Una guitarra amiga

Toquinho pas¨® 17 a?os sin tocar en Barcelona, pero est¨¢ recuperando el tiempo perdido a marchas forzadas. El viernes regres¨® al Palau por tercera vez en tres a?os y lo mejor y lo peor que puede decirse de su nuevo concierto es que fue un calco de los anteriores.

Bueno, exactamente id¨¦ntico no, porque esta vez no acudi¨® la pianista que tanto hab¨ªa animado las dos actuaciones precedentes. Nadie la ech¨® de menos porque el p¨²blico a quien quer¨ªa ver era a Toquinho. Y, como qued¨® claro, lo que quer¨ªa adem¨¢s era que Toquinho fuera id¨¦ntico a s¨ª mismo, sin novedades ni alteraciones de gui¨®n.

Y Toquinho cumpli¨® con creces. Toc¨® la guitarra con su maestr¨ªa habitual (soberbio su repaso a varios temas populares) y cant¨® con poca voz compensada con calor y sentimiento. Explic¨® las mismas an¨¦cdotas de siempre, record¨® a sus maestros (Vinicius de Moraes, Baden Powell, Tom Jobim) y amigos (Joan Manuel Serrat) y repas¨® toda la historia de la m¨²sica brasile?a contempor¨¢nea (Garota de Ipanema, Chega de saudade, Berimbau, Mahana de carnaval, etc¨¦tera) en un viaje sin sobresaltos, pero cargado de ritmo y, sobre todo, de ternura, que concluy¨®, como todo el mundo esperaba, con su eterna Acuarela.

La suya es una guitarra amiga con la que puedes pasar buenos momentos pero que, tras tanto tiempo de convivencia, ya sabes que no te provocar¨¢ ninguna sorpresa.