Los silencios del cardenal

Hay silencios c¨®mplices y tambi¨¦n, silencios clamorosos. Como los del cardenal y arzobispo de Valencia, Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco, a prop¨®sito de la investigaci¨®n centrada en la clonaci¨®n humana que el Gobierno de Francisco Camps impulsa en el Centro de Investigaci¨®n Pr¨ªncipe Felipe. El cardenal utiliza dos varas de medir a la hora de juzgar las actuaciones del poder pol¨ªtico.

Si hay algo que no se le puede negar a Garc¨ªa-Gasco es que tiene maneras de sumo sacerdote. El pasado martes, se rasgaba las vestiduras y arremet¨ªa de nuevo contra el Gobierno y la sociedad espa?ola durante la homil¨ªa pronunciada con motivo de la festividad de San Vicente M¨¢rtir. Dice Garc¨ªa-Gasco que "lo que es sagrado es la libertad, no el emperador" y que "la distinci¨®n entre Dios y el c¨¦sar es una gran aportaci¨®n cristiana al progreso y a la civilizaci¨®n". Cierto, pero para el cardenal no es lo mismo que el emperador sea Diocleciano, como el que persigui¨® a San Vicente, que George Bush, como el que destroz¨® Irak; ni que los c¨¦sares se llamen Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero o Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, Mariano Rajoy o Francisco Camps.

Asistimos, seg¨²n asegur¨® el cardenal, a un "intento de descristianizar la sociedad y la vida individual" para a?adir despu¨¦s que "produce espanto la perspectiva de una sociedad construida en el vac¨ªo moral donde todo puede ser legitimado: el aborto, la guerra, el terrorismo, la infidelidad, el enga?o y la traici¨®n". Vayamos por partes y veamos qui¨¦n legitima qu¨¦. Legitimaci¨®n del aborto: omite el cardenal algo tan obvio como que durante los ocho a?os en que gobern¨® el PP estaba vigente la misma ley, ante la que guard¨® un sumiso silencio. Guerra: deber¨ªa recordar el cardenal qu¨¦ Gobierno se sum¨® a la guerra de Irak y qu¨¦ Gobierno mand¨® retirar las tropas. Terrorismo: dada la desfachatez con la que unos usan a los muertos, es comprensible que alguien tenga la tentaci¨®n de responder haciendo una comparaci¨®n sobre el n¨²mero de v¨ªctimas en una y otra legislatura, aunque tampoco eso sea muy saludable para la democracia. Infidelidad: no es cuesti¨®n de contar el n¨²mero de ministros divorciados en los gabinetes de Aznar y de Zapatero, como hizo el gran Wyoming hace unos d¨ªas, pero desde luego el asunto tiene su gracia y no precisamente divina. Enga?o: si le sigue flaqueando la memoria al cardenal, habr¨¢ que recordarle qui¨¦n us¨® el enga?o de las armas de destrucci¨®n masiva. Traici¨®n: ?a qu¨¦?, ?al voto de pobreza?, ?a qui¨¦n?, ?a los que se les niega el derecho a protegerse del sida?

Ahora, el Gobierno de Camps impulsa una investigaci¨®n que sigue la misma t¨¦cnica que el PP prohibi¨® desarrollar a Bernat Soria cuando buscaba una alternativa terap¨¦utica para la diabetes. Entonces la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre era algo absolutamente condenable, ahora el cardenal se lava manos y toda la reacci¨®n del arzobispado se ha limitado a una t¨ªmida condena por parte de un instituto de la Universidad Cat¨®lica. ?Por qu¨¦ calla ahora el cardenal?

El arzobispo ha dado ¨®rdenes a todas las parroquias para que se cumpla el deseo de Camps de que el pr¨®ximo s¨¢bado las iglesias de la di¨®cesis volteen las campanas en honor del rey Jaume I, de cuyo nacimiento se cumplen ochocientos a?os. Luego se celebrar¨¢ un solemne ted¨¦um en la catedral y el cardenal bendecir¨¢ con cari?o a su c¨¦sar.