Burgues¨ªa de Internet
?Qu¨¦ es Nicolas Sarkozy -y no ?qui¨¦n es?, lo que no est¨¢ demostrado que sea de particular inter¨¦s-, ese presidente que, a todas luces, se cree capaz de interpretar tantos papeles al mismo tiempo? ?Es el precursor de una nueva concepci¨®n francesa de hacer pol¨ªtica? ?Una versi¨®n garbancera del general De Gaulle, que osa poseer, tambi¨¦n, una cierta idea de Francia? O, simplemente, ?un despistado may¨²sculo que se ha equivocado de hora y de pa¨ªs y que cuando se despierte va a comprobar que la naci¨®n a la que dijo "estar seduciendo" lo despide a patadas, como al ga?¨¢n que, entonces, todo el mundo dir¨¢ que siempre ha sido?
Por lo pronto, est¨¢ claro que su idea de la pol¨ªtica es radicalmente diferente a todo lo que se hab¨ªa conocido al norte de los Pirineos. Ha organizado una corte en la que se celebra el culto de Sarko, o de Nicol¨¢s I como ironiza en un libro de reciente aparici¨®n el Goncourt Patrick Rambeaud, a extramuros de la cual piafan los sark¨®-fobos y hasta los sark¨®-fagos, y ya en alguna deliberada lejan¨ªa de ese Versalles medi¨¢tico emiten su docta palabra los sark¨®logos, pero lo ha hecho de forma radicalmente distinta a sus predecesores. De Gaulle consent¨ªa pero hac¨ªa como si esa corte no existiera; Pompidou la prefer¨ªa en forma de tertulia de amigos; Giscard la organizaba en forma de tabla meritocr¨¢tica; Mitterrand manten¨ªa una doble distancia, en p¨²blico y en privado, para jugar a la esfinge; Chirac guardaba las formas, pero en el cuerpo a cuerpo quer¨ªa convencer de que era uno de los nuestros; Sarkozy, a diferencia de todo lo anterior, no distingue entre dentro y fuera, todo en ¨¦l es un continuum de la pol¨ªtica desarrollada por otros medios, y, por ello, los programas de gobierno tanto valen para su exposici¨®n parlamentaria como para escenificarlos en ruedas de prensa, en un todo amalgamado como si fuera una ¨²nica materia prima: las vacaciones pagadas por un multimillonario sin costo para el erario p¨²blico, el anuncio de que puede que se case con una figura del mundo del espect¨¢culo, o el conjunto de proposiciones de ley con las que espera convertir a Francia en un Estado plenamente capitalista, especialmente en lo que ata?e al empleo de Estado. Y esas grandes maniobras se celebran en medio de una saturaci¨®n del espacio medi¨¢tico, como si el presidente fuera el decorado imprescindible de todos los paisajes.
?No ser¨¢ el cargo o la funci¨®n, m¨¢s que el contenido, lo que denota la esencia del 'sarkozysmo'?
En medio de la saturaci¨®n del espacio medi¨¢tico, el presidente parece el decorado imprescindible
Hay quien afirma que eso significa el fin de la pol¨ªtica, su banalizaci¨®n como medio de gobierno, de manera que antes que c¨¢maras elegidas haya plaza p¨²blica televisada y s¨®lo se acuda al Parlamento una vez valorada la reacci¨®n del p¨²blico, raz¨®n por la cual hay tambi¨¦n -el escritor y periodista Jacques Julliard- quien, contrariamente, sostiene que nos hallamos ante una idolatr¨ªa de la opini¨®n, a la que constantemente se est¨¢ consultando. ?Habr¨¢ una nueva burgues¨ªa de Internet, dispuesta a apoyar a un gobernante tan globalizado, como para que su vida sea una sola representaci¨®n, p¨²blica y privada, sin entreactos ni final, como es el propio medio electr¨®nico? El comentarista norteamericano William Pfaff, que se declara "cat¨®lico de izquierda" y es vecino de Par¨ªs, aventura, sin embargo, que el presidente puede causar "una cierta incomodidad a una ciudadan¨ªa que le ve demasiado".
?Ha cambiado tanto Francia o Sarko ha le¨ªdo tan sabiamente las runas del cambio como para que el pa¨ªs acepte lo que ayer habr¨ªa merecido su m¨¢s virulento anatema? Su prometida, la ex modelo y puede que a¨²n cantante Carla Bruni, protagoniza estas fechas el anuncio publicitario de un coche que se est¨¢ pasando en las televisiones europeas, para el que es evidente que la firma automovil¨ªstica no habr¨ªa solicitado su concurso si no pareciera que est¨¢ a punto de convertirse en la nueva primera dama de Francia. ?D¨®nde queda el deportivo desapego de las cosas materiales que los notables franceses, aunque no sepan qui¨¦n es Ortega, han exhibido hist¨®ricamente en su vida p¨²blica? ?No ser¨¢ el cargo o la funci¨®n m¨¢s que el contenido, lo que denota la esencia del sarkozysmo? Prestidigitador o son¨¢mbulo, Nicolas Sarkozy, hijo de h¨²ngaro, casado en anteriores nupcias con una se?ora descendiente de espa?oles y pareja estable de una oriunda de la pen¨ªnsula It¨¢lica, ha incendiado de histeria los medios de comunicaci¨®n franceses. ?Asistiremos en su mandato a un duelo entre la Francia eterna y esa presunta nueva burgues¨ªa -sarkozysta- de Internet?
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