Operaci¨®n Balboa
Hugo Ch¨¢vez recurre ya sin ning¨²n freno al improperio contra todo lo que le disgusta
El presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, parece haberse extendido a s¨ª mismo un cheque en blanco para decir lo que le d¨¦ la gana, cuando le d¨¦ la gana y contra quien le d¨¦ la gana. Su hom¨®logo colombiano, ?lvaro Uribe, ya hab¨ªa sido objeto de sus atenciones cuando ¨¦ste le retir¨® el pl¨¢cet para mediar ante la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Pero este fin de semana el autoproclamado l¨ªder bolivariano ha superado la barrera de la demagogia para formular una acusaci¨®n tan absurda como grave: Bogot¨¢ est¨¢ fabricando con la desconocida Operaci¨®n Balboa un casus belli para que Washington inicie acciones de guerra, con la presumible colaboraci¨®n colombiana, contra Caracas.
Uribe hab¨ªa pedido a Ch¨¢vez que hiciera de mediador ante las FARC para facilitar un canje humanitario, que deb¨ªa afecta a 46 rehenes de alg¨²n relieve social, en manos de los insurgentes. Pero lo que Bogot¨¢ interpretaba como injerencias constantes de Ch¨¢vez en sus asuntos internos indujeron al presidente colombiano a retirarle el pl¨¢cet mediador. Ch¨¢vez obtuvo a primeros de a?o de las FARC, a las que le une afinidad ideol¨®gica, la libertad de Clara Rojas y Consuelo Gonz¨¢lez, personalidades pol¨ªticas colombianas, lo que constituy¨® un indiscutible ¨¦xito. Y acto seguido pidi¨® a la Uni¨®n Europea que retirara la calificaci¨®n de terrorista a la fuerza guerrillera -que no cabe duda de que lo es-, as¨ª como que Bogot¨¢ le reconociera el estatuto de beligerante. La inevitable negativa de Uribe, que gobierna un Estado de derecho, es lo que ha desencadenado el ¨²ltimo desvar¨ªo del lenguaraz presidente.
El l¨ªder colombiano visit¨® la semana pasada Bruselas, Par¨ªs y Madrid. En la capital europea recab¨® la certeza de que no habr¨ªa lenidad con las FARC; en Par¨ªs, que el presidente Sarkozy no fuera tampoco indulgente para obtener la libertad de otra secuestrada, Ingrid Betancourt, que tiene tambi¨¦n la nacionalidad francesa; y en Espa?a, que ha elevado su nivel de cooperaci¨®n con Colombia, obtuvo el apoyo del presidente Zapatero. Parece que hall¨® satisfacci¨®n en todos los frentes, lo que pudo irritar a¨²n m¨¢s a un Ch¨¢vez que por momentos deja de ser un mero engorro diplom¨¢tico para convertirse progresivamente en un peligro p¨²blico latinoamericano.
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