Los alumnos olvidados
Mujeres mayores de 60 a?os y j¨®venes inmigrantes acuden a escuelas de formaci¨®n especiales para adultos con el fin de aprender a leer y escribir
Son m¨¢s de 800.000 en Espa?a, pero el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia los considera un segmento de la poblaci¨®n "residual". En la era de la sociedad de la informaci¨®n, de Internet y de la mensajer¨ªa m¨®vil, hay personas que a¨²n no saben ni leer ni escribir. Hasta hace cosa de ocho a?os, los analfabetos puros se reduc¨ªan a personas mayores, sobre todo mujeres que cuando eran peque?as no fueron a la escuela, por lo que el fen¨®meno del analfabetismo ten¨ªa fecha de caducidad: en cuanto fallecieran, el analfabetismo morir¨ªa con ellos.
Actualmente, el impacto de la inmigraci¨®n ha cambiado el panorama educativo. Ahora las mujeres mayores comparten esta lacra con j¨®venes inmigrantes procedentes principalmente de ?frica y Am¨¦rica del Sur. Tanto unos como otros pueden poner fin a su analfabetismo acudiendo a escuelas o aulas de formaci¨®n de adultos. En Catalu?a, hay 165 centros p¨²blicos, lo que supone la insignificante cifra de un centro por cada 100.000 habitantes. En el curso 2005-2006, m¨¢s de 9.000 personas se matricularon para aprender a leer y a escribir. El 80% eran mujeres.
El aula de formaci¨®n de adultos de la Verneda, en Barcelona, lleva 30 a?os luchando en favor de la alfabetizaci¨®n. La alumna Hilaria Blanco, de 65 a?os, es la segunda vez que acude a la escuela. "Comenc¨¦ hace unos a?os, pero tuve que dejarlo porque mi marido no quer¨ªa que saliera de casa", se lamenta. Ahora que ha vuelto a clase, se siente feliz. Por primera vez, podr¨¢ escribir las tarjetas de Navidad para su familia. En principio, en tres a?os la mujer dejar¨¢ de formar parte del 2,3% de analfabetos existentes en Catalu?a.
La mayor¨ªa de los alumnos llegan con la autoestima por los suelos, as¨ª que las clases se convierten en espacios de socializaci¨®n, aparte de lugares de aprendizaje. "Trabajamos mucho en grupo y unos ayudan a otros. Cuando no vienen a clase, sienten haber faltado", se?ala Lourdes P¨¦rez, coordinadora del aula de la Verneda. Y es que este segmento de la poblaci¨®n tiene que hacer frente a otras prioridades: antes de acudir a clase, van al m¨¦dico o cuidan al nieto que no va al colegio por estar enfermo.
Los inconvenientes para los inmigrantes son mayores, ya que muchos deben instruirse en un idioma diferente del materno. Algunos se enfrentan a las letras escritas por primera vez en su vida. Por eso, en lugar de tardar tres a?os en dejar de ser analfabetos, tardan 10.
Falta de medios
El verdadero problema, sin embargo, es que se destinan pocos recursos a la formaci¨®n de adultos. Las 165 escuelas de Catalu?a son insuficientes, seg¨²n las personas que se dedican a ense?ar a adultos. Las listas de espera est¨¢n a la orden del d¨ªa, como en el aula de Alarona, donde 89 inmigrantes no se pudieron matricular este a?o. "No sabemos si se trata de hipocres¨ªa, de trivializaci¨®n o de ignorancia por parte del Gobierno, pero no hay medios suficientes", se queja el coordinador del aula, F¨¦lix Delgado. La Generalitat, seg¨²n Delgado, se comprometi¨® el a?o pasado a acabar con las listas de espera, sin ¨¦xito. "Adem¨¢s, los inmigrantes cambian a menudo de lugar de trabajo. Se tendr¨ªa que habilitar un sistema para que el alumno que hoy est¨¢ aqu¨ª ma?ana pueda estar en la escuela de otra ciudad", propone Delgado.
La profesora de Pedagog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona Margarida Massot, que particip¨® en un estudio sobre la formaci¨®n de personas adultas en Catalu?a, coincide con Delgado. Massot considera que este segmento de la poblaci¨®n est¨¢ "olvidado". As¨ª, la soluci¨®n, a su juicio, es invertir no s¨®lo en la formaci¨®n de ni?os y adolescentes, sino tambi¨¦n en la de adultos.
'Es tamos muy agutos'
La alfabetizaci¨®n ha cambiado radicalmente por la incorporaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas. En la escuela de Alarona, en Matar¨® (Maresme), los alumnos trabajan cada d¨ªa delante del ordenador con el ¨²nico m¨¦todo inform¨¢tico para aprender a leer y a escribir.
El programa, proporcionado por el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia, se llama Uruk. Adem¨¢s, la escuela ha inventado m¨¦todos de estudio para que el aprendizaje sea m¨¢s llevadero. As¨ª, durante tres meses abri¨® un foro en la p¨¢gina web www.circulum.com donde los alumnos pudieron dejar mensajes al cantante V¨ªctor Manuel y comunicarse con ¨¦l.
Los profesores se encargaron de escribir a ordenador lo que los alumnos hab¨ªan redactado en papel, incluidos los errores. Es el caso de Josefa, quien dej¨® escrito: " Venimos alasecuela de adutos i es tamos muy agutos ". Una experiencia parecida se llev¨® a cabo con la periodista Julia Otero.
En el aula de formaci¨®n de adultos de la Verneda, en Barcelona, la pizarra no es la tradicional sobre la que se escribe con tiza. Se trata de una pantalla digital donde se puede escribir con los dedos o bien con unos bol¨ªgrafos especiales. En la escuela, los alumnos tambi¨¦n utilizan el ordenador para los dictados y para enviar correos electr¨®nicos. "Responde a una necesidad actual que los alumnos nos han pedido", asegura Mar¨ªa ?ngeles Serrano, coordinadora de las asociaciones gestoras del aula, ?gora y Heura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.