El partido de la familia
Su ¨®rgano period¨ªstico se llama El Nuevo Campanario. Muy acorde con los valores del cristianismo y de la democracia. Tambi¨¦n en el emblema del partido hay una torrecilla con su campana parroquial. Sus militantes vienen de la tradici¨®n democristiana del taxi, bien conocida en Espa?a: partidos que no necesitan ni un autob¨²s para ir al congreso. En este caso, emparentados: esposos, consuegros, primos... La sociolog¨ªa del partido se identifica con sus principios: la familia por encima de todo. Su secretario general acude a la plaza de San Pedro a defender a la familia o al Papa ante los ataques de los laicistas, como fue el caso este domingo pasado.
Esta es la Uni¨®n de los Dem¨®cratas por Europa, la Udeur, peque?a formaci¨®n surgida del estallido de la democracia cristiana y dirigida por un personaje exuberante y peculiar. Meridional, exagerado, histri¨®nico, Clemente Mastella podr¨ªa ser un car¨¢cter de las comedias del napolitano Eduardo de Filipo. Su se?ora, Sandra, preside el Consejo Regional de la regi¨®n de Campania y tambi¨¦n tiene buena mano para participar en una comedia de costumbres: cocina la pasta como nadie, pero sobre todo consigue que familiares y conocidos se coloquen f¨¢cilmente en la sanidad p¨²blica regional. La distribuci¨®n de cargos y prebendas en la que se han esmerado tradicionalmente los grandes partidos se ha convertido, al parecer, en una fina especialidad de la Udeur. La justicia se ha interesado por el caso y ha decretado el arresto domiciliario de la se?ora, as¨ª como el de 22 personas m¨¢s, consuegro incluido.
Este percance no habr¨ªa superado la cr¨®nica local y quiz¨¢s ni tan siquiera interesado a unos napolitanos cercados por las monta?as de basura si Mastella no fuera el ministro de Justicia de Prodi. Tampoco habr¨ªa ido mucho m¨¢s all¨¢, siendo un ministro el afectado, si no tuviera la llave -el 1'4% de los votos y tres senadores indispensables- de la precaria y min¨²scula mayor¨ªa que sostiene al primer ministro. Quienes aspiran a gobernar necesitan una nueva ley electoral, que deshaga la reforma preparada en 2006, justo antes de las elecciones, por Roberto Calderoli a medida de Berlusconi. Fue la porcata o cerdada, en palabras del propio ministro que la redact¨®. Quienes desean que la cerdada contin¨²e son los peque?os partidos, como la Udeur, y para ello nada mejor que una convocatoria anticipada que impida culminar la reforma.
La secuencia de la crisis, que empez¨® la semana pasada con el arresto domiciliario de la se?ora Sandra, es prodigiosa. La primera reacci¨®n de Mastella fue negarse a dimitir: "Juzgar¨¢n los ciudadanos. Nos hacen pagar nuestra batalla a favor de los principios de moderaci¨®n y tolerancia y contra todo fanatismo y extremismo. Basta ver lo que le pasa al Papa para comprender lo que nos pasa a los cat¨®licos". El segundo movimiento fue su dimisi¨®n en una escena ante el Parlamento de caluroso fervor familiar: entre la pol¨ªtica y mi familia, escojo a mi familia. Esta actitud de resonancias camusianas (entre mi madre y la justicia escojo a mi madre) obtuvo grandes ovaciones transversales.
Prodi le dio tambi¨¦n su apoyo y rechaz¨® la dimisi¨®n. Mastella, muy digno, persisti¨®. Y anunci¨® que seguir¨ªa apoyando al Gobierno desde fuera. Por el momento. Pronto demostr¨® c¨®mo lo har¨ªa: los programas de televisi¨®n, las reacciones de unos y otros, llevaron a que este hombre tan sentimental y familiar reaccionara ante la punzada del desamor. Ahora ya no apoyar¨¢ al Gobierno, quiz¨¢s se abstendr¨¢. No, en cuanto se presente la moci¨®n de censura este hombre de principios y defensor de los valores cristianos y occidentales se decidir¨¢ por derribar a Prodi.
Mastella tambi¨¦n ha sido ministro de Berlusconi. ?l fue quien impidi¨® la aprobaci¨®n de la ley de parejas de hecho, un mero contrato privado que har¨ªa las delicias del PP e incluso de nuestros obispos. En cuanto a su buena mano para la familia, no es la excepci¨®n, sino la regla e incluso el modelo. Y lo ha dicho. Todos lo hacen. Todos cuidan de su mujer. No es seguro que la investigaci¨®n judicial vaya muy lejos. Francesco Merlo en Repubblica ha descrito de un trazo lo que ha sucedido en este enfrentamiento entre el ministro y los jueces: "Hay una semejanza entre la vacuidad de una justicia encaramada en el humor antipol¨ªtico y la vacuidad de una pol¨ªtica encaramada en el amor familiar".
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