ley se aprob¨® con los exclusivos votos del PSOE y del PP, contra la voluntad del tripartito y con la abstenci¨®n de EHAK. No se ve todos los d¨ªas que la oposici¨®n apruebe una ley contra la mayor¨ªa que ha alzado un Gobierno. Es la primera ley que se aprueba en el Pa¨ªs Vasco a propuesta de iniciativa popular y deber¨ªa haberse destacado como un hito democr¨¢tico. No se ha hecho as¨ª, hay gato encerrado. M¨¢s raro a¨²n: el perfil de quienes impulsaron la iniciativa popular y el tenor del texto corresponde a los entornos de la izquierda abertzale, m¨¢s pr¨®ximos al Gobierno y a EHAK que a la oposici¨®n.
Ha quedado en evidencia la vacuidad solidaria del tripartito
Las sesiones suelen deslizarse por lo on¨ªrico, y ahora por lo rocambolesco
Los recovecos de la pol¨ªtica vasca siempre sorprenden. Ah¨ª es nada, una sesi¨®n parlamentaria en la que el PP, en coincidencia con el PSE, se desga?ita pidiendo que el Pa¨ªs Vasco dedique recursos a reducir la deuda exterior de los "pa¨ªses empobrecidos", mientras EB -junto a PNV y EA- exclama que no, nunca jam¨¢s, bajo ning¨²n concepto, que no hay que soltar un euro para aminorar tal deuda exterior, y los representantes de la izquierda abertzale callan, quiz¨¢s la deuda de los pobres les trae al pairo. Las sesiones de nuestro Parlamento se suelen deslizar por lo on¨ªrico y ahora han dado en lo rocambolesco.
El hagi¨®grafo del Parlamento vasco se las ve y se las desea para explicar tan raro suceso, que sin embargo debe desentra?arse, para entender la pedrada mental que nos aqueja en los tiempos de la presoberan¨ªa.
Todo comenz¨® en septiembre de 2004, ya hace, cuando se present¨® la iniciativa popular. La avalaban 45.000 firmas. Desde entonces, ha seguido un camino tortuoso. El proyecto, ya ley, est¨¢ redactado en tono moralista hasta en el t¨ªtulo, con esa denominaci¨®n de "pa¨ªses empobrecidos" para sustituir el t¨¦rmino "pobres" y asentar nuestra culpabilidad. Buena parte del texto lo forman declaraciones de intenciones, ajustadas a la correcci¨®n pol¨ªtica que impera en el Pa¨ªs Vasco. As¨ª, el Parlamento ha vetado los productos que generan deuda ecol¨®gica, por lo cual quiz¨¢s el vasco no podr¨¢ usar legalmente petr¨®leo o gas si no comprueba que se han obtenido sin explotar al Tercer Mundo. Tambi¨¦n ha aprobado proponer la reforma profunda o la desaparici¨®n (sic) del FMI, del Banco Mundial y la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, entre otras menudencias tan del gusto del vasco, que le das un Parlamento y cambia el mundo en un plis plas. Tanta bienintenci¨®n entusiasmaba a sus se?or¨ªas, incluyendo al propio tripartito, en plena sinton¨ªa con la rotundidad expresiva. Y, aunque parec¨ªan escritas para meter el dedo en el ojo del PSE y PP, esta vez tuvieron el buen tino de no perderse en la hojarasca.
Suced¨ªa que tras tanta declamaci¨®n de buenismo solidario hab¨ªa compromisos. No son muy concretos los que hablan de la promoci¨®n del comercio justo, la introducci¨®n de la perspectiva de g¨¦nero en la colaboraci¨®n al desarrollo o los apoyos a los inmigrantes, pero bien est¨¢n. Hasta se ha aprobado que el Gobierno vasco no pueda apoyar, en su pol¨ªtica empresarial, a persona o compa?¨ªa que se dedique a producir, comercializar y financiar armas. Ha quedado estigmatizado todo un sector empresarial con importancia en el Pa¨ªs Vasco. Nadie objet¨® nada y nada objetaremos. A ver c¨®mo lo cumplen.
Ahora bien, entre tantas buenas palabras hab¨ªa un punto crucial: el compromiso concreto de que el Pa¨ªs Vasco dedique fondos para reducir la deuda externa que "los pa¨ªses empobrecidos tienen contra¨ªda con el Estado espa?ol". Y eso ya no. Solidarios s¨ª, pero mientras salga gratis. La solidaridad bien entendida empieza (y acaba) en uno mismo, debe pensar nuestro tripartito. Aleg¨® problemas de procedimiento para no pagar: ?c¨®mo va a hacer un convenio ?con el Gobierno espa?ol! para traspasarle fondos con que aminorar esta deuda exterior, en la parte que nos toca? A partir de ah¨ª llovieron chorros de bober¨ªas. Que ya pagamos el Cupo, y que el Gobierno espa?ol saque de ah¨ª. Que ni un euro vasco m¨¢s pasar¨¢ por Espa?a. Que a saber qu¨¦ har¨ªa el Gobierno espa?ol con nuestro dinero. Que la maldad del Gobierno espa?ol le lleva a conceder pr¨¦stamos a Ghana para la pesca y a Nigeria, lo que al tripartito le parece fatal.
Ha quedado en evidencia la vacuidad solidaria del tripartito y su gusto por aldeanismos cicateros, de politicuelos. Que la competencia no est¨¢ transferida, llegaron a decir. La oposici¨®n contest¨® que no ha habido reparos en apoyar econ¨®micamente a Cuba y Venezuela. Mejor correr un tupido velo sobre la r¨¦plica gubernamental. ?No quieren pagar al Tercer Mundo porque ya pagamos el Cupo!
El esperpento se desliz¨® hasta la votaci¨®n. Tras dos empates, al d¨ªa siguiente gan¨® la oposici¨®n, PSE y PP juntos. Pagaremos. El tripartito vot¨® en contra de financiar la reducci¨®n de la deuda exterior. EHAK se abstuvo, alguna extra?a raz¨®n habr¨¢.
La guinda estaba por llegar. Quiz¨¢s para no escenificar que la solidaridad vasca se aprobaba contra el criterio del tripartito, la ley no se vot¨® en su conjunto, como parecer¨ªa l¨®gico. Se vot¨® por fasc¨ªculos, extra?a pr¨¢ctica que al parecer forma parte de los usos y costumbres de nuestro Parlamento. Por un lado el pago para reducir la deuda, por otro la palabrer¨ªa en la que el tripartito estaba de acuerdo... Y sin votaci¨®n global se dio por aprobada la ley. De tal guisa cay¨® la tierra sobre el asunto. Sic transit gloria mundi.
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