Amor, patolog¨ªa y desorden
Si la vida de Cervantes es cervantina y la de Kafka kafkiana, la de Fi¨®dor Dostoievski no podr¨ªa haber sido m¨¢s dostoievskiana. Naci¨® en Mosc¨² en 1821 y se cri¨® en un hospital, del que su padre era m¨¦dico, un hombre desp¨®tico, casado con una mujer enferma que muri¨® pronto. El padre se sumi¨® entonces en un alcoholismo violento dif¨ªcilmente compatible con la cercan¨ªa de un hijo, as¨ª que se lo quit¨® de en medio envi¨¢ndole a estudiar a San Petersburgo. Cuando ten¨ªa 18 a?os los siervos de una aldea propiedad de la familia, hartos de la brutalidad del amo, acabaron con la vida del m¨¦dico despu¨¦s de torturarle de modo salvaje. Su primer relato, escrito a los 20 a?os, tuvo un ¨¦xito considerable (de ese episodio se habla en este Diario de un escritor), pero los que siguieron a ¨¦se fueron un fracaso, y la gente se olvid¨® de ¨¦l. Particip¨® en una conspiraci¨®n liberal contra el zar Nicol¨¢s I, y despu¨¦s de ocho meses en la c¨¢rcel, le cay¨® una condena a muerte de la que fue indultado minutos antes de ser ejecutada. Se le conmut¨® por cuatro a?os de deportaci¨®n a Siberia, de donde regres¨® aquejado de una epilepsia que ya no le abandon¨® nunca, y se incorpor¨® a un regimiento de tiradores. Hasta su boda no pudo ser m¨¢s dostoievskiana: se cas¨® con una viuda pobre. Sus Recuerdos de la casa de los muertos (1861), que relataban su vida en el presidio, conmovieron al mismo zar Alejandro II. Ese libro le devolvi¨® la notoriedad. Ten¨ªa 40 a?os justos. Lo leeremos en este Diario: "El hombre en general est¨¢ hecho de tal manera que ama los sufrimientos que ha padecido", versi¨®n m¨¢s o menos libre de san Agust¨ªn: "Es malo sufrir, pero es bueno haber sufrido". Public¨® a continuaci¨®n las obras que le asegurar¨ªan un gran prestigio (Humillados y ofendidos, Crimen y castigo y El jugador), pero no la manutenci¨®n. Se muri¨® su primera mujer y a los pocos meses se cas¨® con una muchacha de 21 a?os; pero hasta este detalle, prometedor en otros, result¨® bien penoso: hubo de huir con ella, hostilizado por las deudas, y emprender una peregrinaci¨®n miserable por media Europa. Para que no faltara nada en el relato, la hija que tuvieron muri¨® al poco de nacer, y el escritor enloqueci¨® de dolor. En medio de su vagabundeo, public¨® El idiota, pero s¨®lo Endemoniados le permiti¨® alcanzar de nuevo el prestigio y el dinero que le devolvieron a su pa¨ªs. Fue a su regreso, en 1873, cuando empez¨® este Diario de un escritor, concluido en 1880, el mismo a?o, uno antes de su muerte, en que se public¨® Los hermanos Karamazov, que le vali¨® el favor popular y desplazar incluso a Turgu¨¦nev y Tolst¨®i en el primer puesto de las letras rusas.
Diario de un escritor
Fi¨®dor Dostoievski
Traducci¨®n de V¨ªctor Gallego
Alba. Barcelona, 2007
640 p¨¢ginas. 32 euros
Era necesario contar todo esto antes de abordar este libro, que no es en absoluto un diario, pero que tiene mucho que ver con su vida y con la vida. Podr¨ªamos llamarlo almanaque, aunque no es ni mucho menos un caj¨®n de sastre: en ¨¦l est¨¢n los que la cr¨ªtica considera sus tres mejores relatos, y muchos lo tienen, junto con Los hermanos Karamazov, por su obra maestra. Es un libro que s¨®lo pod¨ªa escribir no ya un escritor maduro sino un hombre experimentado. Era consciente del valor del conjunto, incluso, y lo public¨® por entregas en revistas y peri¨®dicos. "?De qu¨¦ voy a hablar?", se pregunta: "De todo lo que me llame la atenci¨®n y me haga reflexionar". Lo mismo de los viajes en tren o en barco que del caso de una mujer que arroja a su hijastro de seis a?os por una ventana, de una suicida o de un proceso judicial. O de locos. Muchos perturbados encontraremos en Dostoievski. Cr¨ªmenes, fren¨®patas, tribulaciones... Su prologuista y traductor, V¨ªctor Gallego Ballestero, que ha hecho un gran trabajo, nos asegura que la voz y el estilo de Dostoievski son en esta obra los de un hombre seguro de s¨ª mismo, y por tanto muy libre. Acaso por eso no oculta la ra¨ªz reaccionaria de algunas de sus opiniones. Es incluso, qui¨¦n lo dir¨ªa, un ironista. La iron¨ªa es, como se sabe, el lenguaje de los melanc¨®licos: "All¨ª no tendr¨ªa m¨¢s alternativa que escribir de modo comprensible, as¨ª que no s¨¦ qui¨¦n iba a leerme. Aqu¨ª, si quieres que la gente te lea, m¨¢s vale que escribas de modo incomprensible". Se dir¨ªa que hablaba de algunos escritores espa?oles de 2007. Y desde luego se le entiende siempre, en ese estilo suyo poroso y ¨¢rido, a menudo volc¨¢nico.
Hay tambi¨¦n aqu¨ª recuerdos, cr¨ªticas de libros (impresionan las que le dedica a Tolst¨®i, cuyos Infancia y adolescencia y Guerra y paz califica sin ambages de poemas)... y muchas historias an¨®malas y penales. Alguna le har¨¢ decir: "?Por qu¨¦ se me ocurre inventar esta historia tan inapropiada para un diario?... No s¨¦ qu¨¦ deciros. ?Ha podido suceder o no? En cualquier caso soy novelista y mi obligaci¨®n es inventar historias?". Claro que en ¨¦l se dir¨ªa que hemos pasado de los detalles exactos stendhalianos a los detalles mezquinos que convierten su realismo en la rama m¨¢s torturada del ¨¢rbol de la literatura fant¨¢stica.
Fue el primero en descubrir las tenebrosas sentinas del ser humano en l¨®bregos mon¨®logos. Como un Baudelaire en prosa pasado por Siberia. La inminente muerte de Dios pareci¨® dejarle al creyente Dostoievski el camino expedito para preguntarse por todos los desperfectos de f¨¢brica con los que el hombre llega a un mundo no menos averiado. A diferencia de Byron o Hugo, escritores que como ¨¦l llenaron su ¨¦poca, Dostoievski podr¨¢ descender en la consideraci¨®n colosal de que goz¨® tantos a?os, pero nunca desaparecer¨¢ porque tambi¨¦n en ¨¦l alienta la verdadera poes¨ªa. Nos la tropezaremos, aqu¨ª y all¨¢, en sus novelas y en esta variada miscel¨¢nea. Como cuando glosa las ¨²ltimas palabras del desdichado Werther, en las que este suicida se despide con tristeza de la Osa Mayor, que ya nunca volver¨¢ a ver. "?Por qu¨¦ se acuerda de esa constelaci¨®n en ese supremo instante?", se pregunta Dostoievski: "Porque comprende que su capacidad de sentir y pensar la belleza y el orden no es inferior a la belleza y el orden". Esto, dicho por quien se ocup¨® obsesivamente de la patolog¨ªa y de los des¨®rdenes, no deja de ser, a su manera, una hermosa y ordenada declaraci¨®n de amor a la vida. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.