El hambre y las ganas de comer
Cipollini regresa al ciclismo a los 40 a?os de manos de un dise?ador de moda
"Pat¨¦tico, est¨²pido", dice, an¨®nimo, un amigo y ex colega de Mario Cipollini. "Qu¨¦ pena".
Mario Cipollini, 40 a?os, retirado desde el 26 de abril de 2005, regresa al ciclismo, a correr, a sprintar, que es lo suyo, y la noticia, m¨¢s all¨¢ de la perplejidad l¨®gica que despierta, no deja de ser una pura reducci¨®n qu¨ªmica, al absurdo, de la ¨²nica ley del ciclismo actual, un reflejo deformado, purificado, de la realidad, la ley del marketing: nada es lo que parece, sino lo que quiere parecer.
Se decide que el Tour Down Under, joven carrera de calentamiento que se ha corrido esta semana en Australia, forma parte del ProTour y es como si su ganador, el desconocido sprinter alem¨¢n Andr¨¦ Greipel, un corredor de Rostock, como Jan Ullrich, y f¨ªsico de Schwarzenegger, se hubiera impuesto en el Tour de Flandes. Se decide que ya no hay dopaje en el ciclismo y para demostrarlo cada equipo se gasta en an¨¢lisis, especialistas y controles lo mismo que sus figuras se gastar¨¢n en conseguir la farlopa y en los especialistas que se la administren en el mercado negro. Mike Ball, un dise?ador de vaqueros de lujo, de los que hace publicidad Victoria Beckham, decide que el ciclismo puede convertirse en Estados Unidos en un deporte de pijos y se monta un equipo profesional, pura imagen, y al frente coloca a Mario Cipollini, quien para redondear la faena asume los papeles de ciclista y m¨¢nager. El hambre y las ganas de comer. El rey de Rock & Republic y el rey le¨®n, el toscano que en sus mejores a?os de velocista consideraba ya m¨¢s importante la imagen que la sustancia.
Ha perdido 11 kilos en cuatro meses y sale en bicicleta seis horas al d¨ªa
"Mario regresa por dinero, no tiene ni un duro", cuenta el amigo an¨®nimo. "Le gusta llevar un buen tren de vida en M¨®naco, donde vive, pero hace a?os que no tiene ingresos. Adem¨¢s, la Hacienda italiana acaba de anunciar que mantiene una deuda de m¨¢s de un mill¨®n de euros".
Cipollini vuelve por dinero, pero ello no obsta para varias cosas.
La primera, y se lo reconocen hasta quienes no forman parte de su c¨ªrculo de palmeros, es que se lo ha tomado en serio, que desde septiembre pasado, cuando tuvo el primer contacto con Mike Ball, Cipollini se ha entrenado con ganas. "Desempolv¨¦ mis viejas tablas de entrenamiento y me puse a la faena con salidas de seis horas", explicaba en La Gazzetta dello Sport el campe¨®n del mundo de 2002. "Y en cuatro meses perd¨ª 11 kilos. Ahora estoy en 80".
La segunda es que regresa con grandes ideas para salvar al ciclismo, para conducirlo al estrellato en el nuevo milenio, y para ello ha firmado un contrato de cinco a?os, pero sus aspiraciones, su filosof¨ªa y sus ideas s¨ª que entran en contradicci¨®n con la pr¨¢ctica de su patr¨®n.
"Quiero que en 2009 el Rock Racing Time [una calavera su marchamo] sea el mejor equipo del mundo", anunci¨® Cipollini. "Vamos a trabajar con los j¨®venes y a fichar a Ivan Basso y a los hermanos Andy y Franck Schleck".
"No es as¨ª, no es as¨ª", responde Giovanni Lombardi, que fue lanzador del toscano en el Mundial y en su San Remo victoriosa, tambi¨¦n en 2002, y ahora es el m¨¢nager de los tres que citaba Cipollini. "Mario me llam¨®, me habl¨®, pero yo le dije bien claro que estos corredores no ir¨¢n con ¨¦l a la aventura americana. Adem¨¢s, los Schleck han renovado hasta 2010 con el CSC".
Y para demostrar que no es as¨ª, los fichajes de Ball, quien prepar¨® el a?o con Frankie Andreu -el ex corredor que proclam¨® que Lance Armstrong se dopaba, un profeta del antidopaje- como m¨¢nager, y al poco ofreci¨® el volante a Floyd Landis -sin ¨¦xito- y contrat¨® a Sevilla -180.000 euros y una casa en San Diego con coche en la puerta-, Botero y Hamilton, tres notorios personajes de la lista de la Operaci¨®n Puerto.
"Pero yo le he dicho a Ball que ¨¦stos no deben correr conmigo", precisa Cipollini, quien tambi¨¦n desfilar¨¢ en la pasarela con su l¨ªnea de ropa. En la lista de Eufemiano, Cipollini, que debutar¨¢ el 17 de febrero en la Vuelta a California, figuraba con el apodo de Pavarotti, seg¨²n public¨® la prensa italiana.
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