Analog¨ªas quir¨²rgicas
Un centro en Mallorca dedicado a grandes discapacitados act¨²a a su vez como "sutura" urbana
Al otro lado de la riera que hoy es el paseo de Mallorca, el antiguo arrabal de Santa Catalina muestra sus calles rectas y tranquilas en las que todav¨ªa quedan restos de un pasado industrioso. En la esquina de Joan Cresp¨ª y Vi?edo, una antigua f¨¢brica de gomas, construida en 1939 para la empresa Pons por el arquitecto racionalista Gabriel Muntaner, mostraba a¨²n hace ocho a?os lo que fueron las peque?as empresas que dieron vida al lugar. Es uno de los primeros datos que debieron advertir los arquitectos Carlos Asensio-Wandosell y Javier de Mateo cuando en el a?o 2000 se presentaron -con la colaboraci¨®n de Nieves Caba?as- al concurso promovido por la Consejer¨ªa de Asuntos Sociales del Govern de les Illes Balears para realizar el Centro Asistencial Joan Cresp¨ª, dedicado a tratamiento y residencia temporal de grandes discapacitados.
Frente a la tecnolog¨ªa de la piedra y la argamasa, la construcci¨®n con materiales ligeros promete un mundo m¨¢s limpio
Este peque?o residuo industrial en un entorno de edificaciones ca¨®ticas fue el dif¨ªcil punto de partida para un programa complejo y especial dirigido a usuarios con importantes problemas de movilidad. Y con la misma disposici¨®n que en su d¨ªa tendr¨¢n los terapeutas hacia un paciente que solicita los m¨¢ximos cuidados, los arquitectos analizaron atentamente el lugar para suturar y rehabilitar un tejido urbano deteriorado, incluso rescatando en su propuesta la peque?a f¨¢brica Pons como muestra estimable de un estilo ya hist¨®rico, e historia viva de la evoluci¨®n del barrio.
Contra lo previsible, esta analog¨ªa quir¨²rgica no deriv¨® en el organicismo considerado como estilo sino a modo de estrategia flexible de generaci¨®n de espacios, a partir de un cuerpo fijo adosado al patio interior de la manzana en el que se encuentran los servicios, escaleras, ascensores y rampas que permiten circular por todo el edificio en silla de ruedas, para dejar que los espacios estanciales se asomen a la ciudad circundante con relativa libertad, creando peque?os patios abiertos a la calle o soleadas terrazas que dan una gran calidad de uso a las habitaciones de las plantas altas. La misma organicidad de esa suelta volumetr¨ªa escalonada que gana amplitud para el espacio urbano seg¨²n el edificio crece en altura est¨¢ presente en un piso bajo desarrollado en pendiente para que las entradas siempre queden al nivel de la calle, consiguiendo de este modo una sorprendente continuidad entre espacio urbano y construido. Tambi¨¦n se puede apreciar en la aparente aleatoriedad de unas ventanas que responden a las exigencias de los usos interiores, aunque s¨®lo queden entrevistas tras el tamiz del potente enlistonado de tablones de cedro que grad¨²a la luz de acuerdo con los espacios adyacentes y la declinaci¨®n solar en su ciclo anual, para conseguir una climatizaci¨®n ¨®ptima con un reducido gasto energ¨¦tico.
Este tipo de comentarios, quiz¨¢ demasiado t¨¦cnicos para quien no sea arquitecto, responde a lo que demanda una obra que debe ser entendida desde el lenguaje espec¨ªfico de la arquitectura: la ordenaci¨®n espacial y la tecnolog¨ªa constructiva. Por ello es preciso aludir al proceso inventivo que ha dirigido la construcci¨®n hacia el montaje "en seco", una vieja quimera tecnol¨®gica que el arquitecto de los siglos XIX y XX intent¨® conseguir una y otra vez para librarse de las molestas consecuencias que produce la alba?iler¨ªa tradicional, tanto en su ejecuci¨®n como en las contingencias derivadas de la vida del edificio. Frente a la tecnolog¨ªa del material p¨¦treo y la argamasa, la construcci¨®n con materiales prefabricados y ligeros que se unen mediante herrajes promete un mundo m¨¢s limpio y controlable, que es ya hoy d¨ªa el de la mayor¨ªa de las oficinas e instalaciones industriales. De Mateo y Asensio-Wandosell, j¨®venes profesionales pertenecientes a una prometedora generaci¨®n que roza la cuarentena y que est¨¢ nutrida de inquietos y brillantes arquitectos, han sido consecuentes con estas ideas en obras anteriores como el Polideportivo Municipal de El Berrueco, situado al norte de la provincia de Madrid, en el que la limpieza constructiva del metal, los pl¨¢sticos y la madera producen un objeto c¨¢lido y leve, que se integra con absoluta naturalidad en su bello paisaje rural a pesar de tener una gran escala.
En esta segunda experiencia, materiales empleados en la arquitectura reciente: muros aislantes y transl¨²cidos de policarbonato, tarimas flotantes de tablero laminado y engomado, paredes de panel estratificado, puertas de metacrilato en color, techos el¨¢sticos de pol¨ªmeros tensados, o pasamanos de polietileno, se ponen al alcance de un presupuesto razonable y una ejecuci¨®n artesanal, dando una lecci¨®n de ingenio creativo que enlaza este proyecto con el atrevimiento experimentalista de la obra de Jean Prouv¨¦, los Eames, Alejandro de la Sota, o arquitectos alemanes de los a?os cincuenta muy estudiados por Asensio-Wandosell, como Egon Eiermann, Rudolf Scwartz o Paul Baumgarten. El propio uso del color puro como un elemento material que orienta, define e irradia energ¨ªa, recuerda el de Gerrit Th. Rietveld en la casa Schr?eder; y esa radicalidad se aplica incluso a implementos t¨¦cnicos comunes como interruptores, tomas de corriente o luminarias con control dom¨®tico, que siempre quedan invisibles al integrarse en los planos definidores del espacio. Tampoco aparecen las socorridas tabiquer¨ªas de placas de cart¨®n-yeso, utiliz¨¢ndose el material "grueso" s¨®lo en las losas de hormig¨®n de los forjados, que quedan vistas por su cara inferior, aunque matizadas por unos paneles de color algo ajenos al resto del planteamiento, porque proceden de una idea desvirtuada por los avatares de la construcci¨®n.
Una ¨²ltima mirada a esta obra es de inquietud, por la fragilidad de su propia cualidad innovadora, porque cualquier intervenci¨®n que no est¨¦ a su nivel ir¨¢ en su contra; y aunque se trate de una arquitectura flexible que admite los cambios sin necesidad de practicar demoliciones, exige un trato de calidad. Es la m¨ªnima consideraci¨®n que merece este singular invento, cuyas m¨²ltiples facetas eluden el juicio est¨¦tico, y hacen que cualquier comentario al respecto pueda parecer superficial o precipitado. Hay que escuchar varias veces una nueva melod¨ªa para que vaya adquiriendo sentido, y ¨¦ste es sin duda un edificio que ir¨¢n descubriendo en el d¨ªa a d¨ªa unos esforzados usuarios que obtendr¨¢n luz y transparencia en su terapia de esperanza. -
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