Los pies en la tierra
Frecuentemente, los que discrepamos sobre el proyecto de Gran Scala somos acusados de no tener los pies en la tierra. De ser, una vez m¨¢s, los que, como siempre tambi¨¦n, nos atrincheramos en posturas conservacionistas y reaccionarias ante el progreso. Y es cierto. Son otros y no nosotros los que han afianzado fuertemente sus pies en las tierras monegrinas. Y el prototipo de progreso que ofrecen nos produce desconfianza y rechazo.
La espiral especuladora dispara el valor de la tierra hasta 30.000 euros la hect¨¢rea que antes se pagaba entre 1.500 y 2.500. Este mismo desajuste del precio de la tierra provoc¨® el rechazo del mismo proyecto en Dubai. Cinco parques tem¨¢ticos, 1 campo de golf, 31 casinos y 70 hoteles es la propuesta de los promotores, pero todav¨ªa no hemos escuchado si los hipot¨¦ticos puestos de trabajo contar¨¢n con las mismas condiciones laborales que las de los trabajadores de Las Vegas, en cuyo caso hablamos de trabajo precario no cualificado.
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