Un africano en los Alc¨¢zares
Toumani Diabat¨¦ presenta en Sevilla su disco de kora en solitario
Los sonidos cristalinos y majestuosos de la kora africana se escucharon en el Sal¨®n de Tapices de los Reales Alc¨¢zares de Sevilla. La capital andaluza acogi¨® el viernes por la noche la presentaci¨®n mundial de The mand¨¦ variations, el nuevo disco del m¨²sico maliense Toumani Diabat¨¦, que se publicar¨¢ a finales de febrero. Al concierto de m¨¢s de una hora, retransmitido en directo por Radio 3, asistieron el alcalde de Sevilla y numerosos periodistas llegados de Reino Unido, Holanda o Francia.
En los Reales Alc¨¢zares se rodaron a principios de la d¨¦cada de los sesenta algunas escenas de Lawrence de Arabia. Nick Gold, productor de The mand¨¦ variations para su sello World Circuit, no es T. E. Lawrence, aunque s¨ª tiene el punto visionario y aventurero de su compatriota. Los brit¨¢nicos suelen disfrutar explorando territorios y descubriendo seres que ellos consideran ex¨®ticos. Y Gold, responsable con Ry Cooder del aclamado Buena Vista Social Club, productor del gran Ali Farka Tour¨¦ y art¨ªfice de la vuelta a los escenarios de la Orquesta Baobab, es el tipo de hombre que hace realidad sus sue?os.
Toumani Diabat¨¦ (Bamako, 1965) lleg¨® apoy¨¢ndose en su bast¨®n al edificio reconstruido durante el reinado de Carlos III en ese lugar que empez¨® a edificarse en tiempos del califa Abd al Rahman. Se sent¨® con la kora entre las piernas y empez¨® a puntear sus cuerdas con pulgares e ¨ªndices. The mand¨¦ variations -no son las Goldberg de Bach, aunque la kora suene por momentos a clavec¨ªn- es el primer disco en solitario en 20 a?os de quien ya ha grabado con Ketama, Taj Mahal, Damon Albarn o Bj?rk. Para ocuparse de un sonido impecable -el m¨²sico lleg¨® a decir que le parec¨ªa estar escuchando el disco-, se desplaz¨® hasta Sevilla el ingeniero Jerry Boys.
Toumani empez¨® con Djourou kara nany, aprendida de su padre, y sigui¨® con la bell¨ªsima Elyne Road. Su maestr¨ªa es tal que la kora se transforma en sus manos en un instrumento solista que lleva a ciertas formas de polifon¨ªa. Lo que el m¨²sico maliense le saca al instrumento es algo extraordinario. De su destreza, inventiva y sensibilidad brotan melod¨ªas, bajos y adornos de acompa?amiento. La improvisaci¨®n se suma al virtuosismo. Toumani Diabat¨¦ vendr¨ªa a ser a la kora lo que Ravi Shankar al sitar o Paco de Luc¨ªa a la guitarra flamenca. Lo explic¨® muy gr¨¢ficamente el guitarrista y tresero Ra¨²l Rodr¨ªguez, hijo de Martirio: parece que hay un mont¨®n de gente dentro de la calabaza.
La kora es un asunto familiar para el maliense. Desde sus ancestros, y por m¨¢s de 70 generaciones -Toumani es la n¨²mero 71-, los Diabat¨¦ han estado tocando este la¨²d-arpa caracter¨ªstico de las regiones de ?frica Occidental que un d¨ªa formaron parte del imperio mandinga. Su caja de resonancia se construye con media calabaza de gran tama?o cubierta por piel de vaca que se tensa, y de ella sale un largo m¨¢stil de madera al que se sujetan 21 cuerdas. Con la kora acompa?an sus cantos y recitados los griots, encargados de la transmisi¨®n oral del conocimiento. Y, seg¨²n un antiguo dicho, un griot que muere es una biblioteca que se quema.
La agenda de Toumani Diabat¨¦ est¨¢ cargada: la gente del Kronos Quartet le espera en San Francisco para hablar de una posible colaboraci¨®n; a su representante -espa?ol, por cierto- le llegan demandas de conciertos desde Australia y Jap¨®n; Hans Zimmer reclama al m¨²sico para la banda sonora de Madagascar II y Bj?rk le ha invitado a participar en sus conciertos de abril en Londres. Y hay un encargo del Barbican para que trabaje con la London Symphony Orchestra. A Espa?a volver¨¢ el 29 de abril para actuar en Madrid (teatro Calder¨®n) y en agosto tocar¨¢ en la Expo de Zaragoza con la cantante islandesa.Bj?rk le ha invitado a participar en sus conciertos, en Londres, en abril
Babelia
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