'Saudade' de Garrincha
La tumba del futbolista m¨¢s querido de Brasil sigue abandonada
Nadie quiso o pudo ayudar al futbolista m¨¢s querido de Brasil, que muri¨® solo, pobre y alcoholizado a los 49 a?os. Ayer se cumpli¨® un cuarto de siglo de su fallecimiento y su tumba, en el cementerio de Raiz da Serra, a 50 kil¨®metros de R¨ªo, sigue tan abandonada como entonces. El t¨²mulo recibe pocas visitas. La ¨²ltima, el 2 de noviembre. Alguien dej¨® flores, llor¨® y se fue. Su hermana Rosa, de 82 a?os, la que le puso el apodo de Garrincha (un p¨¢jaro feo y veloz de la selva del Mato Grosso), se niega a que trasladen los restos a un mausoleo que mand¨® construir el alcalde de Pau Grande, localidad de 8.000 habitantes que le ha dedicado escuelas, un estadio y varios bares. Su nieto Rafael se prepara para una prueba en el Botafogo, el club del abuelo.
"Le gustaba la cerveza y el aguardiente, pero odiaba ser elogiado", dice su primer t¨¦cnico
Al sugerirle que se moderase, replicaba: "Yo no vivo la vida, la vida me vive a m¨ª"
"Hay un sentimiento nacional de culpa. ?l nunca abandon¨® sus ra¨ªces populares. Fue explotado por el f¨²tbol y se convirti¨® en el s¨ªmbolo de la mayor¨ªa de los brasile?os, que tambi¨¦n son explotados", explic¨® el antrop¨®logo Jos¨¦ Sergio. "Dentro de 400 a?os, cuando se hable de f¨²tbol, se hablar¨¢ de Garrincha", sentenci¨® Jo?o Saldanha, el seleccionador que llev¨® a Brasil al Mundial de M¨¦xico 70. "Le gustaba la cerveza y el aguardiente, pero odiaba ser elogiado", remach¨® esta semana su primer entrenador en el Esporte Clube de Pau Grande, Seu Toti, de 85 a?os.
Su pierna izquierda era seis cent¨ªmetros m¨¢s corta que la derecha y estaba flexionada hacia la derecha. Adem¨¢s, Manuel Francisco dos Santos, Man¨¦, fue adicto al tabaco desde los 10 a?os. Garrincha, sin embargo, nunca fue un d¨¦bil mental como lo caricaturizaron, sino un hombre a la deriva azotado por la depresi¨®n y la bebida. A menudo le sugirieron que se moderara, a lo que contest¨®: "Yo no vivo la vida, la vida me vive a m¨ª".
Man¨¦ se cas¨® tres veces y tuvo 14 hijos reconocidos. Ocho hijas de su primer matrimonio con Nair; uno de Elsa Soares (Garrinchinha, fallecido en accidente de tr¨¢fico); dos con Iraci; otro con Vanderleia; otro en Suecia (Ulf Linberg, fruto de un romance en la Copa del Mundo de 1958), y Rosangela, reconocida por una prueba de ADN. Aunque su alma gemela fue Elsa Soares, una leyenda de la samba que hab¨ªa cantado con Louis Armstrong. Su relaci¨®n, que dur¨® 15 a?os, coincidi¨® con sus demandas de m¨¢s salario al Botafogo, lo que fue aprovechado por los radicales para hostigar a la pareja, que se traslad¨® a Italia.
Garrincha pas¨® la infancia cazando, pescando, haciendo el amor y jugando al f¨²tbol. Ten¨ªa, dice el escritor Eduardo Galeano, un talento intuitivo para todo. A los 14 a?os trabajaba en una f¨¢brica textil. Y pensaba que el f¨²tbol no hay que tomarlo seriamente. Cuando Brasil se sumi¨® en el drama del Maracanazo (la derrota ante Uruguay en la final del Mundial de 1950), prefiri¨® irse de pesca antes de o¨ªr el partido por la radio. Fue a probar displicentemente en los clubes de R¨ªo. El Vasco lo rechaz¨® por no traerse las botas. Del Fluminense se march¨® antes de terminar la sesi¨®n para pillar el ¨²ltimo tren. Y, ya con 19 a?os, prob¨® en el Botafogo y se qued¨®: 609 partidos y 252 goles.
"Maestro, ?hoy es la final?", le pregunt¨® al seleccionador, Aymore Moreira, antes de la del Mundial de Chile 62. "Ah, con raz¨®n hay tanta gente", respondi¨® Garrincha antes de vencer a Checoslovaquia (3-1). Tal era su desapego de la solemnidad del f¨²tbol que, tras el partido, se rezag¨® y recibi¨® la embestida de un reportero: "Por favor, dos palabras para este micr¨®fono". El hombre al que aplaud¨ªa el mundo se detuvo y replic¨®: "?Dos palabras? Adi¨®s, micr¨®fono".
Particip¨® en tres Copas del Mundo: Suecia 58, Chile 62 e Inglaterra 66. Gan¨® las dos primeras. En Suecia comparti¨® una delantera sublime con Did¨ª, Vav¨¢, Pel¨¦ y Zagallo. Disput¨® 60 partidos con Brasil, de los que gan¨® 52, empat¨® siete y perdi¨® uno: contra Hungr¨ªa (3-1) en Inglaterra 66. Marc¨® 17 goles. Se situaba en el extremo derecho y repet¨ªa la misma jugada. Amagaba para un lado y otro, sal¨ªa disparado y se frenaba en seco, simplemente para salir disparado hacia otro lugar. Ense?¨® a re¨ªr a los aficionados.
No disput¨® los dos primeros partidos del Mundial de Suecia 58. Ni tampoco Pel¨¦. Brasil hab¨ªa llegado todav¨ªa bajo el s¨ªndrome del Maracanazo. La confederaci¨®n brasile?a llev¨® m¨¦dicos, preparadores f¨ªsicos y psic¨®logos. Y todos coincid¨ªan: "Garrincha no est¨¢ preparado". S¨®lo la intervenci¨®n de sus compa?eros ante el seleccionador, Vicente Feola, permiti¨® que debutaran ante la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Era la ¨¦poca del Sputnik y del acercamiento cient¨ªfico de los sovi¨¦ticos en la guerra fr¨ªa. Feola los tem¨ªa. Pero entre Garrincha y Pel¨¦ los pulverizaron. Su compadre Nilton Santos lo recuerda as¨ª: "Los sovi¨¦ticos nos marcaban al hombre, pero, de repente, comenzaron a amontonar gente en el lado izquierdo de su defensa". Fue el inicio de una era gloriosa para Brasil, que bati¨® a Suecia en la final (5-2). Cuatro a?os despu¨¦s, la canarinha llev¨® casi el mismo equipo a Chile 62. Pel¨¦ se lesion¨® en el segundo partido y Garrincha tuvo un ascendente s¨®lo comparable al de Maradona en M¨¦xico 86.
Pel¨¦ y Garrincha fueron dos personalidades opuestas. No hubo un futbolista m¨¢s amateur en su esp¨ªritu que Garrincha. Ni nadie m¨¢s profesional que Pel¨¦. Garrincha fue incorregible y se pele¨® con el establishment. Pel¨¦ lleg¨® a ser el establishment.
Aficionado a las brincadeiras (bromas), apostador infatigable, bebedor hasta la muerte, Elsa trat¨® sin ¨¦xito de controlarlo. "Fue perspicaz, pero jam¨¢s tuvo liderazgo", lo define Gerson Soares, productor de cine e hijo de Elsa, "pero ten¨ªa tanta confianza en s¨ª mismo que no sab¨ªa ni los nombres de los adversarios". "Era un hombre tan despierto", agrega su hijastro, "que, en una excursi¨®n con el Botafogo a Europa, en 1955, tomaba cubatas en las barbas del severo entrenador, Zez¨¦ Moreyra. ?C¨®mo? A?adiendo ron en la garrafa de Coca Cola que tomaba una tras otra en el lujoso transatl¨¢ntico Conte Grande".
Soares cuenta hilarantes an¨¦cdotas sobre ¨¦l. A Casado, un camarero del Botafogo al que no se le hab¨ªa ca¨ªdo una bandeja en 25 a?os, Garrincha se empe?¨® en que sufriera una primera vez. Apost¨® con sus compa?eros a que lo lograr¨ªa. Lo agarr¨® por detr¨¢s grit¨¢ndole que quer¨ªa hacer el amor con ¨¦l. Pero Casado resisti¨®: no se le cay¨® la bandeja.
Man¨¦ jug¨® desde 1953 hasta 1972. Hasta los 29 a?os fue indestructible ante el alcohol, la cortisona y las patadas. Pero se oper¨® de los dos meniscos y todo acab¨®. Dos agentes bancarios fueron a su casa en Pau Grande y encontraron dinero pudri¨¦ndose en los armarios. El Botafogo tambi¨¦n se aprovech¨® de ¨¦l pag¨¢ndole menos de lo que merec¨ªa. "Garrincha muri¨® de su propia muerte: pobre, borracho y solo", sentenci¨® Galeano.
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