Con ocho basta
Hay obras que crean adicci¨®n. Tienen una perfecta mezcla de talento, inspiraci¨®n, ingenio y oficio que las hace irresistibles. Una de ellas es el Octeto en fa mayor, D803, de Franz Schubert. El compositor vien¨¦s tom¨® como modelo el delicioso Septimino de Beethoven, para una curiosa plantilla integrada por viol¨ªn, viola, trompa, clarinete, fagot, violonchelo y contrabajo. Como Schubert tambi¨¦n era un genio, mejor¨® el modelo a?adi¨¦ndole un segundo viol¨ªn. Y logr¨® un m¨¢gico resultado: lo que en Beethoven era ligera, virtuosa y brillante seducci¨®n camer¨ªstica, gan¨® peso sonoro de forma tan milagrosa que transform¨® la serenata cl¨¢sica en forma sinf¨®nica. Schubert demostr¨® que para crear en el oyente un sonido de inequ¨ªvoca inspiraci¨®n sinf¨®nica no hacen falta m¨¢s instrumentos: con ocho basta. La soberbia creaci¨®n schubertiana volvi¨® a cautivar anteayer en el Palau de la M¨²sica, muy bien interpretada por el Scharoun Ensemble Berlin.
Scharoun Ensemble Berlin
Obras de Michael Haydn, Dvor¨¢k y Schubert. Temporada Euroconcert. Palau de la M¨²sica, Barcelona, 21 de enero.
El conjunto alem¨¢n, fundado en 1983 por miembros de la Orquesta Filarm¨®nica de Berl¨ªn (se llaman Scharoun Ensemble en honor a Hans Scharoun -1893-1972-, arquitecto art¨ªfice de la Philharmonie de Berl¨ªn, sede de la famosa orquesta), no oculta su adicci¨®n al Octeto schubertiano: nacieron para interpretarlo en su primer concierto y lo siguen haciendo en la mayor¨ªa de sus giras. Lo tocaron en su debut en las temporadas de Euroconcert, en 1987, y han vuelto a hacerlo en su regreso al ciclo barcelon¨¦s.
No importan los cambios en la plantilla, l¨®gicos en 25 a?os de carrera: el Scharoun Ensemble Berlin es un formidable grupo de c¨¢mara, riguroso y de muy refinada belleza sonora. Conocen la obra de Schubert como la palma de su mano, pero nada en su interpretaci¨®n son¨® a rutina. Juegan la carta de la sobriedad expresiva, preferible al exceso de az¨²car en obra rica en calor¨ªas mel¨®dicas. Sonaron algunas pifias, poca cosa frente a la delicadeza sonora y la grandeza expresiva de su versi¨®n. Schubert fue lo mejor de una agradable velada que comenz¨® con un cambio en el programa -en lugar de un Divertimento de Josep Haydn tocaron una amable pieza de su hermano Michael, la Romanza para trompa y quinteto de cuerda-. El concierto continu¨® con la Suite checa op. 39 de Antonin Dvor¨¢k, que tocaron en una brillante versi¨®n de Ulf-Guido Sch?fer.
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