Con Oliveira y Milito no se juega

Tiene el Zaragoza dos delanteros que valen su peso en oro. A Oliveira y Diego Milito poco les importa que por detr¨¢s haya casta?as o se repartan caramelos. Si el bal¨®n llega a sus botas, enfocan, disparan y, casi siempre, marcan. Ante el Murcia nadie jug¨® al f¨²tbol. Pero Oliveira y Milito, que suman entre los dos 22 goles, resolvieron el duelo.

Con m¨¢s oficio que calidad, el Murcia plante¨® un partido en espacios reducidos. Equipo t¨¢ctico, trabajado y de ideas claras, su propuesta se bas¨® en apretar las l¨ªneas y tapar el posible juego interior. Como organizador y destructor, cobr¨® importancia Pablo Garc¨ªa, que se hart¨® de recuperar balones y cederlos a los compa?eros.

Con una verticalidad muy acentuada y sin apenas transiciones, en el Zaragoza el bal¨®n pasa de la zaga a la punta de ataque sin entretenimientos. La apuesta no atiende a razones t¨¢cticas, sino t¨¦cnicas: a la primera l¨ªnea se le enroscan las piernas al sacar la pelota desde atr¨¢s. El Murcia cerr¨® los espacios interiores. Pero tan empecinado estaba en estrujar las l¨ªneas que cometi¨® un pecado: adelant¨® la defensa un par de pasos y tir¨® de la trampa del fuera de juego.

Veloces e inteligentes para esperar al ¨²ltimo segundo en arrancar, justo antes de que la zaga de un pasito hacia delante, Oliveira y Diego Milito despedazaron la artima?a rival.

Con Garitano en el banquillo, el Zaragoza juega igual que siempre. Pero, al contrario que con V¨ªctor Fern¨¢ndez, gan¨®.