Portugal
Las cumbres espa?olas con los pa¨ªses vecinos nunca distan m¨¢s de dos semanas en el tiempo y nos permiten hacer esas cosas tan odiosas que llaman comparaciones. A pesar de que compartimos m¨¢s kil¨®metros de frontera y m¨¢s siglos de historia con nuestros vecinos del oeste, desde el centro de la Pen¨ªnsula se presta m¨¢s atenci¨®n al vecino del norte. Y no es cuesti¨®n de que gobierne Napole¨®n o Sarkozy, es que siempre es lo mismo. La noticia sobre la cumbre de Braga en EL PA?S se titula diciendo que "Espa?a pone a Portugal al nivel de Francia", pero el interior de la noticia habla s¨®lo de colaboraci¨®n militar.
En lo dem¨¢s, tal vez porque Portugal es la herida en el mapa que disgreg¨® la unidad de las Espa?as y que le duele al nacionalismo de por aqu¨ª, seguimos -con excepciones- ninguneando a todo lo que viene de Portugal: no nos interesa su lengua ni su cultura y cuando vamos all¨ª llevamos -casi todos- una altaner¨ªa y prepotencia que ha dado lugar a un g¨¦nero de chistes sobre espa?oles.
Descendemos de la cumbre y podr¨ªamos mirar, de vez en cuando, hacia Portugal. Merece la pena.
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