De puntillas por el campo
Los arquitectos Rivera y L¨®pez reciclan en Navarra la idea de hotel

Las lamas de madera que componen la fachada del hotel Aire, en el Cierzo, son recicladas de las cajas para recoger la verdura y la fruta de la zona, a tres kil¨®metros de Tudela. Las cabinas de las 22 habitaciones son prefabricadas y tambi¨¦n reciclables.
Pero lo m¨¢s reconvertido de este proyecto, lo que m¨¢s respira una nueva vida, es la idea misma de hotel. Lejos de ser un refugio de paso, aqu¨ª las habitaciones son espacios para contemplar el entorno exterior, un entorno barrido por el viento y convertido m¨¢s en horizonte que en paisaje. Ese viento que azota la zona es el que hizo pensar a los arquitectos M¨®nica Rivera y Emiliano L¨®pez que para estar de verdad en el lugar, para poder observarlo con tranquilidad, lo mejor era encerrarse. De ah¨ª las cabinas, de ah¨ª los jardines peque?os parapetados por la fachada de lamas que detiene el viento pero deja pasar el aire. De ah¨ª la idea de asentarse en el paisaje como si la propia arquitectura, adem¨¢s de los hu¨¦spedes del hotel, estuviera tambi¨¦n de paso.
Aunque este albergue (m¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina web www.airedebardenas.com), a medio camino entre un campamento y un motel, camine de puntillas por el campo, sus autores, Emiliano y M¨®nica, no est¨¢n de paso. Hace siete a?os que abrieron estudio en Barcelona. Ven¨ªan de la Universidad de Harvard, donde hab¨ªan completado estudios, y donde se hab¨ªan conocido. Rivera (Puerto Rico, 1972) estudi¨® Bellas Artes antes de convertirse en arquitecta. L¨®pez (Argentina, 1971) estudi¨® Historia del Arte cuando ya era arquitecto. El resto ha sido caminar de puntillas, con cuidado y con pocas prisas. Es evidente que no estamos ante arquitectos cartesianos ni ante creadores acostumbrados a correr en l¨ªnea recta. Los meandros de las rutas menos habituales se aprecian en sus dise?os. Seguramente hay dos maneras de intentar lograr objetivos. Una consiste en dar a todas las pelotas. En lanzar ciega y vorazmente convencidos de que alguna, seguramente muchas, caer¨¢ en su sitio. La otra radica en elegir la pelota con cuidado, estudiar el juego y lanzarla con precisi¨®n. Estos arquitectos, que dan clase de proyectos en la Universidad Rovira i Virgili (Emiliano) y en la Escuela de dise?o Elisava (M¨®nica), lanzan sus propuestas con una precisi¨®n que sorprende. En un solo proyecto, uno cualquiera de los que han firmado -viviendas unifamiliares que sacan jugo al garaje y ayudan a convivir con un coche, pisos de protecci¨®n oficial capaces de exprimir los 45 metros cuadrados de un apartamento como si fueran los de un loft (Premio COAC) o este hotel navarro vecino del parque natural de las Bardenas Reales-, en cualquiera de esos trabajos despliegan, sin ruido, sus dotes para la arquitectura, el paisajismo y hasta el dise?o de muebles. Est¨¢n preparados para cualquier ¨¢mbito de la disciplina.
No es extra?o que sea cuando consiguen explotarlos todos cuando m¨¢s logran brillar. As¨ª, asistir c¨®modamente a una puesta de sol en un paisaje des¨¦rtico, como el de las Bardenas, o vivir en un piso de protecci¨®n oficial pueden ser experiencias que, parad¨®jicamente, dejan huella en quien las disfruta. Lo contrario de lo que los arquitectos Rivera y L¨®pez pretenden hacer con los lugares en los que sus edificios se asientan con cuidado, temerosos del ruido, casi, s¨®lo casi, como si llegaran de puntillas.
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
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